El colegio Ana María Navales de Arcosur empieza el curso casi vacío: "No está en condiciones"

Las familias se han llevado a sus hijos de vuelta al considerar que el centro no estaba en condiciones.

Concentración de las familias del colegio Ana María Navales de Arcorus en la puerta de departamento Educación en Zaragoza
Concentración de las familias del colegio Ana María Navales de Arcorus en la puerta de departamento Educación en Zaragoza
Francisco Jiménez

Cada inicio de curso es igual. Las familias entran al colegio con sus hijos de la mano y salen sin ellos. Sin embargo, en el Ana María Navales del barrio de Arcosur en Zaragoza, este jueves muchos los casi 300 progenitores han abandonado el centro escolar con los niños todavía de la mano. "No está en condiciones", ha protestado Alba Piracés, madre afectada. Ha reclamado que el equipo docente no haya podido entrar hasta este jueves a las 7.00, por lo que no han podido preparar las aulas y el centro no está correctamente equipado. "Nosotros así no los dejamos", ha apuntado. 

"Me parece vergonzoso", ha afirmado Pilar Cabello, otra de las madres. Ella ha pedido vacaciones para la semana de acogida porque no considera que las aulas sean apropiadas para que su pequeña pase la mañana ahí. "Es por respeto a mi hija", ha añadido. Lo mismo opina Ana Pilar Antón, que ha asegurado que no va a llevar a su menor al colegio "hasta que esté limpio". La mujer se ha solidarizado con aquellos que, "desmotivados", han dejado a sus hijos en el centro al no poder conciliar, que calcula que han debido de ser "unos 20". "Tendría que ser un día de ilusión para todos los niños, y no lo está siendo", señala.

De hecho, nada más dejar las aulas, una gran parte de las familias se ha dirigido al Departamento de Educación del Gobierno de Aragón, donde han protestado por las condiciones del centro bajo el lema de 'cole sí, pero no así'. Mensaje que muchos llevaban en sus camisetas, así como pancartas con fotos en las que se veía el estado del colegio.

"No nos creíamos que el cole iba a estar, y así ha sido", ha contado Nuria Lagar, vicepresidenta de la ampa. Ha declarado que faltan lavabos, que los techos no están bien y que hace falta una gran capa de limpieza en general. Daniel Anadón, vocal de la ampa, ha destacado, además, que la azotea todavía tenía restos de la obra, que había trozos sin terminar y puertas tapadas con cinta. "Creo que el centro no reúne las condiciones mínimas para que los niños puedan estar", ha explicado.

Christian Cotolí, padre del colegio, todavía ha sido más crítico y se ha preguntado "cómo alguien les ha podido dar la licencia". Sara Montejo, una de las madres, ha considerado que los han engañado "desde el primer día" y que el centro necesitaría "un mes más" para estar realmente preparado.

Los niños, ataviados con cascos de construcción de juguete y silbatos, se han mostrado muy conscientes de la situación que atravesaba el Ana María Navales. “Yo quiero estar en el colegio, pero lo tienen que hacer”, ha dicho una de las pequeñas.

Por su parte, la consejera ha tratado de tranquilizar a las familias y ha reiterado que el colegio cumple "con las mismas garantías que los otros 875 centro escolares de Aragón". Ha explicado que este lunes recibieron la primera acta de ocupación y el miércoles, la segunda, que permite poner el espacio en servicio para uso público. "Nos hubiera gustado que las condiciones fueran muchísimo mejores", ha admitido, pero ha resaltado que se ha llegado in extremis y que ni siquiera tenían claro que fueran a poder abrir. 

Ha culpado de ello a su predecesor en el cargo, Felipe Faci, puesto que en pleno verano se retiraron los barracones en los que hasta ahora los niños habían estado dando clase y que, en estos momentos, hubieran podido suponer un plan b. No obstante, ha asegurado que las familias están ahora "muchísimo mejor que como han estado en estos dos años en las aulas prefabricadas".

7 de septiembre, una jornada con nervios para los niños y padres.

Una semana a destajo

Desde que se eliminaron las prefabricadas, las familias temieron que las obras no se pudieran finalizar a tiempo y solicitaron un plan b que, han asegurado, les fue denegado. Y, aunque Pérez Forniés les prometió una alternativa de conciliación en el caso de que no se comenzara el amueblamiento el 4 de septiembre, finalmente, se lograron las licencias correspondientes y este jueves ha abierto las puertas. Eso sí, entre críticas de las familias que denuncian que no se trata de un centro óptimo para la entrada de los menores.

Durante estas semanas, se han ampliado los horarios de trabajo y también el personal empleado en la obra para conseguir llegar a tiempo. De hecho, los trabajos continuarán durante este mes para pulir, en palabras del Departamento de Educación, los últimos detalles que, insisten, no afectan al normal funcionamiento del aula. 

Estos menores comenzaron su andadura académica en aulas prestadas dentro del colegio Arcosur, el primero construido en el barrio, para que en marzo de 2022 estrenaran, con siete meses de retraso, su centro conformado solo por barracones. Y lo que este jueves debería haber sido una jornada de alegría e ilusión, en la que inauguraban su tan anhelado colegio, se ha convertido en otra jornada más de protestas, como las que vienen repitiendo desde hace años para conseguir unas instalaciones "dignas". 

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