Reclaman 5.000 € al preso que destrozó una habitación de un hospital de Zaragoza por no darle tabaco

El reo ingresó por haberse tragado unas cuchillas y se enfadó con otro interno porque no le consiguió tabaco. 

Imagen de cómo quedó la habitación del módulo penitenciario del Hospital Miguel Servet.
Imagen de cómo quedó la habitación del módulo penitenciario del Hospital Miguel Servet.
Heraldo

Brahim C., de 34 años, dejó huella en el módulo de seguridad del Hospital Miguel Servet de Zaragoza y no precisamente como buen paciente, sino porque destrozó a golpes el tabique que le separaba de otro recluso con el que se enfadó por no conseguirle tabaco. El interno, procedente de la cárcel de Daroca, causó desperfectos por importe de 5.000 euros, que ahora le reclama la Fiscalía. También solicita que sea condenado a una pena de 12 meses de multa, a 10 euros diarios, es decir, 3.600.

El incidente que alteró la vida de esta planta del hospital se produjo el 3 de octubre pasado. Brahim C. ingresó cerca de las once de la noche para extraerle unas cuchillas que decía haberse tragado en su celda de la cárcel de Daroca donde cumplía condena por robo. Al poco de llegar comenzó a discutir con Florin M. T., otro preso que estaba en la habitación contigua del módulo penitenciario.

Imagen de cómo quedó la habitación del módulo del área de seguridad del Hospital Miguel Servet.
Imagen de cómo quedó la habitación del módulo del área de seguridad del Hospital Miguel Servet.
Heraldo

A gritos, le estuvo exigiendo que le consiguiera tabaco a través de los policías que lo custodiaban. De los gritos pasó a las amenazas y de estas a los golpes. Empezó rompiendo los enseres de su habitación –dos sillas, las puertas y las mangueras de oxígeno– y terminó reventando el tabique de pladur que dividía las dependencias. 

En sus diligencias, los policías hicieron constar que, a través de las cámaras, vieron cómo golpeaba la pared con la camilla hasta hacer un agujero por el que pasó varias veces a la otra habitación. Los agentes temieron por la integridad de Florin M. T., de 53 años, y lo sacaron del cuarto para protegerlo.

Los policías se vieron obligados a pedir refuerzos y se llegaron a juntar una decena para tratar de convencer a Brahim C. de que depusiera su actitud. No lo consiguieron en un principio y el preso se soliviantó aún más y lanzó graves insultos y amenazas de muerte contra ellos. Al ver que, además, el interno había cogido un objeto punzante procedente de los restos de los destrozos, un oficial de Policía le explicó que iban a entrar armados con cascos, escudos y una pistola eléctrica (material que establece el protocolo para estas intervenciones). 

Esta información y las advertencias de las consecuencias que podía tener para él hicieron que desistiera de su actitud, arrojara el objeto y se tumbara en el suelo con los brazos en cruz. En ese momento, los policías entraron y lo arrestaron sin que opusiera resistencia ni causara lesiones.

Esa noche los médicos tuvieron que medicarlo en dos ocasiones hasta que se tranquilizó y, finalmente, quedó en una cama psiquiátrica con contención mecánica. Después, fue denunciado por un delito de daños, del que le asiste la abogada Carmen Sánchez.  

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