Raúl Revilla, capellán de la cárcel de Zuera: "Paso más miedo en la calle que en la cárcel"

Raúl Revilla Casas (Valladolid, 1944) es sacerdote de la orden de los Pasionistas. Es el capellán del centro penitenciario de Zuera.

Raúl Revilla, en la parroquia de Santa Gema.
Raúl Revilla, en la parroquia de Santa Gema.
Aránzazu Navarro

Siempre quise hacerle una entrevista al padre Ángel, el cura de la cárcel de Zuera...

Murió en Barajas, al regreso de un viaje a Tierra Santa. Era mercedario. Ahora estoy yo en Zuera con otros dos sacerdotes.

Me parece admirable su labor.

¿Cómo la valora si usted no está allí...?

Recuerdo cuando yo vivía en la casa parroquial, el despacho de Cáritas, el piso que tenían y tienen en el barrio de La Paz para atender a los presos.

Pocas atalayas para ver la verdad de la vida como un despacho de Cáritas. Contamos con un piso en la plaza de Alcobendas, en La Paz. Ocho habitaciones para atender a los presos, para que los que no tienen casa ni familia puedan facilitar un domicilio y así tengan derecho a permisos.

Corazón a prueba de bomba...

Estoy mejor de lo que debería. Me operaron de corazón hace un año.

¿Cómo le llaman los presos?

Los internos me llaman padre, mosén, otros Raúl a secas...

¿Y cuántos días va por la cárcel de Zuera?

Miércoles, viernes, sábado y domingo.

Pero si no vive en la cárcel, no tiene gracia...

Qué bonita es la libertad, verdad... Más incluso en estas fechas tan próximas a la Navidad.

Esas tarjetas telefónicas que usted siempre tiene a mano...

Para un interno son oro. Aunque sean de solo cinco euros, les permiten hablar cuando corresponde con sus seres queridos. También teníamos una coral. Y un grupo de teatro. Hacíamos una obra de Arniches. Ahora no la podemos representar pues tres actores disfrutan del tercer grado y, claro, se han ido (sonríe).

Por cierto, ¿dónde se encuentra la iglesia de la cárcel de Zuera?

No hay iglesia.

Hacer Iglesia donde no hay iglesia... ¡Maravilloso!

Hacemos misa en el salón de actos. El altar está en el escenario.

¿Y el confesionario? Si el confesionario de la cárcel hablara...

No hay confesionario.

¿Y cómo confiesa si no hay confesionario?

Sentado en un banco.

Habrá confesado usted a delincuentes famosos de esos que salen por la tele...

Claro. Y a asesinos... (silencio explícito). Algunos hasta con pena máxima según el Código Penal vigente en España.

¿Y qué le dicen?

Secreto de confesión. Ahora bien, le recuerdo que, aunque hayan cometido errores, son personas. Y que tanto el que fue ofendido como el ofensor solo descansan cuando perdonan.

¿Ha pasado miedo alguna vez en la cárcel?

Paso más miedo en la calle que en la cárcel.

¿Atiende a presos de credos distintos al católico?

A todos, por supuesto. Todos somos hijos de Dios, también en la cárcel. Si un musulmán o un evangelista me piden que haga una labor de mediación con otro interno o con un familiar, la hago.

Cobrará plus de peligrosidad en su puesto de capellán...

Estoy jubilado...

¿Por qué lo hace?

Ante una realidad, por muy dura que sea, puedes cerrar o abrir los ojos. Yo los abrí. Igual que cuando serví y sirvo en Santa Gema. O en Honduras o en Venezuela.

No los cierre nunca, por favor, mosén Raúl.

Pórtese bien, amigo...

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