La prisión de Zuera pide el traslado de Benito Ortiz, el preso que se fugó durante un mes

El interno, que se ha declarado en huelga de hambre, no permite que le pesen para ver cuántos kilos ha perdido.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad siguen buscando a Benito Ortiz Perea.
Las fuerzas y cuerpos de seguridad siguen buscando a Benito Ortiz Perea.
HA

La Junta de Tratamiento del centro penitenciario de Zuera ha solicitado el traslado del preso Benito Ortiz Perea a otra cárcel. Lo pidió la semana pasada a la secretaría general de Instituciones Penitenciarias para sancionar su fuga de la prisión el pasado 28 de agosto, que duró poco más de un mes, hasta que fue detenido en la estación de Delicias el día 3 de septiembre. Según fuentes penitenciarias, esta demanda es la aplicación habitual de un protocolo ante un interno que ha tenido un comportamiento inadecuado en el centro. "Es como un escarmiento por haberse fugado", detalla un funcionario.

La petición que cursan los juristas del centro penitenciario se resuelve en Instituciones Penitenciarias, que podría aceptarla y trasladarlo a otra prisión en los próximos días o bien denegarla y que permanezca en Zuera, donde están sus dos hermanos. La cercanía de su familia, que reside en Zaragoza, Huesca y Ejea de los Caballeros, puede influir en la decisión del lugar al que pueda ser enviado.

Ortiz Perea se declaró en huelga de hambre nada más volver a Zuera, en una instancia en la que criticó la actuación de la Audiencia de Huesca, que le condenó a 63 años por el atraco de la armería y un secuestro, y de la Guardia Civil. Asimismo, manifestó que se escapó de la prisión porque no llevaba esposas cuando lo trasladaron en la ambulancia de urgencias desde el Servet. Además, agregó que había saltado "tres vallas" (una en la entrada del centro y otras cerca del aparcamiento) para huir campo a través hasta Huesca.

Se niega a que lo pesen

Fuentes penitenciarias señalaron que Ortiz Perea ha demostrado su experiencia carcelaria con esta muestra de rebeldía dentro de la prisión (entró en 1979) al declararse en huelga de hambre como una estrategia porque en realidad no estaría cumpliéndola. De hecho, el interno se ha negado en los últimos días a que lo pesen en la enfermería, donde está ingresado por decisión del médico que lo atendió al regresar de su fuga.

Aunque se trata de una persona de 61 años delgada y que padece las consecuencias sanitarias de haber sido un toxicómano en los años 80, al negarse a subirse en una báscula para que le pesen no se puede probar que no ingiera alimentos en los días en huelga. Así, el interno puede aprovechar las triquiñuelas dentro del centro penitenciario para no comer en el comedor con los demás, pero podrían darle comida en el economato y así alimentarse en la celda.

Al encontrarse en la enfermería, cada día es revisado por el médico para controlar su estado de salud, después de que se realiza el recuento de los internos a las 8.00. La celda en la que Ortiz Perea ha sido instalado está en el ala de los presos de primer grado en la enfermería. Aunque todavía no ha sido clasificado en este régimen penitenciario, la prisión ha solicitado también que se le aplique el artículo 10 de la Ley General Penitenciaria para los internos preventivos por su peligrosidad. Este paso a primer grado como preventivo puede facilitar su ingreso también en el módulo de aislamiento, del que hasta ahora se ha librado.

Este interno cumple una pena de quebrantamiento de condena de 182 días por no regresar en un permiso penitenciario durante el tiempo que se produjo el atraco de la armería de Huesca. Pero está también como preventivo porque la condena de 63 años por el atraco y el secuestro que le impuso la Audiencia de Huesca todavía no es firme. La sentencia está pendiente del fallo del Tribunal Supremo al recurso interpuesto por las defensas.

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