Comienzan las fiestas para los carteristas

Los policías del Grupo de Hurtos piden a los ciudadanos que cuiden bien de sus pertenencias, sobre todo en las grandes aglomeraciones y calles concurridas.

Rafael Alarcón, responsable del Grupo de Hurtos de la Policía Nacional.
Rafael Alarcón, responsable del Grupo de Hurtos de la Policía Nacional.
Jefatura Superior de Policía de Aragón

Las fiestas son para todos y también para los carteristas. Desde que comenzaron los pilares la Policía ha detenido a diez especialistas en hurtos, pero los días grandes realmente comienzan la víspera del Pilar y se prolongan hasta el domingo. Cuatro días en que las aglomeraciones de cualquier tipo -toros, teatro, espectáculos callejeros, conciertos, Ofrenda…- son un imán para ellos. Llegan en grupos desde otras ciudades, principalmente Madrid y Barcelona, y se organizan para conseguir el mayor número de carteras y teléfonos móviles haciendo el menor ruido posible.

Los agentes del Grupo de Hurtos de la Policía los esperan preparados. En alguna ocasión los han interceptado incluso en la estación de Delicias y no han llegado a pisar las calles de la capital. Así ocurrió con el clan de las Bosnias, como recuerda Rafael Alarcón, responsable del grupo. "Nos enteramos de que podían venir a Zaragoza y nada más bajar del autobús las interceptamos y las mandamos de vuelta", cuenta.

Añade que el trabajo policial no solo consiste en detener, sino también en prevenir. Sobre todo en este tipo de delitos, cuyo tratamiento legislativo genera cierta frustración entre los agentes, que pueden llegar a detener decenas de veces a la misma persona por hurtos de menos de 400 euros.

Por eso, una de las técnicas que practican con más éxito estos funcionarios es la de ‘quemar’ al carterista. Es decir, localizarlo, marcarlo y no dejarle actuar en ningún momento. "Y si lo hace, detenerlo y retirarlo de la circulación por unas horas", explica. Al final, acaban por aborrecerse y se van a otra parte. "Muchos ya saben que Zaragoza no es una buena ciudad para robar carteras y el boca a boca funciona", detalla.

Para estos días de fiestas, los agentes esperan sobre todo hurtos tanto de carteristas como de los llamados ‘chinaores’, delincuentes que se dedican a rajar con un filo cortante las bases de los bolsos o de las mochilas que la gente lleva a la espalda de forma despreocupada. "No nos cansamos de pedir a la gente lleve las mochilas y bolsos colgados hacia delante y evite meterse el teléfono o la cartera en los bolsillos traseros de los pantalones", indica el responsable policial.

Un agente sugiere que en la pantalla de los móviles que se ve sin necesidad de desbloquearlos se escriba un teléfono de contacto al que llamar si le quitan el móvil y es recuperado. "Tenemos varios y no sabemos de quiénes son", dice. El perfil del carterista sigue siendo el de siempre: profesional habilidoso, no violento y que actúa en parejas o tríos. "Son grupos organizados de unas cinco personas y se intercambian los papeles y hasta las bandas", explican. Ahora han detectado a redes de delincuentes que siguen a artistas y van a todos sus conciertos.

Además de los hurtos típicos al descuido, han detectado en cajeros automáticos el método de la "siembra" (tirar o decir que se le ha caído dinero al suelo y aprovechar para quitar la tarjeta al que se agacha), o el de la mancha (ensuciar la ropa del que acaba de sacar dinero y ofrecerse a limpiar la mancha y la cartera). Continúan también actuando las timadoras que van por los pisos pidiendo un vaso de agua normalmente a ancianos, como también hacen los falsos técnicos del gas o la luz.

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