Un hostelero de la calle Cádiz: “Me canso de pintar las paredes con dinero de mi bolsillo”

Los propietarios de los locales aseguran estar hartos de ver cómo las firmas y los grafitis se adueñan de esta céntrica calle de Zaragoza. Algunos se encargan personalmente de limpiar sus paredes, pero las pintadas vuelven poco tiempo después.

Pintadas en la calle Cádiz de Zaragoza
Pintadas en la calle Cádiz de Zaragoza
L. R.

La calle Cádiz, en pleno centro de la capital aragonesa, es conocida por su abundante oferta gastronómica y por los numerosos bares y cafeterías que han encontrado en ella una ubicación ideal. Sin embargo, nada es perfecto. Muchos de los hosteleros de la zona lamentan tener que compartir las paredes de sus locales con los grafiteros y los vándalos, que han hecho de esta calle peatonal un lienzo sobre el que pintar.

Aunque prácticamente se pueden encontrar firmas en cualquier parte de la vía, el problema de las pintadas callejeras se hace patente, especialmente, en su tramo final, justo después de dejar atrás la salida del centro comercial Caracol. Es en esta zona cubierta donde se concentra el mayor número de grafitis.

“Me extraña que el Ayuntamiento permita que esta calle peatonal, en pleno centro de la ciudad y por la que pasan muchos turistas, esté como está”, lamenta el propietario de uno de los bares, que tiene que convivir a diario con decenas de pintadas en las columnas que delimitan su zona de terraza.  “Dan muy mala imagen. Hay clientes que nos lo comentan e incluso hay gente que se para a hacerles fotos”, explica. Harto de la situación, el hostelero decidió un día pintar él mismo las columnas y devolverles su aspecto original, pero la solución no fue demasiado duradera. “Me canso de pintarlas de blanco con el dinero de mi propio bolsillo, llega un momento en el que te aburres”, lamenta.

El problema de los grafitis no es nuevo, pero los hosteleros echan en falta una actuación en profundidad para eliminarlos y evitar que vuelvan a aparecer. “Llevamos aquí tres años y en ese tiempo no hemos visto nunca que los limpiaran en condiciones”, apunta el propietario, que asegura que “ya no hay un hueco en blanco para hacer más”. Hace escasamente diez días, este hostelero compartió a través de las redes sociales varias imágenes de los alrededores de su negocio para denunciar estos actos vandálicos. Después de eso, una brigada de limpieza se dirigió al lugar para dar a las paredes una capa de pintura, aunque de poco sirvió. “Al día siguiente por la mañana ya volvían a estar llenas de firmas”, explica.

Además, los hosteleros se quejan también de los carteles y la publicidad que otros locales y discotecas pegan en las paredes más próximas a sus negocios. “Como propietario, una vez puse unos vinilos bonitos fuera del bar y la Policía vino y me dijo que, o los quitaba, o me denunciaban. Lo único que intento hacer es tapar las pintadas”, comenta.

Este hostelero también asegura que en esa zona, durante los fines de semana, es frecuente el botellón, con la suciedad que ello conlleva. “Por las mañanas tengo que echar lejía en la acera, porque orinan ahí. Ya hemos llamado a la Policía en varias ocasiones”, asegura.

“Tememos que afecte a nuestros negocios”

Lo que más preocupa a los hosteleros de la zona es que está situación disuada a los clientes y acabe por perjudicar su actividad económica. “Tememos que pueda afectar a nuestros negocios”, reconoce el propietario, que hace hincapié en que las pintadas les están suponiendo “un gasto de dinero innecesario”.

El Ayuntamiento de Zaragoza, por su parte, recuerda que disponen de una brigada de limpieza de gratifis con el contrato de limpieza. No obstante, fuentes municipales explican que “solo limpian edificios municipales”, ya que “en edificios privados no corresponde limpiar”. En el caso de que se trate de inmuebles de titularidad privada, el consistorio solo actúa cuando se trata de mensajes ofensivos o despectivos, ya que si no, sería “un trabajo infinito”.

Según los últimos datos facilitados por el consistorio, en los dos últimos años, han impuesto cuarenta sanciones por pintadas y grafitis en la capital aragonesa y se ha retirado una media de más de 90 al día. Las sanciones económicas pueden oscilar entre los 80 y los 750 euros, en función del tipo de pintada y de dónde esté hecha.

En los últimos meses, monumentos catalogados como BIC, como el Puente de Piedra o templos religiosos como la iglesia de la magdalena han sido objeto de pintadas vandálicas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión