El calor 'empuja' la primavera en Zaragoza
La floración del ‘Prunus cerasífera variedad pisardi’ o ciruelo rojo se ha adelantado casi un mes con respecto al año pasado.
Hace un año, justo por estas fechas, la ciudad lucía de una manera bien distinta. Y es que hace 12 meses Zaragoza daba la bienvenida a una colorida y bonita primavera de la mano de nuestro ‘Cherry Blossom’ o festival de la floración maño. Como es habitual como antesala de la primavera, durante apenas dos semanas, resulta común encontrar a viandantes que se detienen ante la florida estampa que regalan estos ejemplares de ciruelo rojo -‘prunus pisardi’-, y, en ocasiones, algún que otro ejemplar de almendro, olmo e incluso fresno que se esconden por la ciudad.
Sin embargo, el cambio climático va dejando su huella, y, según sostienen los expertos, podría estar provocando que la floración de algunos de estos árboles, entre ellos los rosados, se adelantase un mes con respecto a la floración del año pasado. Algo que entraría dentro de su calendario, pero que poco o nada tiene que ver con la realidad a la que estamos acostumbrados en Zaragoza.
Sin embargo, esto se ha traducido en que el tradicional paseo que año tras año lleva por varios puntos de la ribera del Ebro buscando el característico colorido rosa de estos ejemplares -desde el barrio de Las Fuentes hasta el puente de Hierro-, el paseo de la Gran Vía o Fernando El Católico, así como algunos rincones perdidos del Parque Grande José Antonio Labordeta, o por ciertas calles de Las Fuentes, como Figueras o Rusiñol, este año luzcan algo distinto.
Si bien es cierto que son muchas las publicaciones que señalan al cambio climático como posible causa -de hecho ya en el año 2011 la Fundación ECODES publicaba un estudio que afirmaba que éste estaba “adelantando la primavera dos días cada decenio”-, los expertos aseguran que no se puede generalizar.
“Habría que estudiar caso por caso y especie por especie para poder constatar si el cambio climático ha podido inferir algún tipo de adelantamiento en la floración de esta especie”, señala Natxo Piedrafita, arborista y ambientólogo zaragozano, miembro de la Asociación Española de Arboricultura y fundador de Treecologic, empresa especializada en la asesoría de arboricultura. De hecho, lo que ocurrió el año pasado es que la primavera llegó con retraso.
Claro está, hacen falta estudios que demuestren y constaten lo que está ocurriendo. “Sea como sea, tanto lo ocurrido el año pasado, que fue extraordinario, como estos cambios, demuestran que es necesario monitorizar de manera rigurosa la evolución de estos ejemplares para ver qué está ocurriendo, no solo la floración, sino los meses anteriores que suelen ser condicionantes de los sucesos posteriores”, advierte el experto.
Fugaz, pero hermoso
Y es que, explica, sería necesario conocer la fenología -ciencia que estudia los fenómenos biológicos que varían según los ritmos estacionales y el clima- de cada una de estas especies. “Lo que está claro es que hace tiempo que diversos estudios y expertos de todo el mundo confirman que se está produciendo un adelantamiento precoz en la floración de ciertas especies”, asevera. No obstante, como advierte Piedrafita, cada año las condiciones climatológicas son distintas, y han de tenerse en cuenta tanto las horas de sol, como los otoños e inviernos previos.
Este año es cierto que la floración ha sido fugaz, pero este fin de semana en algunos rincones de Zaragoza todavía se podían encontrar varios ejemplares de ‘prunus cerasífera variedad pisardii’ o ciruelo rojo que se resistían a apagarse del todo. Además, estos ejemplares suelen marcar el inicio de la primavera y dar paso a otras especies que pronto comenzarán su apogeo.
