Patrullas de informadores recorrerán de noche las zonas de fiesta para atajar conductas ruidosas

El Ayuntamiento formará durante dos meses a agentes comunitarios para estrenar la prueba piloto en primavera.

Las calles del Tubo serán una de las primeras zonas por las que se movilizarán estos agentes comunitarios.
Las calles del Tubo serán una de las primeras zonas por las que se movilizarán estos agentes comunitarios.
Toni Galan

El Ayuntamiento de Zaragoza va a desplegar a mediadores por las calles del Casco para reducir en la medida de lo posible las conductas más ruidosas y molestas vinculadas con el ocio nocturno. Para ello, formará durante dos meses a un número todavía por decidir de "agentes comunitarios" que estrenarán esta prueba piloto en primavera. Se trata de una iniciativa que ya funciona en ciudades como Madrid y Barcelona y que busca conciliar el negocio del sector hostelero con el descanso vecinal "a través de la información y la educación", en palabras de la concejal de Medio Ambiente, Teresa Artigas.

Los mediadores harán las prácticas en grupo, pero tras la formación patrullarán las calles más conflictivas en parejas, de forma similar a otras iniciativas que ha puesto en marcha el Consistorio, por ejemplo, en el transporte público. Todavía se están perfilando los detalles del proyecto, pero previsiblemente actuarán entre la medianoche y las 2.00, ya que no solo se quiere incidir en los comportamientos que generan ruido, sino también en la limpieza, y ese tramo horario es el más habitual del botellón.

También tendrán presencia en aquellas actividades nocturnas que programe el propio Ayuntamiento, e incluso se concienciará ante el uso indebido de la vía pública como hacen, por ejemplo, los vecinos que bajan a sus portales o plazas cercanas a tomar la fresca y mantienen conversaciones con voz elevada o incluso con música.

En cuanto a las zonas en las que se desplegarán los mediadores, se comenzará por aquellas más problemáticas, como la Magdalena, la calle Mayor, el Tubo, Las Armas o Moncasi, entre otros. "En la mayoría de los casos, el hecho de que las personas generen ruido en las calles no es un problema del propio establecimiento sino que está relacionado con las malas prácticas ciudadanas", apunta Artigas.

Por ello, se incidirá en concienciar y modificar dichas conductas. Uno de los temores del proyecto, que se enmarca en el Plan Integral del Casco Histórico (PICH), es la seguridad de los propios mediadores, que pueden verse expuestos ante personas ebrias o en estado de euforia. En este sentido, desde el Consistorio zaragozano aseguran que la preparación será la adecuada. "Se les forma bien para saber cómo abordar a la gente y cuándo desistir", detallan.

Una experiencia similar que puso en marcha el Ayuntamiento de Madrid el año pasado sirve para ello de espejo: "Solo han tenido un problema y fue porque intentaron mediar en un pelea, pero ese no es su cometido", aclaran.

Proyecto de ordenanza

La medida se pondrá en marcha a pocas semanas de las elecciones de mayo y, quizá, con una nueva ordenanza del ruido en vigor. El borrador que ha elaborado el equipo de gobierno de ZEC se someterá en el próximo mes al periodo de información pública, en el que se deben conciliar las reivindicaciones vecinales con las del sector hostelero, que se ha unido ante un texto que consideran que "pone en riesgo" su futuro. Además, deberá contar con el apoyo del pleno. Mientras tanto, y para acercar posturas, el Justicia de Aragón, Ángel Dolado, ha convocado a todas las partes implicadas a una mesa sobre el ocio nocturno el próximo 7 de marzo.

La Policía Local impuso 284 sanciones en 2018 tras medir un exceso de decibelios
La Policía Local de Zaragoza impuso en 2018 un total 284 sanciones por exceso de ruido en la ciudad tras comprobar que se excedían los decibelios permitidos por la normativa actual. La cifra es similar, aunque algo menor, que en los últimos años, en los que se superaban por poco las 300 denuncias. La mayoría tienen que ver con molestias ocasionadas por establecimientos de ocio nocturno, en especial los ubicados en zonas como el Casco Histórico, La Magdalena o Moncasi.

El procedimiento habitual comienza con una llamada de algún vecino que se ve afectado a altas horas de la madrugada por el elevado ruido. La Policía Local recibe en torno a 1.700 requerimientos de este tipo al año, por lo que muchas noches, en especial durante el fin de semana, van a destajo. Tras acudir al lugar de los hechos, los agentes realizan las mediciones oportunas y si se supera lo establecido, se procede a tramitar la denuncia.

Sin embargo, no solo los establecimientos de hostelería y discotecas son objeto de estas sanciones. En ocasiones los ciudadanos alertan de los ruidos que generan sus propios vecinos al celebrar fiestas domésticas. "Estos casos no son específicos de las zonas de ocio, sino que se producen en cualquier punto de la ciudad", explican fuentes policiales.

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