"Nos invaden" o "no quieren integrarse". Zaragoza al combate de prejuicios

Estos son algunos de los prejuicios identificados en la capital aragonesa, que se pretenden combatir con la Estrategia Antirrumores de la ciudad. Pero hay más.

"Nos invaden" o "no quieren integrarse". Zaragoza al combate de prejuicios
"Nos invaden" o "no quieren integrarse". Zaragoza al combate de prejuicios
José Miguel Marco

Las ciudades son puntos de encuentro, pero también hervideros de rumores y prejuicios, muchas veces infundados que pueden acarrear problemas de convivencia. Zaragoza, aunque es una ciudad afable, no está exenta de ellos y por sus calles circulan frases que afirman sin rubor que los inmigrantes 'nos invaden' o 'no quieren integrarse'.

Estos son algunos de los prejuicios identificados en la capital aragonesa, que se pretenden combatir con la Estrategia Antirrumores de la ciudad. Pero hay más.

'Nos transmiten enfermedades', 'existen más casos de violencia machista en la población inmigrante', 'los más cerrados son los musulmanes' o 'el alumnado extranjero baja la calidad educativa en el aula' completan, entre otros, el cuadro de los principales rumores.

Percepciones negativas sobre la población inmigrante y las minorías étnicas que se han analizado en el Plan Municipal para una Ciudadanía Diversa del Ayuntamiento de Zaragoza con el fin de adoptar medidas que garanticen la convivencia.

Es el reto de cualquier municipio, más si cabe cuando la llegada de personas de origen extranjero ha supuesto una nueva configuración socio-demográfica y un incremento notable de la diversidad cultural, como se indica en este estudio.

En las dos últimas décadas irrumpe en la ciudad un "fenómeno": la llegada significativa de población extranjera a España.

Aragón, con Zaragoza a la cabeza, ha pasado de tener 7.846 personas de otros países en 1998 a 133.237, según el padrón de 2017.

Casi cuatro de cada diez inmigrantes, es decir un 38 %, proceden de Europa. Por países, Rumanía con casi el 30 % de la población extranjera de la ciudad se sitúa con mucha diferencia en el primer puesto; seguido de Marruecos con un 9, 1 %, China, con un 7 % o Nicaragua, con un 6,4 %.

Esta población no se reparte de forma equilibrada en la ciudad. Hay barrios donde la población de origen extranjero se concentra sin llegar a crear guetos.

Delicias y el Casco Histórico, con un 16 % de población extranjera en ambos casos, son los barrios con más inmigrantes. Le siguen otros consolidados como San José o Las Fuentes, con un 12 %, y Torrero, con un 10 %.

Al otro lado de la balanza, se sitúan los barrios rurales del norte y la margen izquierda, seguido de Universidad y Centro.

Este "intenso" proceso migratorio, producido en "breve tiempo", y que dibuja una nueva diversidad cultural, no ha provocado conflictos "graves" en la convivencia, pero sí una visión "claramente negativa" y un aumento de esos prejuicios y rumores, que provocan ciertas actitudes xenófobas, señala el informe.

Para analizar estas percepciones se diseñó una metodología de trabajo con seis grupos de discusión en hasta cinco barrios de la ciudad, en los que han participado profesionales de entidades sociales. Una de las conclusiones es que las actitudes de rechazo se concentran principalmente en la población musulmana y en la comunidad gitana.

Otro dato destacado: la población migrante no participa en el asociacionismo del barrio. Precisamente fomentar su implicación en estas asociaciones se perfila como una solución para facilitar la convivencia entre los vecinos, impulsando el trabajo en red con las distintas entidades.

Aquí los centros educativos y los clubes de fútbol juegan un papel destacado, ya que, según el informe, son espacios adecuados para favorecer el intercambio y convivencia cultural.

Cambiar los prejuicios no es una labor sencilla porque el ciudadano es más receptivo a las informaciones que refuerzan creencias ya asumidas. Es decir, los estereotipos se autoconfirman de “manera constante”.

Lo saben bien los agentes antirrumores repartidos por la ciudad, que tras recibir una formación específica, se encargan de desmontar falsas afirmaciones sin fundamento dentro de la estrategia.

Pueden ser funcionarios del ayuntamientos; miembros de las asociaciones o entidades sociales o vecinos/as de barrios donde hay una tasa elevada de población inmigrante.

El informe municipal también recopila algunos datos para conocer la realidad de la población inmigrante en Zaragoza frente a ciertos prejuicios.

En su análisis se indica que el desempleo presenta cifras más elevadas entre la población extranjera, que ha sufrido especialmente las consecuencias de la crisis. En seis años la tasa de paro extranjero pasó del 9, 7 % en 2007 al 41, 5 % en 2013, frente al 17, 6 % de la población autóctona.

Pero, además, una vez pasada la crisis, la población inmigrante sigue presentando una tasa de paro que supera en 11 puntos a la del resto en 2017.

Por otro lado, en el ámbito sanitario, del total de 682.600 tarjeta sanitarias, 604.709, 77.891 pertenecen a la población extranjera. Los inmigrantes de más de 65 años solo suponen un 1, 3% de los usuarios del Sistema de Salud.

Datos objetivos que sirven para desmontar prejuicios y conocer una ciudad cada vez más diversa.

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