fiestas del pilar 2019

El edén donde las marionetas retratan el mundo

La verbena de Los Titiriteros de Binéfar abre un Parque Grande dedicado a los títeres que invita a pequeños y grandes a sumergirse en el mundo de las historias de medio mundo, aprender trucos circenses y viajar a las ferias de antaño con divertidos artilugios.

"Es que nos gusta estar por los suelos a los titiriteros y a los niños". "Si estamos una miajina cansados, vamos a coger el suelo como si fuera una silla". El tumulto de pequeños que acudieron el jueves con sus padres o abuelos al estreno de la vigésimo primera edición de la gran cita con las marionetas en el Parque Labordeta cumplían con devoción estas indicaciones de Eva Paricio, la voz de Los Titiriteros de Binéfar. Fueron los anfitriones de este paraíso de los muñecos, la magia, el circo y los sueños. Es un lugar de deseo para los críos, y los no tanto.

La verbena era apta para bebés y nonagenarios. Poco importó que por la mañana, a las 11.00, hiciera fresquito a la sombra de los árboles. "Reconoce las canciones, su favorita es la de la iguana. Hemos venido a verlos por la mañana y volveremos por la tarde". Mapi Terrano sostenía en brazos a su hija Lena, de 24 meses, que no dejaba de moverse al ritmo de la música. Hubo tiempo para bailar jota al estilo libre; marcarse un rock haciendo el caracol, la locomotora, nudos y túneles y dar de comer naranjitas y limones a hambrientos animales salvajes de trapo. La cita rindió su "homenaje gamberro" a José Antonio Labordeta y el cabezudo que lleva su nombre lo dio todo para bailar una versión cañera de ‘Arremójate la tripa’ (aunque no apeteciera mucho).

Cuando la cosa ya se calmó, tocaba elegir dónde continuar este paseo por un espacio en el que las marionetas tensan los hilos, retratan el mundo a su manera y se reivindican como un arte con mayúsculas. Las entradas para los talleres matinales (acceso libre) de los aragoneses Circo La Raspa se agotaron en poco más de media hora. Los grupos de 30 personas (se recomienda que acudan también los padres) aprenden a hacer malabares con diábolos y mazas, caminar sobre zancos, manejar los platillos chinos y colgarse de un trapecio. "Hemos venido ya cuatro años y es maravilloso que la gente vuelva uno tras otro con ganas de ver espectáculos. No creemos que haya una feria de este calado a nivel europeo y el entorno es magnífico", aseguraban Román Bometón y Ricardo Ariño, los dos artistas de la compañía altorriconense antes de comenzar la clase.

Del bullicio a la intimidad

El bullicio y el griterío dejan paso a la intimidad y la media luz cuando se decide pasar por taquilla y abonar dos o tres euros para ver uno de los ocho montajes de pago. Estas carpas tienen nombres tan sugerentes como Domo, Mágica, Bagdad, Melodías, Palacio de los Prodigios, Salón de los sueños y Cabeza parlante.

En Domo, el ruso Victor Antonov prepara sus títeres de hilos. "Está considerado una de las principales figuras y un maestro de la técnica del hilo en Rusia, su compañía es una de las pocas independientes del país. Es un lujo tenerle por primera vez en Aragón", contaba Ana Abán, gerente de Ares (Asociación de Artes Escénicas de Aragón, organizadores de la feria). Antonov colgaba con mimo exquisito al levantador de pesas, la bailarina hindú y el payaso.

En otra de estas barracas modernas primero se invita a que los adultos se sienten en las últimas filas y dejen los sitios más cercanos al escenario para que los niños vean ‘Princi Pato’, de las extremeñas Marmoré Producciones. En cuanto se oye el ronquido de la "malvada y cruel" reina Margarita, como dice la canción con que comienza la obra, se hace el silencio. Sin hacer espoiler, se trata de la historia de un príncipe de apenas 10 años que es enviado por su madre a aprender el arte de gobernar en un pequeño castillo.

Los eternos muñecos de guante

De vuelta a la algarabía del mundo exterior, uno puede pasarse por la Feria de los Imposibles, del mago oscense Civi Civiac. Es un clásico y un éxito asegurado. "Propuesta de juegos de participación donde el público se encuentra disfrutando de un mundo mágico donde nada es lo que parece. Mira, juega, disfruta, sigue mirando... pero respetando", reza el cartel de la entrada. Hay puzles imposibles, cajas misteriosas, espejos surrealistas, cuadros de doble visión, personas atadas que no consiguen deshacer el nudo, discos que giran e hiptonizan... "Si le dices a ella que deje el teléfono y se concentre a lo mejor lo conseguís", le recomienda el responsable de la barraca, vestido como antaño, a una familia que intenta sin éxito sacar la anilla del artilugio.

Alrededor del quiosco de la música los muñecos de guante de toda la vida, los de cachiporra, tienen hiptonizados a decenas de niños sentados en el suelo. Los gallegos Viravolta Tíretes representan las andanzas del famoso bandolero de principios del siglo XX Toribio de Mañón. El inglés Dan Bishop tiene en su teatrillo un reloj que anuncia el próximo pase (‘Next show’). Su inglés con algunas palabras en español se mezcla con los ritmos balcánicos de la Orquesta Zingaroana de Che y Moche que toca en el quiosco y marca el final de la jornada matinal. "Es una pena que no pueda escucharse bien". El jueves, las marionetas encantaron a cientos de niños y seguirán haciéndolo hasta el domingo.

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