sucesos

Un camionero se juega la cárcel por una distracción que costó tres vidas en Zaragoza

El transportista embistió al coche de una familia cuando estaba detenido en un semáforo en tramo en obras de la N-II. 

El accidente de Pina de Ebro se cobró la vida de tres personas.
El turismo de la víctimas y la cabina del camión se incendiaron tras la colisión.
DPZ

Un juzgado de Zaragoza sentará la próxima semana en el banquillo de los acusados al camionero Hernán A. V. por una distracción que costó tres vidas, la del matrimonio formado por Gabriel I. P., de 74 años, y Mª Josefa    L. M., de 71, y la de la madre de esta última, Florentina M. D., de 93 años. El accidente en el que fallecieron se produjo sobre las dos de la tarde del 22 de noviembre de 2022 cuando la pareja y la anciana se desplazaban en coche por la N-II. A la altura de Pina de Ebro, un semáforo en rojo en un tramo en obras les obligó a detenerse. No hizo lo mismo el transportista que circulaba detrás de ellos, quien ignoró    todas las señales que desde 1.600 metros antes le estaban obligando a reducir la velocidad y terminó arrollando al Renault Kadjar de esta familia.

La virulencia del choque fue tal que el tráiler arrastró al coche unos 50 metros por la calzada. Con tan mala suerte, que la fricción de la carrocería con el asfalto propició que el depósito de combustible ardiera y el vehículo acabara completamente calcinado. Justo delante del turismo de los fallecidos se encontraba detenido un camión cisterna cargado de gasóleo conducido por Javier M. L., quien también resultó lesionado y se ha personado en la causa. De hecho, su abogado reclama por sus daños una indemnización de 10.000 euros. El único que salió ileso fue el causante del siniestro, quien reconoció durante su declaración ante el juez instructor que se encuentra en tratamiento psiquiátrico y psicológico para intentar superar lo sucedido.

Por sus trágicas consecuencias, este fue sin duda uno de los siniestros de tráfico más graves registrados en los últimos años en las carreteras de Zaragoza. Y su responsable podría acabar ahora entre rejas, ya que se le acusa de tres homicidios por imprudencia grave y un delito de lesiones. La Fiscalía pide para él cuatro años de prisión y la retirada del carné, pero los familiares de las tres víctimas mortales elevan la petición de cárcel a seis años.

El acusado tendrá oportunidad de explicar en el juicio por qué no pudo frenar a tiempo y evitar la tragedia. Por el momento, lo que ha declarado el propio investigado es que conocía la ruta y estaba al corriente de las obras en la N-II. Sin embargo, por causas que no logra explicar y que achaca a una supuesta pérdida momentánea de la consciencia, terminó arrollando al turismo que le precedía, que acabó en llamas. Según manifestó Hernán A. V., se quedó literalmente «en blanco» y no fue capaz de reaccionar y pisar antes el freno.

El camión que causó el accidente, que transportaba paquetería de la compañía Seur, tenía asegurada la cabeza tractora con Generali Seguros y el remolque con Mapfre. La primera consignó ya 212.585 euros para indemnizar a los hijos de las víctimas, mientras que la segunda depositó otros 91.108. En cualquier caso, será el magistrado en su sentencia quien determine si todas las responsabilidades civiles están o no cubiertas.

El tacógrafo del tráiler se quemó 

No solo el coche en el que viajaba el matrimonio y la madre de ella fue pasto del fuego. Por la virulencia del choque, este quedó enganchado a la cabina del tráiler causante del siniestro, que también acabó calcinada. Por ello, a los investigadores de la Guardia Civil de Tráfico les resultó imposible acceder al tacógrafo para comprobar las horas que llevaba conduciendo el acusado y si había respetado los tiempos de descanso. Porque todo apunta a un exceso de fatiga.

La destrucción del tacógrafo tampoco ha permitido precisar la velocidad exacta a la que se desplazaba la cabeza tractora MAN, modelo TGX, conducida por el acusado, en el momento del impacto con el turismo de la familia fallecida. En cualquier caso, el atestado del accidente dejó claro que Hernán A. V. conducía «sin cumplir las más elementales normas viarias», ya que su velocidad no se adaptó a las características de la carretera y tampoco guardó la distancia de seguridad respecto al vehículo que le precedía. Las señales, «debidamente colocadas», le obligaban a reducir a 80 km/h, 60 km/h y 40 km/h.

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