El PSOE se desmarca de la operación Romareda y el alcalde dice que comete "un grave error"

Los socialistas votarán contra la modificación del PGOU si el gobierno no despeja antes sus "dudas"

Debate sobre el estado de la ciudad en el Ayuntamiento de Zaragoza: Lola Ranera
La portavoz del PSOE, Lola Ranera
Daniel Marcos

Soplaban aires de consenso la pasada semana, tras salir adelante en el debate sobre el estado de la ciudad la propuesta para impulsar la operación Romareda. Pero poco ha tardado el Ayuntamiento en recuperar su habitual clima árido y seco. La tensión volvió ayer cuando comenzó a desmoronarse el castillo de naipes que la coalición PP-Cs había levantado en torno a la construcción del nuevo campo de fútbol. El PSOE se desmarcó y anunció que no votará a favor de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) necesaria para sacar adelante el proyecto a no ser que antes del lunes se despejen ciertas incógnitas. También Podemos mostró reticencias. Y todos los grupos municipales, incluido Vox, plantaron al concejal Víctor Serrano en la reunión que debería haberse celebrado hoy en las oficinas del Real Zaragoza pero que, así las cosas, tuvo que cancelarse.

La portavoz socialista, Lola Ranera, expresó su decepción con la manera en la que el gobierno ha preparado la modificación, que permitirá impulsar la construcción del estadio y que deberá votarse en la comisión de Urbanismo del lunes. «Nos sentimos absolutamente engañados y utilizados», sentenció. La razón, para la edil, es que no se ha cumplido la transacción que incluyeron los socialistas durante el debate, que pedía que fuera un plan negociado, transparente y que asegure la viabilidad del proyecto y su legalidad.

Y Ranera fue clara: por ahora, no ha habido ninguna de esas cosas. Dijo que el expediente de la operación se les entregó tarde y con varias incógnitas. La modificación consiste en la desaparición de una pastilla de 42.500 metros cuadrados edificables de uso lucrativo junto a La Romareda para generar con estos aprovechamientos 22.500 m2, que se usarán para financiar las obras y garantizar la viabilidad de la explotación. Pero para la edil falta saber, entre otras cosas, en cuánto está valorado el terreno, ya que, según dijo, en 2005 su precio se calculaba en 53 millones de euros y en 2016, en 36.

Pero también, recalcó, es necesario aclarar cómo se va a explotar el futuro campo de fútbol y saber si va a seguir siendo o no de titularidad municipal. Y sin resolver estas cuestiones ya adelantó que el voto a la modificación será negativo. Una postura que respaldó el presidente de Aragón, Javier Lambán, al calificarla de «prudente, responsable y seria». «Me atengo a lo que haya podido decir Lola Ranera -dijo-. El PSOE un trágala no lo va a aceptar».

El alcalde, Jorge Azcón, se refirió sin embargo a los argumentos del grupo socialista como «excusas». El regidor aseguró que se trata del «mejor proyecto de la historia» para construir un campo de fútbol, ya que por primera vez su financiación no saldrá de las arcas municipales sino, especificó, del Real Zaragoza (quien salvo sorpresas explotaría el estadio). «El PSOE tiene que tomar una decisión, si está con que Zaragoza sea sede del Mundial o si está poniendo excusas para no unirse al interés de la ciudad», recalcó.

Y reprochó que Ranera hable de no querer negociar después de haber rechazado asistir a la reunión que estaba prevista hoy con el club, donde el gobierno había planeado explicar a los grupos la modificación del PGOU. «No suena muy lógico -consideró-. Cuando el Ayuntamiento les cita para conocer su posición y la del Real Zaragoza lo que dicen es directamente que no. Tendrán que explicar ellos los motivos». También el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, se pronunció en la misma línea y dijo que ese encuentro era una muestra del interés de PP-Cs de que en todo el proceso haya «la máxima transparencia».

Rechazo en bloque

Pero pese a ello lo cierto es que ningún partido ha querido acudir a la reunión, aunque Lola Ranera dijo que ayer mismo solicitó tener una por su cuenta con el director del Real Zaragoza para conocer «en plano de igualdad» las conversaciones que el club ha mantenido con el Consistorio. Mientras, el grupo municipal de ZEC -el que más desmarcado está del plan y el único que se abstuvo en la votación del debate sobre el estado de la ciudad- ya había anunciado el día anterior que no acudiría. Ayer el concejal Alberto Cubero lo reiteró y dijo que el encuentro arrojaba «más sombras que luces» sobre la gestión del proyecto.

También Fernando Rivarés, portavoz de Podemos, consideró que no era «adecuado» reunirse con un posible licitador del estadio, pero se mostró más favorable que el PSOE a dar el sí a la modificación del PGOU. Siempre y cuando, apuntó, exista un compromiso por escrito de que el campo seguirá siendo de titularidad municipal y de que saldrá adelante el proyecto de la denominada Ciudad del Deporte.

Desde Vox explicaron que declinaban la invitación porque «por parte del Ayuntamiento ha de mantenerse y demostrarse la máxima neutralidad». Aún así, añadieron que, «en principio», votarán el lunes a favor de la operación. Así que, pese a que el castillo se tambalea, el gobierno PP-Cs todavía cuenta con su socio preferente para sacar adelante la operación. Dos votos es todo lo que necesita.  

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