La primera crecida del Ebro del año obliga a la Ribera Alta a activar sus defensas contra el río

La punta de la crecida ha llegado en torno a las 6 de la mañana de este domingo a Novillas y ya ha pasado por Pradilla.

El alcalde de Novillas, José Ayesa, ayuda al agricultor Luis Miguel Villanueva (con el tractor) a proteger su campo de coles.
El alcalde de Novillas, José Ayesa, ayuda al agricultor Luis Miguel Villanueva (con el tractor) a proteger su campo de coles.
José Miguel Marco

La punta de la avenida ordinaria del Ebro ha pasado este domingo por la mañana por Pradilla, donde se han anegado unas cien hectáreas de cultivos. Por la tarde el agua empezará a bajar. El alcalde de Pradilla, Luis Eduardo Moncín, ha explicado que la subida de la punta ha sido rápida y esperan que la bajada también lo sea. Respecto a las cien hectáreas de cultivo que se han inundado, ha precisado que no supondrán muchas afecciones económicas, ya que parte estaban sin sembrar.

"En el casco urbano no ha habido ningún problema". Ha detallado que, después de la gravedad de las inundaciones de la riada de 2015, se reforzaron las motas del municipio.

La punta de crecida llegará al municipio zaragozano de Boquiñeni pasado el mediodía. No se esperan afecciones en el casco urbano, aunque quedarán inundadas cerca de 400 hectáreas de campo.

Así lo ha indicado el alcalde de la localidad, Miguel Ángel Sanjuán, al tiempo que ha recordado que esta avenida es ordinaria y mucho menor que la registrada en abril de 2018. Además, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha realizado varias obras que han reforzado las motas y la situación del río a su paso por el municipio. Esto sumado a que el casco urbano está "bastante lejos" hace que no se esperen afecciones en viviendas y locales.

No obstante, como es habitual cuando hay una crecida, sí que quedarán anegados los campos que hay cerca del Ebro, unas 400 hectáreas.

En torno a las seis de la mañana de este domingo, la punta de crecida del Ebro ha pasado por Novillas con una altura de 7,54 metros, dejando anegadas unas mil hectáreas de campo.

Para el alcalde de Novillas, José Ayesa, sí "se trata de una avenida extraordinaria, no por el agua que lleva, pero como el río está tan sucio afecta a mucha más tierra de lo normal".

A las nueve de la mañana, el caudal del Ebro a su paso por Zaragoza era de 1.245 metros cúbicos por segundo, según informa la CHE. Se prevé que la punta más alta llegue a Zaragoza entre la noche del domingo y la mañana del lunes. El Ayuntamiento de Zaragoza activó el sábado por la tarde el Plan Municipal de Protección Civil para hacer frente a la crecida. Por precaución, ya se ha desalojado la urbanización Torre Urzáiz, en Movera, puesto que es una zona que se suele ver afectada por este tipo de avenidas.

Primeras afecciones

Pasadas las 12.00 de este sábado, Alfredo García sacaba precipitadamente una veintena de ovejas y corderos de una paridera a las afueras de Novillas. El río Ebro, ya crecido, llegaba hasta escasos metros de su nave, y se quedaba a un palmo de desbordarse por un hueco de unos diez metros que abrió la riada extraordinaria de abril del año pasado, y que seguía abierto desde entonces. "¡Llevo meses pidiendo que trajeran dos camiones de tierra para cerrarlo y no ha habido manera! ¡En dos horas ya tenemos el agua dentro!", se lamentaba, mientras se llevaba el ganado a un lugar seguro.

Esta fue una de las escenas que provocó el río Ebro ayer en la Ribera Alta con su primera crecida del año. Se trata de una avenida ordinaria, cuya punta llegará a Zaragoza entre esta noche y mañana con 1.500-1.700 metros cúbicos por segundo. La última riada, la de abril del año pasado, superó por poco los 2.000 metros cúbicos por segundo a su paso por la capital aragonesa.

La Ribera Alta vivió este episodio con una mezcla de resignación y de incertidumbre, ya que se esperaba el nivel del río llegara a su punto máximo por la tarde y comenzara a bajar. Sin embargo, no dejó de crecer en todo el día. En Castejón el viernes estuvo de bajada, pero ayer volvió a crecer y por la tarde superó los 1.900 metros cúbicos por segundo, por encima de la previsión inicial de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Tras pasar por esta localidad navarra, el agua tarda unas diez horas en llegar a la Ribera Alta, por lo que se esperaba que la punta de la avenida llegara la pasada madrugada o incluso hoy por la mañana.

Ayer ya podían verse las consecuencias. Los cascos urbanos de localidades como Pradilla o Novillas esta vez no peligraron, pero alrededor de 1.000 hectáreas de tierras de cultivo, principalmente de trigo y cebada, quedaron anegadas. Varios agricultores, al ver el nivel que iba alcanzando el Ebro, se pusieron manos a la obra para tratar de elevar al máximo las defensas frente al río, y tratar de sellar posibles grietas que hicieran de punto de entrada del agua.

Fue el caso de Luis Miguel Villanueva, que luchaba ayer por la mañana por salvar su campo de coles metiendo su tractor en las tierras vecinas, ya inundadas. Le ayudaba, azada en mano, el alcalde de Novillas, José Ayesa, quien alertaba de que esta es una riada con una punta bastante sostenida en el tiempo, lo que hace "que el agua llegue a más campos, porque el agua está muchas horas y empapa mucho más".

Ayesa apuntaba que riadas como esta en realidad "tendrían que pasar desapercibidas". A su juicio, las dos isletas "de 7 y 17 hectáreas" que se han formado en medio del cauce con el paso del tiempo "hacen que no pueda circular el agua, y que el río se tenga que buscar otro sitio". Y que, como consecuencia, alcance cada vez más tierras de cultivo.

Eso sí, el alcalde de Novillas valoraba que al menos este año "se han abierto vías para que pase el agua" a través de estas isletas, y también "se han fortalecido las motas". "El pueblo está perfecto, sin problemas", reconocía. Pese a ello, hacía suyo el mensaje del gran cartel que se colocó a la entrada de la localidad a modo de lema, y que dice en grandes letras "limpieza ya o ruina total".

"Está bien proteger el pueblo, pero también la agricultura, porque las tierras se están depreciando y nadie va a querer cogerlas", apuntaba el alcalde de Novillas. José Antonio Aristizábal, vecino de esta localidad, coincidía en que "hay que limpiar los ríos". "El otro día había una máquina excavando para que luego la riada se llevara la tierra, pero eso lo único que hace es llevar el problema a otro lado", añadía.

En Pradilla, los efectos de la riada eran menores, pero también se miraba con preocupación a Castejón. "Allí está subiendo bastante, no sé si es que han desembalsado...", señalaba por la tarde el alcalde de la localidad, Luis Eduardo Moncín. Al igual que su homólogo de Novillas, aprovechaba para reclamar "una limpieza integral del cauce". "Si cabe más agua, se inundan menos hectáreas", señalaba. De todas formas el edil incide en que este verano se ha limpiado vegetación dentro del cauce del río: "Esto también se nota, el agua circula mejor, no retiene tanto y sube menos de nivel".

El alcalde de Boquiñeni, Miguel Ángel Sanjuán, opina por su parte que el cauce del río ya se ha limpiado dentro de lo posible, puesto que la normativa es "muy estricta". Por eso, considera que la solución para estos agricultores pasaría por otras medidas de prevención, como, por ejemplo, la compra de sus tierras para convertirlas en zonas inundables, "aunque para eso se necesita dinero, que el Gobierno central proporcione una partida económica".

Se espera que la punta de la crecida alcance la capital aragonesa en torno a la próxima medianoche con 1.600 metros cúbicos por segundo. Mañana comenzará a bajar rápidamente, hasta acabar el día alrededor de los 1.000. Eso sí, habrá que ver el efecto que tienen en el Ebro las lluvias previstas para esta semana.

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