La Policía detiene en Zaragoza a un maltratador fugado desde octubre

El hombre arrastraba seis órdenes de búsqueda, dos de ellas por violencia de género que incluían su ingreso en prisión

Furgón de la Policía Nacional
Furgón de la Policía Nacional
EP

La Policía Nacional ha conseguido detener esta semana en Zaragoza a un maltratador que llevaba fugado y en paradero desconocido desde octubre de 2022. Se trata de Ángel Gaspar Bustos, un delincuente habitual sobre el que pesaban hasta seis órdenes de búsqueda y captura emitidas por distintos juzgados de la capital aragonesa. Dos de ellas, por delitos de violencia de género que llevaban aparejado el ingreso en prisión. De hecho, tras su arresto y paso por el juzgado de guardia, el hombre acabó en una celda del centro penitenciario de Zuera.

Según informó este viernes la Jefatura Superior de Aragón, el arresto del fugado se produjo el pasado jueves en el paseo de Cuéllar, donde una patrulla de Seguridad Ciudadana le dio el alto y al pedirle la documentación comprobó en las bases de datos que figuraba como reclamado.

Pese a no haber cumplido todavía los 40 -lo hará este año-, este hombre cuenta con un largo historial delictivo que incluye cerca de cuarenta detenciones. Y no solo por delitos de malos tratos, que serían los más recientes, sino también por hurtos, robos con fuerza o atentados contra agentes de las Fuerzas de Seguridad.

Sin embargo, han sido los episodios por violencia machista, y en particular, los continuos quebrantamientos de medidas, los que han terminado llevando a Ángel Gaspar Bustos a la cárcel de Zuera.

Una de las últimas sentencias condenatorias que pesan sobre este delincuente se produjo a raíz del robo de 60 kilos de cobre de las farolas y semáforos de Puerto Venecia. Por estos hechos, el Juzgado de lo Penal número 3 de Zaragoza lo condenó a cinco meses de prisión. Él y su compañera de banquillo, Sara V. G., deberían haber hecho frente a la responsabilidad civil con el pago de 23.572 euros al Ayuntamiento de Zaragoza -por los gastos ocasionados en la reposición del material eléctrico, así como los daños originados al reventar las arquetas-, pero al ser insolventes la deuda nunca se abonó.

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