Los alcaldes de la Ribera Baja alertan sobre el estado de las motas pese a los últimos refuerzos

La crecida pasó por Zaragoza a primera hora de la mañana y aguas abajo puso en alerta a los agricultores. La CHE defiende que recientemente se han ejecutado más de 700 obras.

Roberto González, alcalde de Villafranca de Ebro, en la mota que sufrió tres filtraciones.
Roberto González, alcalde de Villafranca de Ebro, en la mota que sufrió tres filtraciones.
Guillermo Mestre

"Es una ‘riadica’ de 1.500 metros cúbicos por segundo, y aún así estamos que no podemos pegar ojo". Rafael Abenia, concejal de Agricultura de Fuentes de Ebro, resumía ayer así el sentir de muchos alcaldes y vecinos de la Ribera Baja. La última crecida no ha llegado, ni mucho menos, al nivel de la de abril del año pasado, pero ha servido para inundar campos en el tramo aragonés del Ebro y, sobre todo, para alertar sobre el estado de las motas. A pesar de los trabajos de refuerzo que se han ejecutado recientemente, algunas localidades veían ayer con preocupación el estado en el que quedaron sus defensas.

La punta de la crecida pasó por Zaragoza entre las 4.00 y las 7.00, sin llegar a superar los 1.500 metros cúbicos por segundo. El nivel del Ebro alcanzó los 4,20 metros, cuando en la riada de abril del año pasado se llegó a 5,35. Ese punto máximo de la avenida fue discurriendo a lo largo del día aguas abajo, y ya por la tarde superaba las localidades de Quinto y Gelsa. En la capital aragonesa este episodio apenas tuvo afecciones, más allá del conocido desalojo de la decena de familias que viven regularmente en Torre Urzáiz, en el barrio de Movera. Ayer se desactivó la alerta de Protección Civil.

Aguas abajo la situación era diferente. Especialmente en Villafranca de Ebro, donde la mota que recientemente restauró la Confederación Hidrográfica del Ebro sufría tres fugas, suficiente para inundar el campo más cercano y, sobre todo, para alarmar a los agricultores sobre una posible rotura. Roberto González, alcalde de la localidad, criticó que la mota "se ha hecho con gravas", y que "no está compactado".

Se mostró "impotente" ante esta situación, así como por el nivel que alcanza el río con avenidas que no son extraordinarias. "Hay que limpiar el río, no se quita ni una piedra, tenemos que ir al monte a coger las gravas cuando las tenemos aquí", dijo. González añadió que "el homo sapiens agricultor va a desaparecer en cuanto los seguros dejen de asegurar" a los campesinos, e hizo otra reflexión: "Si cada vez que hay una riada se inundara el paseo Independencia, ¿no se limpiaría el río?".

En El Burgo de Ebro, en la margen contraria, el río entró a los campos habituales en este tipo de crecidas. En total, unas 50 o 60 hectáreas. Su alcalde, Miguel Ángel Girón, criticó que una mota que protege los campos, entre esta localidad y la urbanización Virgen de la Columna, está ‘tocada’ desde la riada del año pasado. "Avisamos a la CHE, pero no nos han hecho caso", aseguró. Por eso, han vallado el camino y miran con atención la evolución de los posibles daños.

"Habrá que ver con 1.900"

En Fuentes de Ebro ha resultado dañada otra mota que se colocó con las últimas obras de refuerzo de las defensas. La alcaldesa, María Pilar Palacín, señalaba que el problema ha podido ser que "son muy recientes" y el terreno no ha llegado a compactar adecuadamente. "No estamos tranquilos", admitió. Pese a ello, Palacín resaltó que esperaban no tener problemas con esta avenida.

Unos kilómetros más abajo, en Quinto y Pina de Ebro, revisaban la mota que suele fallar en la segunda de las localidades, y que acaba afectando fundamentalmente a los campos de la primera. "La mota va a aguantar, pero habrá que ver cuando vengan 1.900 metros cúbicos por segundo", señalaba Rafael Abenia, concejal de Fuentes.

Desde la CHE estuvieron ayer atendiendo estas incidencias, así como otras detectadas en Boquiñeni y Osera. Fuentes del organismo de cuenca defendieron que se trata de unos problemas puntuales, ya que en total ha habido "más de 700 actuaciones en el tramo aragonés del Ebro". Destacaron que ningún núcleo urbano ha estado en peligro, y que ha habido "kilómetros y kilómetros" de motas reparadas. Añadieron que se han invertido "31,5 millones", con mejoras aún pendientes desde la riada de 2015.

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