El puente de América que lleva a Torrero

El aumento del tráfico en la capital aragonesa fue el detonante para que se sustituyera la antigua pasarela sobre el Canal Imperial y en 1902 se trazase este nuevo puente, de aires modernistas

El puente de América que lleva a Torrero
El puente de América que lleva a Torrero

Un puente de principios del siglo XX une las dos márgenes del Canal Imperial de Aragón en Zaragoza, en concreto el paseo de Cuéllar con la avenida de América. Precisamente esta última vía es la que le da nombre. El puente de América fue construido “para sustituir al primero levantado en 1815 en la llamada playa de Torrero”, según se puede leer en su informe histórico artístico.

Aunque la pasarela fuese otra, tanto la primitiva como la actual comparten emplazamiento y nombre. Según se referencia en el citado documento del Ayuntamiento de Zaragoza, ‘América’ era un regimiento que guarnecía la ciudad. Este puente “permitía el acceso a los almacenes de pólvora, a las canteras de yeso y al camino a varios pueblos de la zona”, se añade.

Como todos, ese era su objetivo: unir tierras. Así fue planteado por el ingeniero del Canal, José María Royo Villanova. Se trata de un cuarto de kilómetro, con una calzada de nueve metros de ancho y casi dos de acera. A su proyecto, como se apunta en la ficha técnica del puente, se le añadió la ornamentación del arquitecto Ricardo Magdalena, además de las barandillas y candelabros modernistas fundidos por José González.

Esta intervención era necesaria dado el mal estado en el que se encontraba el puente, a pesar de las diversas reparaciones que ya se habían acometido. Sin embargo, el detonante fueron “las necesidades de tráfico las que en 1901 hacen que la Corporación municipal se plantease la necesidad de un nuevo puente”, se indica en el informe.

El resultado final vio la luz el 11 de octubre de 1903. Fue inaugurado un año más tarde de que comenzaran las obras y, según se pudo leer al día siguiente en las páginas de HERALDO DE ARAGÓN, fue una “brillante inauguración”, algo a lo que “la esplendidez de la tarde” contribuyó.

Desde ese día de buen tiempo, el camino al zaragozano barrio de Torrero desde el centro (y viceversa) está conectado por un puente catalogado en la actualidad como bien de interés arquitectónico.

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