economía

De locutorios a tiendas multiservicios en Zaragoza: "Whatsapp nos ha hecho un roto muy grande"

Tras surgir como establecimientos de servicios de telefonía, conexión a internet y envío de dinero, estos negocios han tenido que ir ampliando su oferta tras la irrupción de las nuevas tecnologías.

Jorge Perdomo, dueño del locutorio Ciber Gran Vía junto a Eduar Andrés Raigosa, en la calle de Ricla en Zaragoza.
Jorge Perdomo, dueño del locutorio Ciber Gran Vía junto a Eduar Andrés Raigosa, en la calle de Ricla en Zaragoza.
Heraldo.es

Jorge Perdomo, copropietario del locutorio Ciber Gran Vía de Zaragoza desde 2014, recuerda aquellos fines de semana donde llegaban a contabilizar hasta 50 personas esperando su turno para llamar por teléfono a sus allegados, a miles de kilómetros de distancia al otro lado del Atlántico. Esa imagen ya forma parte del pasado y las cabinas han dado paso a 4 testimoniales líneas telefónicas.

"Después del coronavirus quitamos las 21 cabinas que teníamos; no hacían más que ocupar espacio y había que desinfectarlas cada vez que se utilizaban. Al igual que los 10 ordenadores", apunta. Lo que nació como un locutorio se ha reconvertido con el paso de los años en un establecimiento donde también se vende alimentación latinoamericana, se recargan móviles, se imprimen fotocopias y se sirven desayunos, entre otros servicios. Además, cuentan con panadería. Lo que permanece inalterable es su clientela (principalmente de Nicaragua, Colombia, EcuadorPerú y Rumanía) y el envío de dinero (que es el fuerte del negocio). "Como cada vez viene más inmigración a la ciudad, no hemos dejado de trabajar. Sin ella no habríamos podido continuar; la gente sigue mandando dinero a sus familiares y aún estando en pandemia estuvimos abiertos y nos pudimos mantener", comenta este colombiano de nacimiento.

Este miércoles a media mañana, una pareja nicaragüense acudía hasta la calle de Ricla para comprarle productos de su tierra y hacer un envío de dinero. Según Perdomo, ofrecen un cambio de divisa más alto que los bancos y mayor rapidez. "Cobramos una comisión de 5,5 euros mandes lo que mandes (lo máximo permitido por ley son 3.000 euros por persona de forma trimestral). Y estamos (abiertos) 12 horas (de 10.00 a 22.00) al servicio del cliente frente a las entidades bancarias, a las que tienes que ir a unas horas determinadas", dice.

Eduar Andrés Raigosa, dueño junto a Jorge Perdomo del locutorio Ciber Gran Vía.
Eduar Andrés Raigosa, dueño junto a Jorge Perdomo del locutorio Ciber Gran Vía, atiende a unos clientes.
Heraldo.es

La nueva vida de los locutorios como tiendas multiservicios ha venido espoleada por las crisis económicas y, sobre todo, por el avance de las tecnologías. Tal y como subraya Jorge Perdomo, antes cuando alguien mandaba dinero a su país de origen inmediatamente llamaba al destinatario desde el mismo establecimiento para informarle del código de la transferencia. "Ahora hacen una foto y se la envían por el móvil. Whatsapp nos ha hecho un roto muy grande", asegura.

Por su parte, Néstor Buitrago, propietario de Cibervía y también nacido en Colombia, se pregunta quién hoy en día va a llamar a su familia desde un locutorio pudiéndolo hacer con su móvil a través de Whatsapp y sin un gasto adicional. "Es lógico que habiendo este tipo de avances la gente también vaya cambiando. Desde 2004 (año en que inauguró su negocio en la calle del Conde de Aranda) la tecnología de móviles ha evolucionado mucho; hace años solo existía Movistar, Orange y alguna compañía más y hoy son cientos", indica.

"Mucha gente que viene dice: ¡Si parece esto un Corte Inglés chiquito! Aquí encuentras de todo"

También Buitrago ha tenido que ir ampliando su negocio y de locutorio "solo" queda el nombre. Conserva dos cabinas por dar un servicio, aunque únicamente llame uno de cada mil clientes. "Las crisis económicas nos han hecho sufrir bastante para podernos mantener. Hemos sobrevivido adaptándonos a los tiempos con una tienda de productos latinos, una cafetería y una panadería colombiana. Las cabinas telefónicas ya no funcionan y los ordenadores, tampoco. Y hay que seguir pagando las rentas de los locales, los impuestos, las nóminas (son 13 trabajadores de plantilla) y la Seguridad Social. Mucha gente que viene dice: ¡Si parece esto un Corte Inglés chiquito! Aquí encuentras de todo: si necesitas una fotocopia, enviar un fax, imprimir un documento, hacer una transferencia, comprar un producto latino...", detalla.

La clientela de Cibervía es de todo tipo y nacionalidades (incluidos españoles) y hasta ahí se acercan incluso personas de pueblos cercanos. "Lo que más demandan son los envíos de dinero y los productos de alimentación. Somos muy conocidos, llevamos muchos años y ven que nunca hemos fallado; es lógico que sean fieles a nosotros a la hora de enviar dinero. Asimismo nuestro servicio es muy rápido: en dos horas ya están recibiendo una transferencia a Sudamérica", sostiene.

Néstor Buitrago, dueño de Cibervia en la calle del Conde de Aranda en Zaragoza.
Néstor Buitrago, dueño de Cibervía en la calle del Conde de Aranda en Zaragoza.
N. B.

Otras zonas de Zaragoza donde se pueden encontrar locutorios son la avenida de Madrid, el entorno de la avenida de Valencia, Torrero o San José. Por ejemplo, la ecuatoriana Tamara Egas lleva 15 años al frente del locutorio Telecom, en Las Delicias. De 21 cabinas con las que contaba en otra época ha pasado a tres y de 15 ordenadores, a dos. "Ya casi no se utilizan, solo para imprimir. El envío de dinero es el grueso del negocio; la tienda de alimentación deja un pequeño margen de beneficios. Y también damos desayunos y vendemos productos de panadería", explica. Las personas que acuden a su establecimiento son en su mayoría de Latinoamérica y remarca que para montar un negocio de este tipo antes se debe tener una clientela. "Hay 5 o 6 que son muy conocidos y después algunos pequeños, que van tirando como pueden", señala.

Evolución en Zaragoza

Mientras, Néstor Buitrago opina que de los que surgieron al principio quedan muy pocos. "Entre 8 o 10, como mucho. Nosotros somos de los más grandes de Zaragoza y de los más antiguos", observa. Y, por su parte, Jorge Perdomo informa de que han abierto locutorios pequeños por los barrios, pero que se presentan como tiendas de alimentación y envío de dinero. "Por Delicias hay muchos", añade.

Desde hace 4 años la avenida de Valencia cuenta con Arham Mobile y Locutorio, regentado por pakistaníes y dedicado al envío de dinero, la venta, recarga y reparación de móviles, fax y fotocopias. Como explican, hace un tiempo prescindieron de los productos de alimentación y la cabina que tenían y en la actualidad la mayoría del negocio se centra en las transferencias. Uno de sus clientes es el senegalés Elhadji Ousmane Hbaye, que a veces acude a cargar el móvil, a hacer fotocopias y también manda dinero a su país. "Aquí lo hago por rapidez (frente al servicio de los bancos)", dice, en sintonía con lo expresado por los propietarios de los locutorios entrevistados.

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