Juego de pistas por los rincones más ocultos de la basílica de Santa Engracia

Cien personas participan a lo largo del sábado en 'Escape Basilic', organizado por la Cofradía de Jesús Camino del Calvario junto con la parroquia. 

En busca de un tesoro con Escape Basilic por los lugares más recónditos de la basílica de Santa Engracia
En busca de un tesoro con Escape Basilic por los lugares más recónditos de la basílica de Santa Engracia
Guillermo Mestre

"Ha sido muy emocionante ver la basílica de Santa Engracia como nunca la había visto ni me podía imaginar". Pilar se ha venido con parte de la familia -su hija con su novio, su hermana y su sobrino- a participar en 'Escape Basilic', el juego de pistas que, durante todo el sábado, llena este templo zaragozano de atentos grupos de personas dispuestas a descubrir misterios. Una oportunidad única de acceder a lugares habitualmente vedados al público, como el campanario, la parte superior de la bóveda o los túneles que parten de la cripta. 

Pista tras pista, también es "una manera de volver a conocer -destaca esta participante- la historia de Santa Engracia", mártir que perdió la vida en la persecución a los cristianos en la Caesaraugusta romana. Hay datos que no se les olvidarán nunca porque han resultado clave para localizar el tesoro escondido. 

La idea de organizar esta exitosa actividad que ha sembrado de misterio y renovado el interés por este enclave zaragozano partió de la Cofradía de Jesús Camino del Calvario. Hace cuatro años ya habían hecho una 'escape room' 'piloto', solo para hermanos de la cofradía, y "ahora se ha querido recuperar, ampliándola, con un recorrido más potente y mayor complejidad", indica Javier Gómez, hermano teniente de la cofradía. Llevan casi dos meses preparándolo, "inventando acertijos y pruebas". La acogida del público constata que ha merecido la pena. 

En poco tiempo se completaron los once grupos que, a lo largo de todo el sábado 4 de noviembre, día posterior a la fiesta de Santa Engracia, celebrada el viernes, han participado en esta experiencia que es "una mezcla entre 'escape room' y yincana". 

En total, han rastreado la basílica en busca del tesoro oculto cien personas, en grupos de niños de 7 a 10 años, familias, adultos y jóvenes de entre 15 y 25 años, adaptando el nivel de complejidad en cada caso. 

Esta novedosa actividad ha encontrado toda la colaboración de la parroquia. "Somos una parroquia de puertas abiertas", señala Santiago Aparicio. El párroco destaca que muchas personas "vienen a celebrar la fe, a realizar actividades pastorales o caritativas, pero queríamos ofrecer también, junto a otras actividades culturales, una actividad más lúdica".

Y la acogida ha sido "impresionante, al igual que a las visitas guiadas", pero una 'escape room' es "siempre más llamativa porque es algo que no se espera encontrar en un templo y nosotros lo que queremos es llegar a la gente, que conozcan este lugar y lo que representa; se puede hacer de muchos modos, también jugando". Por un día, con gente de todas las edades revoloteando en busca de pistas hasta dentro de los confesionarios.

A algunas personas que, como Ana Belén, nunca han participado en una 'escape room' lo que les ha hecho apuntarse es precisamente que el escenario sea la basílica. En otros casos, una fan de estos juegos de pistas como Sonia, ha 'liado' a sus compañeras de trabajo, Marian y Susana. "Es una actividad muy chula", comentan.

Una Santa Engracia del siglo XXI

Todo el grupo se arremolina en el patio lateral para dar comienzo a la aventura. Un total de 20 personas voluntarias acompañan durante todo el día los pasos de los diversos grupos. Chus, Susana, Visi y Carmen serán las guías de este, siempre dispuestas a echar un cable si hace falta. "Ánimo, y que penséis mucho para llegar al tesoro", les recomiendan. Pero, para sorpresa de los participantes, los mejores consejos se los da, desde una proyección, un avatar de Santa Engracia: "Cada detalle es crucial, que la emoción y la intriga os guíen en esta búsqueda llena de misterios". 

Para dar con ese "lugar secreto donde un tesoro aguarda para ser desvelado por valientes como vosotros", hay también unas normas mínimas. Este es un lugar de devoción y la santa insta a los componentes del grupo a no correr y hablar en voz baja. Algo que, por otro lado, encaja a la perfección con la misión que tienen encomendada y que poblará de idas y venidas los próximos 60 minutos. 

El avatar de Santa Engracia da una visión actualizada de esta mujer. "Encargamos a la inteligencia artificial que lo ha creado una Santa Engracia del siglo XXI -indica Javier Gómez-, vestida con camiseta y sin huellas de su martirio que pudieran resultar tétricas".

Pista a pista

Cartas, mensajes y acertijos, esperan, a veces escondidos, otras más a la vista, en los distintos espacios que deberán recorrer. Cada uno marca el camino y conduce a la siguiente pista. "Esta escalera no se acaba nunca", comenta alguien, aunque todos saben que son unos privilegiados porque lugares como el campanario no se visitan ni siquiera en las visitas guiadas. 

Suben y bajan escaleras, atraviesan pequeñas puertas de acceso y se sorprenden al alcanzar lugares tan especiales como la cáscara externa de la bóveda, debajo de la techumbre. "Es un espacio gigantesco que la gente no se imagina que existe", recalca el hermano teniente de la cofradía. 

Detrás del grupo, una de las voluntarias se encarga de recolocar de nuevo cada pista en su lugar, para que quede todo listo para el siguiente grupo. "Soy una sombra", dice Carmen, mientras completa su indispensable labor para que la jornada se desarrolle con éxito. 

De una capilla ubicada junto a la cripta -donde se conservan los restos de santa Engracia, así como de otros mártires- parten angostos túneles subterráneos en los que habrá que adentrarse en busca de una nueva pista. "No hay arañas ni ratas", tranquilizan las voluntarias. Pero hay que cumplir el último mandato: "Desafía las sombras de los túneles profundos...". Hay quien trata de alumbrarse con la linterna del móvil..., por si acaso. Al acabar, es momento de bromear: "Contad los que entran y que salgan los mismos, ya hay demasiados cuerpos en Santa Engracia enterrados".

En cada parada, los participantes leen y releen los textos encontrados, en busca de alguna clave. "Hazle una foto por si lo tenemos que repasar", comentan. Muchas veces no es evidente descubrir cuál es el siguiente paso para "hallar la senda que anhelas" y también puede haber alguna pista falsa, estratégicamente colocada para, justamente, despistar. 

Tras mucho contar peldaños, reconstruir -palabra a palabra- mensajes secretos y fijarse en mil y un detalles, el grupo alcanza su meta. Una sorpresa les espera, aunque el premio ha sido descubrir un mundo desconocido. Laura y Juan están contentos: "No esperábamos acceder a sitios tan internos de la basílica". Ha sido una experiencia "muy interesante" en la que, entre otras cosas, han aprendido a buscar desde distintos puntos de vista, porque "a veces tienes una clave delante y no la ves".

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