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Condenado por agredir sexualmente a una chica que acabó refugiándose en un portal

La Audiencia impone tres años y medio de prisión al acusado, que intentó convencer al tribunal de que conocía a la víctima y habían estado juntos de fiesta.

El acusado, en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El acusado, en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Zaragoza.
HA

Una joven regresaba de madrugada sola a casa el 15 de abril de 2022, festividad de Viernes Santo, cuando escuchó que un ciclista le decía: «Mami, ¿a dónde vas?» Ella le pidió que le dejara en paz, pero este último se apeó de la bicicleta y tras colocarle un instrumento punzante en la mejilla la obligó a darle un beso en la boca bajo amenazas de muerte. 

Lo hizo al mismo tiempo que le manoseaba los glúteos, los pechos y el resto del cuerpo. De lo nerviosa que estaba, en un primer momento, la víctima cerró los ojos y se quedó paralizada. Pero instantes después intentó sacar el móvil para llamar a la Policía, lo que aprovechó el agresor para arrebatárselo y darse a la fuga. Temiendo que pudiera volver, como no había nadie más en la calle, la joven se puso a llamar a los porteros automáticos de varios portales, hasta que un vecino le abrió para que se refugiara.

Por estos hechos, ocurridos a la altura de la calle de Italia, en el barrio de Las Delicias, la Audiencia de Zaragoza acaba de condenar a tres años y medio de prisión a Andrés Felipe Cuartas Salazar, de 24 años y origen colombiano. El tribunal de la Sección Tercera lo considera autor de dos delitos: uno de robo con intimidación y otro de agresión sexual. Y aunque la sentencia todavía no es firme, de no prosperar un posible recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) el condenado podrá sustituir la pena de prisión por la expulsión durante cinco años del país.

Durante el juicio, celebrado el pasado 31 de marzo, la denunciante y el acusado dieron versiones diametralmente opuestas. De hecho, este último llegó a decir que conocía a la chica y habían estado juntos de fiestas en varios bares. El investigado negó que besara o tocara a la joven sin su consentimiento e insinuó que esta lo denunció porque le debía 174 euros que le había prestado.

Sin embargo, el tribunal no ha dado ninguna credibilidad al relato del encausado, al que la Policía detuvo apenas diez minutos después de la agresión gracias a la descripción que les dio la víctima. Los agentes que lo encontraron pudieron comprobar que portaba el teléfono móvil que había sustraído a la chica.

Absoluta credibilidad

«A esta sala le ha merecido la más absoluta y completa credibilidad la declaración prestada por la denunciante, no así la del acusado, que se limitó a poner de manifiesto, sin base alguna e interesadamente, que los besos y tocamientos fueron consentidos, negando la sustracción del teléfono móvil, cuando se evidenció todo lo contrario», dice el fallo de la Audiencia Provincial.

Cuando el ciclista abordó a la chica, eran las seis de la madrugada y en la calle no había nadie, de ahí que los únicos testigos que comparecieron en el juicio fueron los policías que acudieron a socorrer a la víctima. Como recuerda la sentencia, los agentes la encontraron «llorando» y «muy nerviosa» en un portal. La joven les dijo que no conocía de nada a su agresor, pero facilitó una serie de detalles que ayudaron a arrestarlo. Por ejemplo, que portaba en la bicicleta una bolsa de la empresa de reparto Glovo. Cuando encontraron al acusado, le intervinieron también un destornillador, la herramienta que al parecer utilizó para intimidar a la víctima y aprovecharse de ella.

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