Se acerca ‘San Valero, ventolero y rosconero’. La festividad en honor del patrón de Zaragoza volverá este año a las calles tras la descafeinada celebración del año pasado, dado que las festividades patronales estaban vetadas con motivo del estado de alarma. Las restricciones se mantendrán, ya que, por ejemplo, no habrá pasacalles con los Gigantes y Cabezudos, pero sí Tragachicos en el marco de un programa de actividades infantiles y culturales que convertirá la plaza del Pilar en el epicentro de la actividad ciudadana del próximo sábado.

Todavía no sabemos si este año San Valero será ventolero; pero rosconero seguro, ya que lo no cambia, a pesar de las circunstancias, es la tradición de disfrutar en sus hogares de este rico dulce. Lo de hacer aprecio al santo comiendo roscón viene de lejos, tal y como refleja la fotografía que acompaña a esta noticia en la que aparece un grupo de zaragozanos comprando roscones de San Valero en la plaza de la Seo un 29 de enero de 1953.

Tal y como recogían las páginas de este periódico al día siguiente, el refrán no se cumplió y el viento apenas hizo acto de presencia. Los zaragozanos pudieron disfrutar de una jornada con temperaturas suaves que animó, como solía ser habitual, a “un gran número de fieles al templo de La Seo para ver a San Valero” en cuya plaza no faltaron “los típicos puestos de roscones, que fueron muy visitados”. “Una vez más, San Valero fue honrado con el fervor que merece y la ciudad vivió un día de alto valor espiritual siguiendo la tradición de los siglos. La ciudad supo demostrar que tiene alma creyente”.

Mucho ha cambiado desde entonces pero no las ganas de los zaragozanos de disfrutar de esta jornada festiva que llena de alegría las calles.

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