Marcelo Castelo: "Pedro Sánchez cambió, ahora ya no se ofende por nada"

Castelo (La Coruña, 1965) impartió ayer un curso en la Cámara de Comercio de Zaragoza sobre ‘Personas que enamoran y venden’.

Marcelo Castelo, ayer en Zaragoza antes de impartir su curso en la Cámara de Comercio.
Marcelo Castelo: "Pedro Sánchez cambió, ahora ya no se ofende por nada"
Raquel Labodía

Hablar con un experto en comunicación verbal y no verbal infunde respeto, que lo sepa.

Cómo nos comunicamos con nuestro entorno es algo que nos afecta en el día a día. Por ejemplo, hace un momento, cuando nos hemos presentado, usted me ha dado la mano, pero su compañera fotógrafa antes me dio dos besos. Si no sabemos cómo reaccionar, recomiendo adaptarse al entorno.

¿Esperar el movimiento del otro?

La inteligencia contextual dicta que hay que leer el contexto. Yo he esperado el suyo, y he reaccionado en consecuencia. El problema es que en 170 milisegundos nos hacemos una primera impresión de alguien, y cuando sabes eso, sabes todo lo que te juegas.

¿Podemos tomar decisiones en un tiempo tan escaso?

Tomamos dos: si la persona que tenemos enfrente nos resulta confiable y si nos parece competente.

¿Y nos comportamos de manera diferente cuando sabemos?

Sin duda. Yo soy yo y mis circunstancias, y mis circunstancias son cambiantes porque el que tengo enfrente las cambia. Tengo ventaja, porque soy bueno en lo que la mayoría de la gente es muy mala, en la comunicación no verbal.

¿Malos gesticulando, o malos interpretando esos gestos?

Una de las cualidades del carismático es que tiene una comunicación no verbal consciente. Y se aprende, que nadie piense que Obama nació hablando así. Soy asesor de autoridades, y a muchos les cuesta posar porque no saben qué hacer con las manos.

¿Alguien que sí sepa?

Los Reyes. Sus manos siempre están paralelas al tronco, un poco flexionadas para no dar imagen marcial. Si quieres transmitir liderazgo, seguridad y autocontrol, esa es tu pose. Luego está la intermedia, poner las manos en uve, como hace Angela Merkel. Y quienes se tocan las manos constantemente es que están nerviosos, y eso potencia la sensación de inseguridad que transmiten.

¿Qué debo hacer para transmitir seguridad en mi discurso?

Existen tres formas de comunicación: agresiva, sumisa y asertiva, la del medio. Es necesario el equilibrio para saber dónde están nuestros límites y de dónde nadie puede pasar.

¿El punto de equilibrio es el mismo si hablo con mi jefe, mi pareja, mi amiga o un desconocido?

El problema de no exhibir las líneas rojas es que cada vez estarán más lejanas. Si mi jefe un día hace un chiste racista, machista o xenófobo y no le digo nada, él habrá entendido que, en nuestro marco de relación, eso no me ofende. Pero si los límites los tengo claros, puedo decirles cuáles son a todos mis interlocutores. El mensaje será el mismo; las palabras, otras.

¿Cómo va Pedro Sánchez en comunicación verbal y no verbal?

Antes de que lo defenestraran en su partido, era encorsetado. Tenía que quedar bien con todo el mundo. Cuando volvió, cambió. Nuestra comunicación no verbal descarrila cuando nos sentimos ofendidos. Pero si me ofendes continuamente, me acostumbro. Sánchez ya no se ofende por nada.

¿Y Pablo Casado?

Está en la fase encorsetada. Dice cosas muy fuertes, pero para los suyos. Utiliza el esquema de comunicación que cree que le va a posicionar mejor.

¿Albert Rivera?

También estuvo encorsetado, pero ha trabajado mucho para superar la incomodidad; le falta un poco de error forzado, porque lleva tan preparadas sus intervenciones que es difícil pillarle en algo.

¿Es distinto Pablo Iglesias?

Es el que mejor juega en el tú a tú. No se desestabiliza con la crítica porque como siempre está indignado, responde desde la indignación. Y eso al final es coherente.

La última. ¿Donald Trump?

Él contradice todos los estudios de comunicación. Usa gestos prohibidos, como apuntar o señalar con el índice, que es muy agresivo. Probablemente es un comunicador terriblemente honesto. Que su discurso sea erróneo o no es otra cuestión. También Vox dice que son distintos. Y lo dijo Podemos. Los extremos no se contradicen entre lo que dicen y lo que hacen.

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