Juzgan a un joven por atentado y a tres de los policías que lo arrestaron en Zaragoza

El acusado huyó tras haber tirado al suelo un envoltorio con cocaína en la calle de Boggiero y tuvieron que perseguirle y reducirle. Se enfrenta a penas de hasta tres años y cuatro meses de cárcel.

El acusado –primero por la izquierda– junto a los tres agentes, este martes  en la Audiencia Provincial de Zaragoz
El acusado –primero por la izquierda– junto a los tres agentes, este martes en la Audiencia Provincial de Zaragoz
Raquel Labodía

Lo que debería haber quedado en una multa por estar en posesión de una pequeña cantidad de cocaína ha terminado en un juicio penal y una posibilidad de condena a prisión. Su intención, aseguró ayer el acusado, era que la Policía no le pillara para que su familia no se enterara de que había tomado droga. Pero la que se lió al final fue de tal calibre que ha terminado siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Zaragoza por delitos de atentado y lesiones y se enfrenta a penas de entre 22 meses y tres años y cuatro meses de cárcel.

Jesús C. admitió este martes que en mayo de 2016 estaba fumando un cigarro con un amigo en la puerta de una discoteca de la calle de Boggiero de Zaragoza y un policía de paisano se le acercó y le enseñó la placa. Como llevaba una papelina con restos de cocaína en el bolsillo, la tiró al suelo. «El policía la cogió y me dijo “se te ha caído esto”. Pensé en la repercusión que podía tener si mis padres y mi pareja se enteraban y salí corriendo», declaró ante el tribunal. Según su relato, al llegar a la calle de Cerezo con Conde Aranda, decidió pararse y quedarse contra la pared agarrado a una tubería, como una manera de transmitir al agente que ya no se iba a mover.

Añadió que el policía lo cogió por detrás, abrazándolo y sujetándolo por los codos y lo tiró al suelo, quedando él de espaldas sobre el funcionario, hasta que llegó un compañero de este. «Me voltearon, me pusieron el pecho contra el suelo, una rodilla en la espalda y me giraron la cara contra el pavimento. Luego noté golpes intensos en una pierna y me pusieron los grilletes haciéndome mucho daño», dijo. Por las lesiones que le causaron, acusa a tres de los policías para los que su abogado, Alejandro Aldea, pide tres meses de cárcel.

Sin embargo, los funcionarios aseguran todo lo contrario. El que salió corriendo tras él explicó que cuando se paró lo recibió con un puñetazo en el estómago y que tuvo que sujetarlo como pudo hasta que llegó su compañero porque no paraba de lanzar patadas y de intentar soltarse, lo que confirmó el otro agente quien, además, recogió un paquete de tabaco que tiró el acusado con un gramo más de cocaína.

Los que llegaron después (se juntaron una decena de policías) dijeron que no había manera de que atendiera a razones y que usaron la «mínima» fuerza «necesaria» para detenerlo. Admitieron que antes de huir no había cometido ningún delito y que el hecho de llevar esa droga encima le hubiera supuesto un acta administrativa y una propuesta de sanción económica. Sin embargo, al salir huyendo se vieron obligados a ir tras él y, después, arrestarlo por agredirlos y resistirse. Tres de ellos sufrieron lesiones como roturas fibrilares o musculares, tendinitis y esguinces que les obligaron a estar distintos periodos de baja laboral. Su abogada, Pilar Sangorrín, reclama unos 10.000 euros por los días de baja que tuvieron.

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