Un crecimiento sólido

El Ayuntamiento de Zaragoza ha concedido a lo largo de este año licencias para 1.268 pisos (hasta el 13 de diciembre), una cifra lejana de los 1.536 que lograron permiso en 2017.

Vistas de la parte alta de Torrero
Vistas de la parte alta de Torrero
Aránzazu Navarro

La construcción de viviendas en Zaragoza se estanca después de tres años de crecimiento constante. La reducción del número de licencias municipales respecto a 2017 parece coyuntural y no es, por ahora, preocupante. La recuperación del sector inmobiliario debe ser paulatina, bien pensada y realizada sobre bases sólidas para evitar los errores del pasado.

Siete años después del desencadenamiento de la crisis financiera, la actividad del sector inmobiliario zaragozano inició en 2015 una inequívoca recuperación. Este sector había sido el que primero y de forma más acusada sufrió la irrupción de la crisis de 2008 en toda la economía española. El desplome fue notable en todas las Comunidades y con él la riqueza que la mayoría de los españoles mantenía en ese tipo de activos, fundamentalmente la vivienda propia. Hace tres años, la realidad comenzó a cambiar. Los factores que explican la demanda de vivienda se tornaron favorables también en Aragón: el descenso del desempleo, los tipos de interés históricamente reducidos y la percepción de que los precios de esos bienes habían concluido su purga volvió a animar la demanda. La consecuencia fue que aumentó la construcción de pisos. En Zaragoza fueron 1.040 viviendas en 2015, 1.344 en 2016 y 1.536 en 2017. Sin embargo, este año el Ayuntamiento ha concedido licencias para 1.268 pisos (hasta el 13 de diciembre).

El sector inmobiliario es decisivo para el crecimiento de Zaragoza, de Aragón y de toda España. Pero su normalización no puede hacerse ni de cualquier manera ni a cualquier precio. Aún estamos superando el estallido de una burbuja por un mercado hipotecario deforme y desmesurado que provocó la quiebra de constructoras y entidades financieras, además de una destrucción de empleo sin precedentes en las crisis recientes. La recuperación del sector debe hacerse, pues, sin prisas y de forma sana.