Las madres y abuelas del colegio Ramiro Soláns cosen para salir de la exclusión social

Un grupo de 15 mujeres participan en el proyecto de emprendimiento 'Hilvanando culturas, confeccionando futuro'.

Mujeres del proyecto 'Hilvanando culturas, confeccionando futuro', en el colegio Ramiro Soláns.
Mujeres del proyecto 'Hilvanando culturas, confeccionando futuro', en el colegio Ramiro Soláns.
P. F.

Mari Carmen Campos (66 años, 5 hijos, 18 nietos) solo fue al colegio hasta los 11 años. Julia Muñoz (51 años, 7 hijos, 10 nietos) está en paro y le gusta coser. Hanane Nabbach (33 años, dos hijos) trabajaba cosiendo en Marruecos y busca trabajo en Zaragoza. Ahora comparten clase de costura y sueños de futuro. Son vecinas del barrio Oliver, madres y abuelas de alumnos del colegio Ramiro Soláns. Son algunas de las participantes del proyecto 'Hilvanando culturas, confeccionando futuro'.

El proyecto se desarrolla en el colegio Ramiro Soláns, gracias a una iniciativa de Ayuda en Acción y en colaboración con varias entidades. "Es un proyecto de emprendimiento femenino y empleabilidad que pretende transformar las vidas de mujeres en situación de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social. El objetivo es facilitar su incorporación al mercado laboral a través de habilidades de costura. Y de forma paralela se genera un proceso de crecimiento personal y un espacio de convivencia multicultural", explica Rosa Llorente, directora del colegio.

Las risas y las charlas en la sala de costura del colegio prueban que el espacio de convivencia es un éxito. Son un grupo de 15 mujeres que se reúnen lunes, martes, jueves y viernes de 9.00 a 11.00 en el centro escolar (los miércoles no, porque varias trabajan en el rastro). Una profesora de costura, Ana Mañez, les enseña y les guía. El proyecto comenzó hace tres años. El curso pasado ya tuvieron encargos y comenzaron a ganar dinero con su trabajo. Crearon una marca ('Hilvana'), en colaboración con la Escuela Superior de Diseño de Aragón. Este curso siguen formándose, están en proceso de constituirse como cooperativa y aspiran a seguir creciendo.

Un rastrillo la pasada Navidad en el colegio fue su presentación en sociedad. Después hicieron bolsas de tela para el Festival de danza Trayectos, perchas para una decoradora, bolsas para el centenario del barrio, riñoneras para el Festival Asalto y cortinas para un colegio. El próximo viernes presentarán su proyecto en las I Jornadas nacionales de Economía y Emprendimiento Social, organizadas por el Departamento de Educación. "Eran mujeres invisibles en su entorno y ahora son referentes para la comunidad educativa y para el barrio", destaca Rosa Llorente.

Un camino largo

Para llegar hasta aquí, estas mujeres y el colegio han recorrido un camino largo. La directora se remonta al curso 2004-2005: "Teníamos una situación con graves dificultades, problemas graves de convivencia, absentismo, fracaso escolar, familias y escuela enfrentadas. Apenas promocionaba con éxito el 5% del alumnado en Primaria. Decidimos crear un proyecto global de centro, al que llamamos 'Entre todos', e involucrar a toda la comunidad educativa. La participación de las familias en la vida del centro es fundamental para cambiar su mirada y compensar las desigualdades", apunta. Una década después, el proyecto ha sido un éxito académico y social, premiado por el Ministerio de Educación.

Una de las actividades que propusieron hace once años fue organizar un taller de costura para madres en horario lectivo. El taller inicial creció y se transformó en un proyecto de emprendimiento gracias a Ayuda en Acción, y la colaboración también de la Fundación San Ezequiel Moreno.

"Han evolucionado mucho. Al principio la mayoría no sabía enhebrar una aguja ni coser a máquina. Ahora todas se defienden, trabajan mucho y tienen mucha ilusión en lo que hacen. Es un proyecto muy bonito, que les abre posibilidades laborales", señala Ana Carmen Mañez, la profesora de costura y coordinadora del grupo.

"Siempre me ha gustado coser, de niña me fijaba en mi abuela. Empecé a trabajar sirviendo en una casa con 13 años. Empecé a festejar con 13 y a los 19 nos casamos. He criado a mis hijos y a mis nietos. Hasta ahora no había tenido oportunidad de aprender bien a coser. Me gusta mucho, y compartimos momentos muy buenos", afirma Mari Carmen Campos.

A su lado, Julia Muñoz muestra un bolso que ha cosido ella. Las dos hablan de sus hijos y sus nietos. Julia cuenta que su hija pequeña acaba de empezar el instituto y saca muy buenas notas. "Le digo que siga estudiando para poder tener un buen trabajo. Mi marido y yo estamos en el paro. Con la costura he aprendido mucho y veo que puede ayudarme a tener un trabajo y aportar en casa", reflexiona con la aguja en la mano.

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