La caída de viajeros en 2018 obliga a indemnizar a la empresa del tranvía con otros 707.374 euros

El Ayuntamiento pagará esta cantidad a Los Tranvías por tener un 15,4% menos de los usos que estimaba el pliego.

Uno de los convoyes tranviarios toma la curva entre César Augusto y el Coso Alto.
Uno de los convoyes tranviarios toma la curva entre César Augusto y el Coso Alto.
Oliver Duch

Por quinto año consecutivo, el Ayuntamiento deberá pagar una compensación a la sociedad de economía mixta Los Tranvías de Zaragoza por el bajo nivel de usuarios de la línea 1. La indemnización, para más inri, es cada año mayor y por la caída de viajeros de 2018 el Consistorio deberá abonar una cuenta de 707.374 euros. El problema son las exageradas previsiones de viajeros que se establecieron en el pliego de condiciones. Así, aunque en 2018 se esperaba que hicieran uso del tranvía 32,8 millones de zaragozanos, la cifra se quedó en 27,8 millones, esto es, unos 400.000 menos que el año anterior. Parte de la culpa la tienen los paros del servicio tanto en marzo como en el octubre, cuando un conflicto laboral acabó en huelga y limitó el número de expediciones.

Sea como fuere, la fórmula de pago que se estableció cuando el servicio tranviario se puso en marcha está resultando muy gravosa para las arcas municipales. Como viene sucediendo desde 2014, al Consistorio de la capital aragonesa le pasa factura que no se hayan cumplido las expectativas que se fijaron en el pliego, en el que se marca que cuando el déficit de usuarios supera el 10%, el Consistorio tiene que pagar a la empresa la mitad del coste que tienen los billetes ‘perdidos’.

Por este motivo, el Ayuntamiento tuvo que abonar en 2015 unos 122.830 euros a Los Tranvías por los usuarios de menos que entraron en los convoyes, y al año siguiente la cifra se duplicó: se tuvieron que abonar 315.000 euros. En 2017 la cosa no fue mejor y el desfase entre las previsiones y el uso real granjeó una indemnización de 430.186 euros, aunque el récord se batió el año pasado con la citada factura de 707.374.

Malos augurios

El problema es que si el uso del tranvía sigue la evolución actual, la cantidad a pagar continuará aumentando. Los usuarios de la línea 1 se han estabilizado en torno a los 28 millones y parece poco factible que este año alcancen los 33,2 millones de usos previstos o para 2025 los 35,2. Es cierto que el tranvía es un éxito y los vagones suelen ir llenos, por lo que había que prever también el aumento de expediciones o de la capacidad de los convoyes (acaso dos Urbos juntos) para alcanzar tales cifras.

El pliego de condiciones establece un crecimiento de viajeros anual más o menos sostenido de en torno 1% y, sin ir más lejos, el año pasado no hubo aumento sino caída del 1,4%. Cada vez hay más distancia entre las previsiones que se hicieron y la demanda real que tiene la línea 1, cuyo contrato no concluye hasta el año 2043. Para entonces se supone que debería haber 42,1 millones de usuarios, lo que implica un 60% más que ahora.

También es cierto que el Ayuntamiento subvenciona gran parte del billete de los usuarios del tranvía, y por cada viajero el erario costea 0,79 céntimos. Con este cálculo, si se hubieran alcanzado los viajeros previstos, el Consistorio también habría hecho un desembolso, pero sería un pago –al menos– por un servicio prestado y no por viajes perdidos. En ese supuesto, además, habría que contar con la parte de recaudación conseguida, que vienen a ser unos 0,50 céntimos por trayecto.

Desde que comenzara la obligación de indemnizar a la empresa, el Ayuntamiento se ha limitado a abonar las facturas porque las fórmulas de pago estaban acordadas desde la puesta en marcha del proyecto. Este es solo uno de los tres mecanismos que el Ayuntamiento tiene para abonar a la concesionaria: los otros son los conceptos de pago por usuario (la subvención al billete) y de pago por disponibilidad de la infraestructura.

Hasta 60 millones

La oposición teme que la compensación por la falta de viajeros vaya a crecer año a año y, por ejemplo, el concejal popular Sebastián Contín sostiene que la previsión económica de la concesión esconde "un agujero negro". Según sus cálculos, al final del contrato el Ayuntamiento habrá pagado a la sociedad cerca de 60 millones por el concepto de viajes perdidos.

Las dudas en torno a la financiación –tanto de las obras como de la posterior concesión, habida cuenta de las pérdidas acumuladas por la empresa– es uno de los principales motivos por los que una hipotética segunda línea tranviaria, la que iría de este a oeste, sigue siendo una quimera.

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