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Tiendas de ropa de segunda mano en Zaragoza: reinventarse o ser una opción más

El comercio sostenible unido a precios económicos están detrás de este tipo de establecimientos.

Olga Girón, propietaria de la tienda Desván en Zaragoza.
Olga Girón, propietaria de la tienda Desván en Zaragoza.
O. G.

Olga Girón, dueña de la tienda Desván de Zaragoza, es una veterana en vender ropa y complementos de segunda mano en Aragón. Empezó la friolera de hace ya 34 años y, como subraya, su negocio es el ejemplo de que la gente responde ante este tipo de comercios en los que se apuesta por el reciclaje de las prendas a precios económicos. "Cuando comencé no pensaba que tendría tanta acogida y ahora cada vez hay más establecimientos de este tipo en la ciudad", afirma.

Ella no se puede quejar de cómo le marchan las cosas en tiempos de pandemia tan complicados; algo que atribuye a contar con una clientela fiel desde hace años. No obstante, sí resalta que en las épocas de crisis, como la actual, la gente "se acuerda más" de la ropa de segunda mano. "Siempre ha sido así", opina.

En su caso, las ventas están siendo similares a las del año pasado y tanto las restricciones de horarios como la falta de turistas por la covid, de momento, no le están afectando. Como señala, su público no es ocasional sino de Zaragoza y pueblos de alrededor. "La importancia de este negocio es tener clientela, una buena mercancía y buenos precios. Con eso se puede tener éxito. Yo he tenido años más buenos y otros más duros. En general, estoy muy contenta de seguir en él", añade Olga.

También Cristina García Egido, de la empresa de inserción A Todo Trapo, de la Fundación de Cáritas Zaragoza, coincide en que la crisis económica que está provocando el virus ha ocasionado que la gente ponga su mirada en este tipo de establecimientos. "Además, que el rastro esté a medio gas ha hecho que para un sector de la población sean un sitio de referencia", destaca.

Moda sostenible en Latido Verde

A Todo Trapo inauguró en 2015 Latido Verde, una tienda de moda sostenible en la que se vende ropa donadas. Tras el confinamiento, la clientela se mantiene y han aumentado las visitas. "De todas clases sociales; que sienten curiosidad, compran y vuelven. Y también mucha gente joven a la que le gusta prendas que en comercios al uso tienen dificultad de encontrar", indica García Egigo, para quien lo importante es que la experiencia, la ropa y el trato sean buenos. Al mismo tiempo, pone el acento en el aspecto medioambiental que hay detrás de estas prendas. "No se puede calificar como ropa usada o vieja una camisa que alguien haya llevado una vez. Cambia de dueño y está perfecta".

Cristina Martínez, de Flamingos Vintage Kilo en Zaragoza.
Cristina Martínez, de Flamingos Vintage Kilo en Zaragoza.
C. M.

Un concepto distinto de ropa de segunda mano y vintage es Flamingos Vintage Kilo, abierta al público hace 7 años. Sus propietarias, Cristina Martínez y sus dos hermanas, traen prendas unisex de Estados Unidos, que venden al peso y que han tenido buena aceptación. Ahora, sin embargo, las ventas han bajado "un poco" aunque mantienen la clientela. "Va por días; dependiendo de como esté la gente de atemorizada. No estoy de acuerdo con que tengamos que adelantar el cierre a las 20.00. Todos somos esenciales; como mínimo detrás del negocio hay una familia que vive de él", critica Cristina.

Y la falta de turistas que visitan el barrio de La Magdalena -donde está situada su tienda- también les repercute negativamente. "Se pierde afluencia de público. El pequeño comercio alegramos de color la calle y da pena ver carteles de traspaso y alquiler. Veo calles que se están empezando a quedar a oscuras", se lamenta.

"Da pena ver carteles de traspaso y alquiler. Veo calles que se están empezando a quedar a oscuras"

Ante esta adversa realidad, Cristina Martínez mantiene una actitud positiva y la aprovecha como "una oportunidad" para reinventarse. En su caso, crear una web para la venta 'online' (que está en proceso). "O bajas la persiana o te reinventas. Hay que tener mucha actitud para seguir luchando. Es cuestión de adaptarnos", sostiene.

Eliana García, de Cosas d' BBS.
Eliana García, de Cosas d' BBS.
E. G.

Por su parte, Eliana García, dueña Cosas d 'BBS (de ropa y artículos de segunda mano para bebés y niños), ha visto cómo la restricción de movimientos en Aragón ha reactivado los envíos a domicilio. De hecho, este jueves de tres artículos nuevos que tenía en su tienda, dos han salido esta misma mañana hacia Calatayud. "Hay mucha actividad en redes sociales preguntando", comenta.

A pesar del impulso en esta alternativa de compra, las ventas están "muy paradas" y ha tenido que solicitar un microcrédito al Ayuntamiento para inyectar liquidez a su establecimiento. "La sensación es de calma tensa y de mucha incertidumbre. No he tenido un incremento de gente para darle salida a mis artículos", afirma.

En todo caso, Eliana está segura de que la ropa y artículos de segunda mano se van a relanzar en cuanto se remonte "el bache, si podemos sobrevivir". "Primero, porque hay mucha gente que va a quedar muy tocada y, segundo, esta crisis nos va a hacer recapacitar sobre los hábitos de consumo (sobre todo entre la gente más joven). Se trata de una compra inteligente, de comercio sostenible y de economía circular. Apostamos por artículos que son útiles -con dos y tres vidas de uso- más que por que sean baratos", concluye.

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