El Pelao sale de la cárcel de Zaragoza después de 10 años y vuelve antes de un mes

Una grabación y una sudadera han sido claves para probar que al violento delincuente le pudo el instinto y volvió a delinquir a los 20 días de pisar la calle.

Una cámara de seguridad permitió ver que ladrón llevaba una sudadera característica, que luego se halló en casa del Pelao.
Una cámara de seguridad permitió ver que ladrón llevaba una sudadera característica, que luego se halló en casa del Pelao.
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No ha cumplido todavía los cuarenta, pero sus antecedentes policiales ya rondan esta abultada cifra. El Pelao, alias por el que se conoce al peligroso delincuente José Luis G. N., llevaba diez años preso en la cárcel de Zuera. Sin embargo, ha sido salir y volver a las andadas. Tanto es así, que no ha durado ni un mes en libertad. Puede que fuera el instinto el que a los 20 días de pisar la calle le impulsara a volver a delinquir. Lo que ocurre es que no eligió bien a la víctima y fue a ‘secuestrar’ a un miembro de la Policía Nacional. De cuatro patas y con el olfato adiestrado para localizar drogas y billetes, pero entregado de igual manera al servicio público.

El fallo de cálculo le costó al delincuente otra orden judicial de ingreso en prisión. Y el sindicato JUPOL acaba de personarse ahora en la causa por el robo del agente canino, un pastor belga bautizado como Zorro. Su objetivo es intentar que el Pelao pase otra larga temporada entre rejas, ya que se le imputan hasta cinco nuevos delitos. Las diligencias se instruyen en el Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza y todo apunta a que el juicio no tardará en señalarse.

No parece que el delincuente vaya a tener fácil su defensa, ya que la Policía cuenta con pruebas de cargo importantes. Entre ellas, varias grabaciones de las cámaras de seguridad de la guardería donde pernoctaba el can de la Policía el pasado 8 de enero, cuando consiguieron llevárselo. En ellas puede verse como a las 3.11 un encapuchado salta la tapia y deambula por las instalaciones. Ocultaba su rostro para no ser identificado, pero llevaba puesta una sudadera muy característica que los investigadores lograron localizar posteriormente durante el registro de su vivienda.

La Policía localizó en casa del Pelao la sudadera que aparece en las grabaciones.
La Policía localizó en casa del Pelao la sudadera que aparece en las grabaciones.
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Tenía atemorizados a los vecinos 

El Pelao empezó a delinquir a una edad temprana. Siendo un veinteañero, ya tenía atemorizados a muchos vecinos de los barrios del Actur y Movera, ya que su especialidad por aquel entonces eran los robos con violencia e intimidación. La Policía lo consideraba un ladrón extremadamente violento. Prueba de ello, el hecho de que en junio de 2006 llegara a movilizar a los Grupos de Operaciones Especiales (GOES) para detenerlo. Lo consiguieron, pero José Luis G. N. no acostumbraba a poner las cosas fáciles.  

Cuando se encontraba en el juzgado de guardia de Zaragoza para tomarle declaración, no dudó en saltar el mostrador y darse a la fuga. Apenas media hora después, la Policía conseguía volver a echarle el guante. Circunstancias todas estas que llevaron al juez a enviarlo a prisión, de donde estuvo entrando y saliendo durante unos años, en los que se le abrieron diligencias ya no solo por robos violentos o con fuerza, sino también por delitos de resistencia, daños, amenazas o contra la administración de Justicia.

Su pareja llegó al Servet aterrada

Del carácter agresivo e intimidador del Pelao saben bien las personas de su entorno más próximo. Por ejemplo, la joven con la que mantenía una relación en 2012, quien acudió una noche a urgencias del hospital Miguel Servet literalmente “aterrada”. Así lo confesó ella misma a los médicos, después de que estos llamaran a la Policía porque el Pelao había montado allí una bronca. Del miedo que le tenía, la mujer llegó a esconderse en los baños del hospital. 

Según el atestado policial, cuando la encontraron, era tal su estado de nerviosismo que “no podía ni articular palabra”. Una vez más relajada, explicó a los agentes que este hombre llevaba semanas golpeándola, amenazándola con cuchillos y obligándola a llevar a cabo prácticas sexuales que ella no consentía. La víctima dijo temer por su vida y lo cierto es que se la valoró después en situación de riesgo extremo.

Las explicaciones de esta joven hicieron que el Pelao acabara otra vez detenido. Entró en prisión el 7 de enero 2013 y no volvió a salir hasta el pasado 19 de diciembre de 2023. Iba a durar poco fuera, ya que su nueva especialidad, el robo de perros adiestrados valorados en varios miles de euros le ha pasado factura.

Ni la Fiscalía ni el abogado de Jupol, Marco Antonio Navarro, han presentado todavía sus escritos de calificación por los delitos que costaron al Pelao la vuelta a prisión, pero las diligencias penales están muy avanzadas y todo apunta a que lo harán pronto. 

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