Juzgan por tráfico de drogas a la mujer que encargó matar a la pareja de su marido en La Muela

Dolores H. J. lanzó dos paquetes con 402 gramos de heroína por la ventana al dar una pareja de la Guardia Civil el alto al vehículo en el que viajaba.

Dolores H. J. y Juan José A. B. durante el juicio que se celebró este lunes.
Dolores H. J. y Juan José A. B. durante el juicio que se celebró este lunes.
Oliver Duch

En la noche del 8 de octubre de 2022 mientras circulaba por la N-125 desde Miralbueno a Garrapinillos, al llegar a la rotonda en la que desemboca el camino de Bárboles, Juan José A. B., que viajaba junto a Dolores H. J. no respetó la preferencia de paso justo cuando por ella se encontraba circulando una patrulla de la Guardia Civil que ante la infracción les dio el alto. Acto seguido y mientras los agentes se acercaban a su vehículo por la ventana del copiloto se arrojaron dos paquetes que contenían 402,75 gramos de heroína. La Fiscalía solicita para ella cuatro años de cárcel y para el segundo, seis por la agravante de reincidencia, ya que tiene antecedentes por delitos contra la salud pública.

No es ni mucho menos la primera vez que Dolores se sienta en el banquillo de los acusados y tampoco la única causa que tiene ahora mismo pendiente. En julio de 2020, según figura en el atestado y quedó plasmado en el escrito de la Fiscalía, encargó a un sicario el asesinato de la pareja del que hasta tres años antes había sido su marido y con el que tiene once hijos en común. La mujer fue atacada en La Muela con la pata de madera de una mesa y solo la intervención de los vecinos que en ese momento se encontraban en la calle impidió el crimen. Por ese caso se enfrenta a penas que suman hasta doce años de prisión por los delitos de homicidio en grado de tentativa y amenazas.

Tanto Dolores como Juan José defienden no tener conocimiento de los paquetes de heroína hasta el momento en el que fueron arrojados por la ventanilla y culpan al otro. Hasta el momento del alto dado por las dos motocicletas de la Guardia Civil, concretamente del Seprona, las versiones de ambos son coincidentes en líneas generales. Al parecer, Dolores, una mujer septuagenaria, llamó a Juan José para que le ayudase a buscar a su hija María José, con la que tenía una estrecha relación -la madre asegura que habían sido novios y él habla de gran amistad- dado que se había marchado de casa tras una discusión.

Llegados a la rotonda, Juan José, que la había recogido en la esquina de una calle cerca de su domicilio, no vio bien a los agentes por lo que uno de ellos, siguiendo el protocolo, le adelantó para cruzarse y detener la marcha. En este punto, Dolores indica que fue Juan José quien le dio los paquetes y que ella los arrojó por no saber lo que era y ante el susto de que les hubiese parado la Guardia Civil, mientras que Juan José defiende no haber visto nunca ese bulto y que es imposible que se lo pasase al mantener en todo momento las manos sobre el volante siguiendo las indicaciones del agente que se acercó a su ventanilla.

Este guardia le dijo a la mujer al ver que iba a tirar una bolsa que no lo hiciese. Al mismo tiempo, su compañero situado al otro lado del coche observó cómo se arrojaba lo que en principio pensó que era basura. Fue al recoger los bultos cuando se dio cuenta de que se trataba de droga.

Cada una de las dos abogadas defensoras -Soraya Laborda en el caso de Dolores y Araceli Sebastián en el de Juan José- piden la absolución de sus clientes.

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