Localizan una necrópolis en el yacimiento romano de Cabeza Ladrero en Sofuentes

El primer vecino conocido de la zona era un hombre robusto y con una altura superior a la media.

Uno de los miembros del equipo de investigación trabajando en el hallazgo de Sofuentes.
Uno de los miembros del equipo de investigación trabajando en el hallazgo de Sofuentes.
NOELI BARCELÓ

La localización de una necrópolis en el yacimiento de Cabeza Ladrero, en la pedanía sosiense de Sofuentes, confirma que la ciudad romana tuvo una existencia que se prolongó a lo largo de más de mil años. El equipo de investigación que trabaja en la zona desde 2016 ha descubierto el enterramiento datado en la época tardía y ha identificado junto a él otras dos incineraciones y una inhumación más.

"La consecuencia más directa es la confirmación de la perduración de la ciudad en época tardía. Hay que tener en cuenta que hasta el momento solo teníamos indicios recogidos en superficie y que los sondeos que realizamos el año pasado no fueron nada concluyentes para este periodo. Ahora ya tenemos esa confirmación que buscábamos y podemos hablar con propiedad de un enclave que tuvo una existencia de más de mil años, con todas las posibilidades de estudio que ello trae", afirma Ángel Jordán, el arqueólogo que dirige el proyecto.

El hallazgo lleva a pensar que el espacio localizado correspondería a "una zona de extramuros de la ciudad muy grande que se extiende por los campos de cultivo y la ladera occidental del cerro de Cabeza Ladrero". Sin embargo, su estado de conservación es bastante desigual. El enterramiento excavado es una tumba de lajas datada en época tardía. Coloquialmente se ha definido ya como ‘el primer habitante conocido’ de Cabeza Ladrero. "Los resultados obtenidos con la investigación han sido muy interesantes, pues nos presentan a una persona muy alta, con una estatura por encima de la media de la época y muy robusta", explica el director del proyecto.

El mal estado de conservación de los huesos ha obligado a extremar la minuciosidad de la excavación de la tumba. "Esto nos ha obligado a tomar algunas decisiones, como prescindir de excavar algunas partes como los pies, las muñecas o algunas vértebras, por ejemplo, para sacarlos en bloque con la tierra y que pudieran ser limpiados en el laboratorio en unas condiciones mucho más controladas y sobre todo, que impidieran su destrucción", dice.

El hallazgo modificará el planteamiento del trabajo que para esta segunda fase tenía el objetivo de delimitar la ciudad física y temporalmente. "Tras tres años de trabajo ya tenemos una idea bastante precisa que nos muestra un enclave mediano que arranca hacia el Bronce Final-Hierro I y perdura hasta la tardoantigüedad. El hallazgo de esta necrópolis y, sobre todo, el haber dejado sin excavar la segunda inhumación porque se acercaba el invierno y el mal tiempo, ha provocado que el año que viene vayamos a solicitar permiso al Gobierno de Aragón para poder volver al mismo sitio y así poder terminar la investigación y los trabajos sin ninguna prisa", afirma Jordán.

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