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Miguel Ángel Saz: "En Zaragoza hay diferencias de hasta siete grados"

Profesor de Geografía en la Universidad de Zaragoza. Especialista en Climatología.

Miguel Ángel Saz, rodeado de radiación luminosa.
Miguel Ángel Saz, rodeado de radiación luminosa.
José Miguel Marco

No está siendo demasiado caluroso el verano…

Es que el del año pasado fue extraordinariamente cálido.

Se lo digo a tenor del rastro de sudor que veo en mi sombrero Panamá, mucho menor al del verano pasado.

Es un indicador muy suyo…

Así es.

El del año pasado, decía, fue muy cálido. La calificación es de la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología), con temperaturas medias de tres e incluso cuatro grados centígrados más de lo calificado como normal. Este año hay situaciones meteorológicas propias de la estación. Concretamente, en julio hubo dos episodios de fuerte calor.

¿Qué datos se registraron?

Incluso se pudo alcanzar la máxima absoluta de Zaragoza, que acaeció en 2015, con 44,6 grados el día de San Fermín. Este año, en Valdespartera se superaron los 42. Hemos notado menor calor porque ha entrado el cierzo, que molesta en invierno pero en verano es la salvación.

Ya lo creo. Qué airecico más bueno... Pero, pese al cierzo, la temperatura sigue creciendo.

En Zaragoza, la temperatura se ha incrementado en valores semejantes al Mediterráneo occidental. Pero en Zaragoza, al igual que en todas las grandes ciudades, se sufre un incremento sobre las zonas que la circundan. En Zaragoza, la media anual de la ciudad es de 1,6 grados sobre el área rural que la rodea.

¿Origen antropogénico?

Es evidente. Pero, además del ser humano, hay que considerar la estructura de la ciudad, los materiales con que está construida y su influencia sobre los balances de radiación. Durante el día, los materiales absorben radiación procedente del sol que van soltando por la noche.

¿Por qué?

Como la mayoría de las superficies son impermeables, no retienen la humedad. Durante el día, la temperatura se aproxima a la del entorno rural, pero por la noche se acusa el efecto de las superficies artificiales: sueltan la radiación absorbida y se eleva la temperatura.

¿Y el bendito cierzo al que antes se refería?

El cierzo barre la isla de calor. Pero con estabilidad, hay diferencias de hasta siete grados respecto a las zonas rurales. En Zaragoza, desde el Departamento de Geografía de la Universidad, medimos la temperatura a través de 25 estaciones que se instalaron en 2015 gracias a una ayuda municipal.

¿Cómo definiría isla de calor?

Es una zona de temperatura más elevada que se suele localizar en el centro de la ciudad. Suele ser la zona más edificada, con calles menos abiertas.

¿El Casco Viejo…?

Por ejemplo. Además se da mucha actividad humana en ellas.

Las últimas noticias sobre el clima pintan fatal: las olas de calor amenazan con alterar hasta el océano Atlántico, el Mediterráneo está ardiendo…

El cambio climático es una evidencia. Es absurdo defender las hipótesis contrarias, las que sostienen los negacionistas. Aunque también le digo que cambios climáticos ha habido siempre. La diferencia es que ahora los genera el hombre.

¿Siempre ha habido cambios climáticos…?

Claro. Roma también era una isla de calor hace dos mil años. Y Roma ya elevó la temperatura del Mediterráneo.

Ahora se va a enfrascar usted en un proyecto verdaderamente apasionante: intentar disminuir la temperatura de las ciudades de Madrid y Bilbao.

Se trata de un proyecto con la Universidad Autónoma de Madrid para adaptar los edificios y los espacios públicos de Madrid y Bilbao. Además de los edificios, valoraremos también el arbolado y la permeabilidad de las superficies.

¡Fantástico! Para concluir, ¿un pronóstico para el veranito que queda?

La predicción la tiene que hacer la AEMET…

Ejerza de Tezanos, por favor…

Parece que hay un 70 por ciento de probabilidades de que sea más cálido de lo normal, entendiendo por normal los valores registrados entre 1981 y 2010.

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