Estudio Ibérica cambia de manos tras cuatro décadas y seguirá abierto en Calatayud

Manuel Perales y Paloma López relevan a Paco Moros y Begoña de León en el emblemático negocio de fotografía.

Manuel Perales, Begoña de León, Paco Moros y Paloma López con sus útiles de trabajo.
Manuel Perales, Begoña de León, Paco Moros y Paloma López con sus útiles de trabajo.
J. MACIPE

A lo largo de los últimos 40 años muchos bilbilitanos y vecinos de la comarca han pasado por las manos -y por los ojos- de Paco Moros y Begoña de León. Ambos gestionan desde hace cuatro décadas el Estudio Ibérica, un emblemático negocio de fotografía. Desde las instantáneas de tamaño carné hasta bodas y comuniones, pasando por modelaje y publicidad. Desde enero, Manuel Perales y Paloma López, que ya llevan 15 días familiarizándose con el día a día, tomarán las riendas para continuar la actividad sin ningún parón y con ideas nuevas.

"Hemos sido unos privilegiados, porque hemos hecho lo que nos gusta y apasiona durante toda la vida. Y eso no es fácil", reconocen. En el caso de Moros, la actividad la heredó de su padre, oficialmente, con 22 años, pero ya antes trasteaba por la tienda: "Ayudaba durante los veranos y por las noches experimentaba en el laboratorio de blanco y negro. Iba para periodista, pero mi padre sufrió un ictus y o cogía yo el negocio o se perdía". Desde 1983 a su lado ha estado Begoña de León, su mujer, que recuerda que han visto "pasar la vida, desde bautizos a bodas, de mucha gente".

Además de la evidente necesidad de formación continua en técnicas y tecnologías, los dos apuntan a una materia casi tan importante: la psicología. "Tienes que generar una complicidad para que todo fluya, para que no parezca que están posando", puntualiza Moros. "En algunos casos hemos creado hasta lazos de amistad con quienes vinieron como clientes y luego han sido amigos", añade de Burgos, justo después de tener que lidiar con un niño pequeño al que le tocaba pasar por el estudio y no dejaba de llorar. Ambos han tenido que enfrentarse al cambio desde el revelado analógico al digital. "Tuvimos que reciclarnos. Pero la adaptación forma parte del negocio, porque tienes que recurrir a la creatividad y amoldarte a los cambios de los gustos de la sociedad", apunta de Burgos. "En realidad no ha cambiado tanto, porque lo que antes se hacía con químicos ahora es por ordenador", matiza Moros. En estas décadas, han hecho trabajos principalmente en Calatayud, pero también se han movido por la comarca y zonas cercanas.

Como balance de su trayectoria, reconocen que "es un trabajo estresante, porque estás en momentos únicos y no puede haber un error. Además el tiempo siempre va en contra". Pero valoran que con los resultados "sientes una satisfacción enorme y mucho orgullo". Durante estos días, ya con los trámites de la jubilación en marcha, acompañan a los nuevos gestores para que "se familiaricen con los clientes, que vean la forma de trabajo y luego ya ellos lo hagan a su manera".

Ese testigo lo asumen Manuel Perales y Paloma López, socios entre sí en esta andadura bilbilitana. Él lo hará compaginando su actividad actual como fotógrafo en Ariza y ella cambiando Madrid por las calles bilbilitanas. "En mi casa siempre he tenido cámaras alrededor y en casa he tenido un laboratorio. Me he dedicado más a una parte artística y creativa y eso creo que me puede ayudar a darle un enfoque nuevo a lo más tradicional", indica.

De esta forma, Perales valora que, además de mantener la oferta clásica, quieren incorporar apuestas nuevas. "Haremos cualquier servicio fotográfico, desde digitales hasta atender la vuelta al carrete. Vídeo...", incide. Asimismo, apunta que quieren abrir la puerta a los cursos de fotografía y asesoramiento, porque creen "que hay demanda y puede servir para que la gente valore más el tener una fotografía física y no todo en digital".

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