Los mayores de las residencias de ancianos que tenían por costumbre visitar juntos la Basílica del Pilar durante las fiestas no podrán hacerlo este año. Las medidas antiterroristas y las obras de la calle de Don Jaime I y las del Mercado Central han impedido que ambas vías se usen como alternativas para el aparcamiento de los autocares que los trasladan. Estacionar en la explanada del parque de Macanaz, donde paran como norma los autobuses de turistas, no es una opción para ellos, como señalan los responsables de las residencias, dado que la mayoría se desplaza en sillas de ruedas o con muletas y la distancia se les hace un mundo.

En 2017, los ancianos de la residencia de Santa Teresa de Cáritas, obtuvieron autorización para aparcar en la calle de Salduba, junto a San Juan de los Panetes, pero las obras de reforma del Mercado Central y el provisional que se ha instalado impiden hacerlo este año, ya que les han denegado el permiso y la alternativa de estacionar al otro lado del puente de Santiago no es factible por las condiciones físicas de los usuarios.

Algo similar ocurre con las residencias del grupo Lares, que tradicionalmente hacen una visita conjunta al año al Pilar. Normalmente, se juntan más de 400 personas que llegan a Zaragoza en unos 16 autobuses de todo Aragón. "Nos han dicho que vayamos al otro lado del río y, claro, no podemos. Les sugerimos que nos dejaran estacionar detrás del Ayuntamiento, pero respondieron que, por seguridad, no se puede", explica una responsable.

Joaquín Aguilar, canónigo delegado de culto de la basílica, cree que el consistorio podía ser flexible y dejar que los autobuses paren detrás. "Igual que entran los camiones del mercado ecológico o los que han descargado las vallas de las fiestas", sugiere.

Desde el Ayuntamiento señalaron que a las exigencias de seguridad se han unido las obras del mercado y de Don Jaime I. No obstante, advirtieron de que esta última vía se abrirá al tráfico el lunes y la opción de aparcar en la parada del bus turístico sigue siendo una posibilidad. Con lo cual, la posibilidad de ver el manto de flores de la Virgen estaría abierta si solicitan estacionar los autocares de los ancianos en Don Jaime I.

La seguridad, prioritaria

Los atentados yihadistas cometidos en el verano de 2017 en Barcelona y Cambrils cambiaron la vida y las costumbres de todas las ciudades de España. El nivel de alerta antiterrorista se elevó del grado tres al cuatro (sobre un máximo de cinco) y desde el Ministerio de Interior se ordenó adoptar unas medidas de seguridad en calles y avenidas para impedir matanzas similares. En Zaragoza, la plaza del Pilar y la basílica fueron considerados dos puntos clave a proteger, tanto por su simbolismo como por sus miles de visitantes.

Apenas había pasado un mes de los atentados cuando, a petición de la Policía Nacional y la Delegación del Gobierno, el Ayuntamiento colocó más de un centenar de bolardos en la zona trasera y los laterales del templo para evitar cualquier ataque con furgonetas. Además, se eliminaron las paradas de cuatro líneas de bus que se detenían junto a la basílica en Echegaray y Caballero. Se colocaron farolas en las calles con entrada al parquin del Pilar (Florencio Jardiel y Milagro de Calanda) para evitar que un vehículo se cuele por la acera. El Cabildo, por su parte, duplicó la vigilancia privada y cambió el uso de las puertas de entrada y salida del templo.

Esto se tradujo en la supresión del aparcamiento que utilizaban siempre los autobuses de los turistas. Como norma general se recomendó el aparcamiento de Macanaz, junto al puente de Santiago y, en algunos casos, también se autoriza en Don Jaime I –junto a la plaza de La Seo– o en San Juan de los Panetes. Pero estas dos últimas alternativas han sido suprimidas temporalmente por las obras.