Pilar Val-Carreres: "Mis fiestas son jornadas maratonianas en la plaza de toros"

Pilar Val-Carreres es cirujana de la Misericordia desde hace once años. Su padre Carlos no solo le transmitió el amor por la medicina sino también por el mundo taurino.

Pilar Val-Carreres, en la puerta de la enfermería de la plaza de toros con el modelo de bata que su familia lleva desde hace años.
Pilar Val-Carreres, en la puerta de la enfermería de la plaza de toros con el modelo de bata que su familia lleva desde hace años.
Oliver Duch

Sus fiestas no son conciertos, vermús, ferias ni siquiera la ofrenda a la Virgen del Pilar, ella vive las fiestas desde la barrera. De niña de desde el tendido y hace años desde la enfermería de la plaza de toros de Zaragoza. "No íbamos a ningún sitio, en la medida que podía, mi padre nos traía a ver a los toros. Siempre hemos vivido las fiestas en la plaza", asegura Pilar Val-Carreres, cirujana de la Misericordia desde hace once años.

Su padre, Carlos Val-Carreres, fue el que le transmitió el amor no solo por el mundo taurino sino también por la medicina. Jubilado ya en el Servicio Aragonés de Salud, continúa como cirujano de la plaza de toros junto a su hija Pilar y a su hermano, Antonio. "Ha sido un apasionado de su profesión. El día antes de jubilarse estuvo 24 horas seguidas operando. Siempre llegaba a casa y nos contaba lo que había hecho. Los fines de semana nos llevaba a mí y a mis dos hermanos al hospital a pasar planta. Cuando había una cogida, nos presentaba a los toreros", cuenta Pilar, que recuerda las tardes que pasó con Jesulín cuando estuvo ingresado en Zaragoza con 16 años.

Así, a nadie le extrañó cuando Pilar decidió estudiar Medicina. "En mi casa era lo fácil", sostiene la cirujana, que trabaja también en el hospital Clínico de Zaragoza. Tampoco sorprendió cuando hizo su tesis doctoral sobre las heridas por asta de toro o cuando siguió la tradición y entró a formar parte del equipo de la enfermería de la plaza de toros. "Nunca he sentido ninguna presión ni he tenido ningún problema por ser mujer. En la medicina cada vez hay más mujeres; además, tengo compañeras cirujanas en otras plazas de toros", explica Val-Carreres, que es vicepresidenta de la Sociedad Española de Cirugía Taurina (zona este).

Le apasiona y vive su trabajo y reconoce que sus fiestas son "diez días dedicado a él". "Nunca he echado de menos salir y, ahora, tampoco. La gente a mi alrededor sabe que son diez días de entrega", confiesa Pilar, que agradece que sus hijos Luis, de 15 años, y Juan, de 9, compartan su afición y disfruten yendo también a la plaza de toros: "Ellos también lo están viviendo desde pequeños, como lo hice yo".

La médico, desde hace cinco años también egresada en Derecho, reserva parte de sus vacaciones del Clínico a su "otro trabajo" de "jornadas maratonianas". A las vaquillas de las ocho de la mañana y los festejos de las 11.30, le siguen los toros de las 18.00 e incluso algunos días, el de fuego de las 23.00.

"Estamos el equipo completo en todos los actos. Muchas veces nos acostamos a la 1.00 y a las 8.00 estamos otra vez en la plaza", precisa. "Eso sí, procuramos almorzar. Es el momento que cogemos un poco de fuerza para poder seguir", bromea Pilar, que admite que nunca ha salido fuera de Zaragoza durante las fiestas, pero nunca ha podido participar en la Ofrenda. "Solo hubo un año que fui dando un paseo hasta la plaza del Pilar para ver a la Virgen con flores", recuerda.

La cirugía le ha dado muchas satisfacciones, muchos compañeros y "pacientes que son grandes amigos". No recuerda la primera cogida que atendió, pero Pilar Val-Carreres reconoce que le impacta la "valentía y la tranquilidad" de los toreros cuando entran en la enfermería. "Son de otra pasta. Recuerdo a José Tomás que decía: "Sí, voy cogido". He sufrido con algunas porque tienes muy buena relación con los toreros, pero te acostumbras a mantener la calma", afirma la cirujana, que tiene entre sus amistades a figuras del toreo como Raúl Gracia ‘El Tato’ o Julián López ‘El Juli’.

Pero, explica, los que "más duelo" le hacen son los "no profesionales". "Normalmente, es gente joven que no se dedica a esto. Hay un desconocimiento de las lesiones que pueden producir los astados", asegura la cirujana. Por eso, pide cautela a los aficionados que saltan al ruedo.

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