Un 60% de los perros del centro municipal de protección animal son potencialmente peligrosos

El abandono de estos animales "colapsa" el centro, que necesita nuevas leyes y más recursos para atenderlos a todos. Alicia Serrano, veterinaria del CMPA, rompe algunos mitos para vencer el miedo y favorecer su adopción.

Sambalo, un cruce de dogo argentino, es uno de los perros más mayores del centro. Tiene 10 años y lleva seis en la protectora municipal.
Sambalo, un cruce de dogo argentino, es uno de los perros más mayores del centro. Tiene 10 años y lleva seis en la protectora municipal.
CMPA

Sambalo, un cruce de dogo argentino blanco, tiene 10 años y lleva seis (algo más de media vida) en el Centro de Protección Animal de Zaragoza. "Es el perrito más mayor que tenemos, aunque después de él hay otros dos o tres que llevan lo mismo, no son perros potencialmente peligrosos como el dogo, y no salen tampoco", explica Alicia Serrano, una de las veterinarias.

El abandono de estos animales es en la actualidad un problema que "colapsa" el centro, pues según datos oficiales un 60% de los perros que alberga esta protectora de Zaragoza (93 de 156) son potencialmente peligrosos, lo que supone un esfuerzo "tremendo" para trabajadores y voluntarios del CMPA. "En el centro no hay más de 120 perros, pero estamos colapsados porque estos animales (denominados PPP) están en jaulas individuales para evitar que peleen y se hagan daño, vienen con muchos traumas, y tampoco tenemos personal especializado para trabajar con ellos. A las 17.00 se quedan solos con la cámara de seguridad y un vigilante. Son muchas horas y es muy problemático con las instalaciones que tenemos", cuenta Manuela García, quien en sus últimos días como directora (se jubila), confiesa que hacen falta más recursos, nuevas leyes y un mayor compromiso por parte de las administraciones para poder cuidar bien de todos.

"Cuando uno declara políticas de sacrificio cero significa que además de recogerlos hay que atenderlos y socializarlos, aunque no los adopten y no estén enfermos. Para eso hay que dotar de medios, y si se hacen leyes que no llevan implícitos esos recursos, la situación no se sostiene", lamenta García, quien después de pilotar con dos gobiernos el CMPA, verá terminado en unos meses el nuevo centro, aunque ya no como directora.

En lo que respecta al problema de los perros potencialmente peligrosos, tanto Manuela como Alicia, la veterinaria, coinciden en romper tabús para que la gente le pierda el miedo a estas razas y piden asimismo nuevas leyes que faciliten las cosas a los interesados en su adopción. "Los que se comportan mal es porque están mal educados. Habría que modificar esa ley que demoniza a los animales y aprobar ordenanzas fiscales como la actual, que fomentará la adopción en nuestro centro al bonificar el 90% del pago de la licencia", detalla Manuela.

En la actualidad, para adoptar a uno de estos animales se necesita una licencia o permiso administrativo, seguro y un certificado de aptitud que serán otorgados por el Ayuntamiento. Además, la ley impide que vayan sueltos y cuando salen a la calle deben ir siempre con bozal. "Además de que llevan muy mala prensa, la licencia es otro motivo que echa para atrás. Hay gente a la que realmente no le importa llevarse un perro de estos, pero en el momento que ven lo que cuesta se retraen", afirma Alicia Serrano, veterinaria del centro.

La cuota de adopción municipal contempla que si una persona cobra menos del salario mínimo no tiene que abonar la tasa de adopción y el animal sale del centro con su chip, vacuna y pasaporte (con tan solo presentar DNI). No sucede lo mismo con los denominados PPP, en cuyo caso los trámites legales para su adopción -si no se subvencionan- pueden encarecer su coste entre 100 y 150 euros. "Habría que cambiar el tema legal. Hay mucha gente que se enamora de estos perros y te pide reservarlos -es el único animal que reservamos hasta que se obtenga la licencia- pero hay gente que se echa para atrás por la burocracia y lo que supone económicamente eso", relatan.

Consejos para adoptar a un perro potencialmente peligroso

La satisfacción de encontrar un hogar a cualquiera de estos animales es doble para los voluntarios y trabajadores del centro. Muchos de ellos han pasado buena parte de su vida en una jaula, tras ser abandonados por sus dueños, y al encontrar una familia también dejan hueco para otro en la protectora. "Es una alegría tremenda porque el índice de abandono de estos perros supera el 70%. Cuando yo empecé a colaborar de voluntaria había 10 o 12 y ahora hay más de 60. De cada siete u ocho que se recogen cinco son potencialmente peligrosos. La gente les tiene temor por su aspecto o se cortan por el tema de la licencia, pero generalmente son perros muy cariñosos", destaca Mili, quien aconseja tener "paciencia, tranquilidad" y sobre todo "aprender a conocer las señales que dan y darles cariño cuando hay que darles".

Aunque Sambalo, uno de los más mayores, no ha encontrado dueño en seis años, esta voluntaria recuerda otras historias que han tenido un final más amable. "La semana pasada se fue Odor, que llevaba un año con nosotros, y hace tres o cuatro tuvimos uno que entró recién nacido y lo adoptó con cuatro años una pareja que iba a casarse. Cuando se fue pensábamos que le costaría adaptarse a la casa después de toda la vida en una jaula, y luego resultó que no echó ni un pis fuera de sitio. Hay veces que aunque su aspecto sea agresivo son más buenos que el pan", subraya esta voluntaria.

Para Alicia, la veterinaria, el cuidado de estos animales implica fundamentalmente una buena educación y asumir la responsabilidad que conlleva tener un perro. Por eso, su primer consejo es siempre recurrir a un adiestrador canino o a una persona de confianza que sea de ayuda al principio porque conoce el comportamiento animal, lo que serviría -dice- para cualquiera que se adopte en el centro.

"Los perros que hay aquí son perros muy buenos, pero llegan con muchos traumas que no conocemos y lo ideal sería aprender a tratarlos en la adopción. Hay que saber que son perros fuertes, con una corpulencia propia de su raza, pero muy adorables también. Cuando ya empiezas a darles de comer y cogen confianza son perros que se dejan manipular sin problema. Muchos de los PPP que tengo aquí, cuando les hacemos manipulaciones veterinarias no les ponemos bozal y son muy dóciles. A otros les damos la medicación metida en salchichas (para que sea más fácil), se sientan y alguno hasta te da la patica", cuenta Alicia.

Para las familias con niños pequeños, esta veterinaria aconseja no dejarlos nunca solos, sea el perro que sea, porque de primeras pueden reaccionar mal o hacer un marcaje que en un menor llegue a más de un rasguño. Otra pauta que daría es educar al niño para que no vaya a atosigar al perro. "Tiene que ser este el que decida que quiere que lo toques", recomienda esta veterinaria, que resume en una frase la responsabilidad que se adquiere al adoptar un animal. "El perro tiene que ser uno más de la familia y así es como se le tiene que tratar", sentencia desde el CMPA.

Por su parte, Manuela García insiste en la importancia de crear conciencia y cambiar las leyes para que el cuidado de estos animales sea una cuestión de justicia y no de caridad. "Hay muy buena gente y tenemos muchos adoptantes, pero sigue habiendo mucho abandono. Este es un problema de educación, de normativa y de saber aplicarla. Abandonar a un animal está saliendo muy gratis y eso no ayuda a adquirir la responsabilidad", argumenta la actual directora, quien lamenta que muchos de estos perros se vuelven "invisibles" con el paso del tiempo.

Aunque se jubila en unos días, Manuela asegura que como ciudadana va a seguir ayudando en todo lo que pueda, pues su trabajo en el centro termina, pero no el sentimiento que guarda hacia ellos. "En todos estos trabajos deben intervenir las distintas administraciones públicas, pero mientras no lo hagan, gracias a Dios tenemos la labor de protectoras y voluntarios", subraya agradecida.

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