La ciudad de Zaragoza, entre las siniestras predicciones del profeta Nostradamus

Las inundaciones que sacudieron la capital aragonesa la semana pasada han hecho surgir voces que las relacionan con las profecías del boticario francés.

Retrato de Michel de Nôtre-Dame, Nostradamus, realizado por su hijo César hacia 1614
Retrato de Michel de Nôtre-Dame, Nostradamus, realizado por su hijo César hacia 1614
Wikipedia

Nostradamus, el profeta y boticario francés que murió hace cinco siglos, ha dejado huella en la historia por las predicciones que dejó escritas en 1555 en sus cuartetas poéticas tituladas ‘Las profecías’. A pesar de que sus presagios no quedan del todo claros y en ocasiones requieren de cierta interpretación personal, algunos creen que parte de sus pronósticos parecen haberse cumplido y ven sus presagios reflejados en acontecimientos históricos como el asesinato de Kennedy, el ascenso de Adolf Hitler o incluso el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York.

Entre los versos de este famoso astrólogo y alquimista, que combina idiomas como el provenzal, el griego, el latín, el italiano y el hebreo, existe una mención especial para nuestro país. Nostradamus habló en varias ocasiones sobre distintas ciudades españolas prediciendo cinco eclipses que podrían cambiar el rumbo de la sociedad y que empezarán a sucederse -según lo apuntado por el francés- a partir de agosto de 2026.

Entre sus líneas, también hay cabida para la ciudad de Zaragoza: “Pau, Verona, Vicenza, Zaragoza, Espadas ungidas, terrores húmedos de sangre: Peste tan grande vendrá a la gran hoya, cercano socorro y los remedios muy lejos”, expresaba la profecía.

Esta frase, que ha desencadenado en más de una ocasión la especulación entre los zaragozanos más supersticiosos, ha sido objeto de varias interpretaciones. Hay quien considera que podría referirse a la gripe española que azotó el mundo en el siglo XX y otros hablan de la reciente pandemia provocada por el coronavirus. Lo que está claro es que, cada vez que ocurre algo grave en la ciudad, como las inundaciones que sacudieron la capital aragonesa la semana pasada y que pudieron haber  provocado una tragedia, surgen voces que las relacionan con sus predicciones.

Las profecías de Nostradamus, que se encuentran presentes en la sociedad contemporánea 500 años después de su publicación han dividido en varias ocasiones a la sociedad entre sus defensores, que confían en su capacidad para vislumbrar el futuro, y los escépticos que lo consideran mera coincidencia.

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