sucesos

El rey del ‘simpa’ vuelve a prisión en Zaragoza

Su afición a comer y beber sin abonar la cuenta le ha supuesto ya 65 arrestos por delitos leves de estafa.

Antonio Grimal, este domingo mientras esperaba la llegada de la Policía.
Antonio Grimal, esperando la  llegada de la Policía para ser detenido.
Heraldo

Tras un año entero sin acaparar titulares, Antonio Grimal Marco, ha vuelto a las andadas. Cuesta reconocerlo por su nombre de pila y apellidos, pero en los bares y restaurantes de Zaragoza lo tienen perfectamente identificado. El rey del 'simpa', lo llaman, sobrenombre que se ha ganado a pulso al acumular hasta 65 reseñas policiales desde 2016 por delitos leves de estafa. En concreto, por desayunar, comer o cenar a placer sin abonar nunca la ‘dolorosa’. Una fea y reprochable costumbre por la que este miércoles, 2 de agosto, volvió a ingresar en el centro penitenciario de Zuera.

Nada se había sabido de este catalán de nacimiento y zaragozano de adopción desde finales de julio de 2022, cuando fue detenido durante seis días consecutivos por el mismo motivo: comer o beber gratis. El sinfín de arrestos que acumulaba en la capital aragonesa consiguió que su rostro se hiciera conocido y que hasta los clientes de los establecimientos se encararan con él. De ahí que posiblemente optara por pasar algún tiempo fuera continuando con sus rutinas. Lo que está claro es que durante estos últimos meses no ha vuelto a pasar por un calabozo. O al menos, no hay constancia de ello.

Según ha podido saber HERALDO, sobre este auténtico especialista en 'simpas' pesaba una orden de búsqueda e ingreso en prisión desde el 25 de agosto de 2022, requerimiento emitido por la titular del Juzgado de Instrucción de Zaragoza y que ha sido el que lo ha devuelto a prisión. Como no, por otro delito leve de estafa. Antonio Grimal fue detenido en la avenida de César Augusto, donde una patrulla lo reconoció y procedió a su detención.

El barcelonés entra y sale cada cierto tiempo de prisión, pero sus estancias entre rejas nunca son largas, ya que sus delitos son leves y le permiten acumular arrestos y reincidencias sin que se agraven las consecuencias, como ocurre con otras infracciones penales.

De multa en multa

Una multa de 540 euros, esa fue la última condena conocida que impuso al rey del 'simpa' un juez de Zaragoza. Lo hizo el verano pasado por la cuenta que dejó de abonar en una hamburguesería del Actur, a la que se había dirigido nada más salir del juzgado de guardia tras otro arresto. Este último, por otra visita a un bar de la calle Condes de Aragón, en el distrito Romareda.

Antonio Grimal es un hombre sereno. Y la tranquilidad y compostura que exhibe en cada detención se repite después en las salas de vistas, donde no tiene reparos en admitir sus ‘pecados’ a los jueces. El Código Penal los califica como delitos leves, pero la Fiscalía solicita ya siempre la máxima multa permitida. El hombre, que tiene una pensión contributiva, nunca paga, lo que hace que la rueda vuelva a girar: porque la sentencia se hace firme, lo ponen en busca y captura y acaba otra vez en prisión por una temporada.

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