Santa Cruz de Grío, donde el barro se hace arte y el santo patrón baila

La colección de vasijas y cántaros de barro de José María Gimeno, docente y cronista local, es una de las más impresionantes de Aragón; a San Blas, el patrón, lo sacan los mozos a pasear con un ritmo que desafía los compases.

José María Gimeno, con parte de su colección de piezas de barro. En primer plano y a la derecha, antiguas muestras de lápidas.
José María Gimeno, con parte de su colección de piezas de barro. En primer plano y a la derecha, antiguas muestras de lápidas.
Laura Uranga

En Santa Cruz de Grío hay una pareja que no siempre está de acuerdo a la hora de opinar, y que sin embargo consigue llegar a continuos acuerdos de convivencia con una sonrisa en los labios. José María Gimeno, profesor y coleccionista, que mantiene un completísimo blog sobre el pueblo y Olga Maya, dueña de la Casa Rural Los Chinchanes. "Maya como la abejita", dice Olga, que nació y creció en Zaragoza, pero tiene hondas raíces en el pueblo que acabó siendo su lugar de residencia. Acaban de pasar las fiestas de invierno y el pueblo aún conserva ecos del jolgorio puntual, transformado en el silencio propio de la estación fría por estos pagos.

"Mis padres –comenta José María– nacieron en dos despoblados del término, Aldehuela de Grío y Viver de Vicort; tras casarse pasaron unos años en Calatayud, donde nací yo, y en 1961 se establecieron aquí; yo tenía 2 años. Así que sí, este es mi pueblo". Olga asiente: también es el suyo de corazón. "En mi infancia había aquí 700 personas, muy pocos vehículos a motor y mucha vida. Teníamos escuela de párvulos, de chicas y de chicos, había veterinario, dos curas… ahora estamos 70, no hay escuelas, el cura vive fuera, contamos con una carnicería, la de Blasa, que lleva su hija Angelines, y un estanco. El médico viene dos días, la caja uno y el bar abre algunas horas… la mayoría de los habitantes nos movemos entre los 50 y 70 años, casi todos trabajamos fuera del pueblo y la agricultura es un plus heredado de nuestros padres, a excepción de 3 ó 4 personas que sí viven del campo. Mayores hay muy pocos, y de menos de 20, apenas cuatro".

Video:Santa Cruz de Gro cermica y pasos bailones
José María recuerda que la agricultura local se nutría de la llamada tríada mediterránea: vid, trigo y olivo. "Queda olivo, y va muy bien: también se planta algo de cerezo y almendro. Esporádicamente, si el año se da bien, las setas también constituyen una buena entrada... si tienes las fuerzas intactas. ¿Ganadería? Todas las casas tenían al menos una docena de gallinas, algún cerdo, oveja y cabra, pero de eso no queda casi nada. Había tres ganados y el último desapareció el año pasado. Se ha abierto una granja de 2.000 cerdos cerca de Tobed, son vecinos de zona que no son del pueblo".

‘Profe’ y coleccionista

José María ha entregado su vida a la docencia y a la investigación etnológica, pero tiene una pasión palmaria; le va el barro, concretamente el cocido y artístico. Lo de la cerámica es más que una pasión para él. "Estudié Historia y me especialicé en arqueología. Dio clases en Los Monegros y pasé siete años en Canarias, concretamente en la isla de La Palma. Cuando terminé allá y vi cómo estaban las oposiciones, probé por Magisterio y volví a la península. Opté por el mundo rural, por cercanía a mi casa. He estado en el CRA de El Frasno, que abarca Codos, Tobed, Santa Cruz, Arándiga, Nigüella y Mesones de Isuela. Hace unos quince años se negociaron desde los sindicatos un turno de año sabático, que estoy disfrutando este año, previo descuento de un 16% de mi sueldo mensual durante cuatro años". José María no perdona la visitas al rastro, y también esta integrado en un grupo de coleccionistas aragoneses que se reúne de cuando en cuando en Murillo de Tou para intercambios de vivencias... y piezas. También organizan viajes formativos o de compras fuera de Aragón.

En Santa Cruz del Grío, la asociación cultural La Trascasa nació hace cuatro años para promover actividades propias y aliarse con el ayuntamiento en las festividades. Dentro de la arquitectura urbana destacan los patios, característicos del pueblo, tienen una entrada angosta que da paso a viviendas en disposición de hormiguero, a ambos lados y alturas del pasillo que conecta con la calle contigua, con bodegas incluidas.

El coleccionismo de José María daría para un análisis enciclopédico. "Tengo objetos repartidos por varios espacios, es una de las ventajas de los pueblos. Hay muchos recipientes de vino y aceite como pucheros, cántaros, tinajas… tras el último arqueo conté 16.883 piezas en total, más otras cosas en materiales diversos. Tengo divididas las piezas entre las aragonesas y las de otros puntos. Esta colección es privada, aunque la enseño si me avisan. Querría hacer un museo, pero la inversión es muy fuerte. ¿Las últimas compras? Varios pucheros hace dos semanas en Valladolid, una jarra por internet... piezas sencillas que me gustan junto a cosas más interesantes como tinajas mudéjares de cuello de gitana, que tienen varios siglos; también hay aquí un cántaro de 1847 que conseguí en Talavera. Tengo cántaros de agua de Huesa del Común y Abiego, toneles de vino de Sestrica, tinajones alcarreños del XVIII con cercillo y culebrilla, refuerzo y labio vertical, con estampillas y cruces... muchas cosas. Para ver esto hace falta dedicarle un tiempo, a los que vienen les digo que esto no se valora en 10 minutos; es un esfuerzo sostenido de 35 años". "Sí, pero luego los vuelves locos con las explicaciones –espeta Olga, riendo– aunque es verdad que la colección es impresionante". Fin de la discusión.

La solera de la Cofradía de San Blas y el baile jovial de San Blasico, un febrero muy festivo
La Cofradía de los Hermanos de San Blas acumula más miembro que ninguna otra en el pueblo, y para las fiestas de su santo (acaban de pasar, en el primer fin de semana de febrero, y el día de las fiesta es el 3) hacen desde hace muchos años una misa por los hermanos cofrades muertos al día siguiente del santo. Tras esa misa se pasea a San Blas por el pueblo; antes se hacía sin música, luego se marchaba a ritmo lento con música de corte marcial. A los hermanos que acompañan al santo se les entregaban (aún se hace, parcialmente) calabazas, pimientos, manzanas, roscones del santo y flores y centros de mesa. Luego se hace una subasta pública en la plaza. En los últimos años del franquismo, los jóvenes empezaron a mover al santo algo más de la cuenta y los cofrades les llamaron la atención, pero se fue imponiendo ese movimiento, que ha llegado hasta nuestros días y que ahora es más que notable, con música pachanguera, en llano y en cuesta.

En datos

Comarca: Valdejalón.

Población: 118.

Distancia a Zaragoza, su capital de provincia: 74 km.

Los imprescindibles

Los Chinchanes

Olga Maya lleva desde hace 15 años esta casa rural de alquiler completo, dispuesta para siete personas. El nombre viene del abuelo materno de José María: en los años 20 se trajo una guitarra que no sabía tocar, solo hacía ‘chinchán’: de ahí salió.

La fuente de la plaza

La fuente de forja que está frente a la iglesia de San Blas está dedicada a Ponciano del Amo, antiguo alcalde, y data de 1929. Es de la factoría Averly de Zaragoza y hermana de la que está en la plaza de Belchite Viejo.

Tejares

En el pueblo se recuerdan especialmente dos tejares: el de los ‘mayas’ en la partida de Valdimal y el de los ‘royes’ en la partida el Tejar, junto a la carretera de Tobed. Tuvieron que cerrar allá por los 50 por falta de rentabilidad.


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