La Diabla quiere salir de prisión antes de un juicio en Zaragoza donde le piden 57 años de cárcel

La cabecilla de una red que explotaba sexualmente a mujeres en Caspe y su mano derecha solicitan en la Audiencia la libertad provisional 

Leudis Isaac Corro Camacho, alias 'La Diabla'
Leudis Isaac Corro Camacho, alias 'La Diabla'
Heraldo

Leudis Isaac Corro Camacho, alias ‘La Diabla’, y Pierre Andre de Col fueron trasladados este martes a la Audiencia desde la cárcel de Zuera para comparecer en una vista en la que solicitaron la libertad provisional. Sus respectivos abogados alegaron que sus clientes llevan en prisión preventiva suficiente tiempo sin que se haya celebrado el juicio contra ellos y que no hay suficientes pruebas que demuestren su participación en delitos de tráfico ilegal de personas, inmigración clandestina, explotación sexual y blanqueo de capitales.

La Fiscalía considera que Leudis Isaac Corro y Pierre Andre de Col son los cabecillas de una organización desmantelada por la Guardia Civil y la Policía Nacional en 2021 en Caspe que llevaba desde 2016 traficando con mujeres para prostituirlas en bares y locales de la capital caspolina y otras provincias. En total fueron arrestadas 13 personas, entre ellas un agente de la Guardia Civil.

El Ministerio Público solicita para toda la organización penas que suman 646 años de prisión. Y, en concreto, para Leudis Isaac Corro Camacho y Pierre Andre de Col pide sendas condenas de 57 años de cárcel. Por esta razón y por el hecho de que ‘La Diabla’ integrara durante un tiempo la lista de los fugitivos más buscados de Europa después de eludir la acción policial en Caspe, la Fiscalía se opuso rotundamente a su puesta en libertad.

Corro Camacho, nacida en Colombia, se hacía llamar La Diabla o Donatella y junto a Andre Col era la encargada, a través de sus colaboradores, entre ellos su primo Jean Carlos Rafael J., de captar a mujeres en su país de origen y trasladarlas a España para explotarlas sexualmente. La acusada las obligaba a someterse a operaciones de aumento de pecho o liposucciones para atraer a más hombres a sus negocios de prostitución.

Las víctimas eran recluidas en los locales y estrechamente vigiladas por los proxenetas. Dos de las mujeres rescatadas en Caspe habían sido violadas presuntamente por dos integrantes de la organización. La red fue desmantelada a raíz de la agresión sufrida en octubre de 2019 por una joven de 18 años embarazada. Aquello fue el detonante de una    operación bautizada como Cárpatos-Liberty-Luboca.

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