La Guardia Civil interroga a la familia de Benito Ortiz Perea

La principal hipótesis de los investigadores es que el preso fugado de Zuera contó con ayuda de otras personas y un coche.

El coche pudo esconderse en el acceso al aparcamiento de Zuera (en la foto) para esperar al preso.
El coche pudo esconderse en el acceso al aparcamiento de Zuera (en la foto) para esperar al preso.
Toni Galán

Benito Ortiz Perea, el preso fugado del centro penitenciario de Zuera, cumplió la pasada medianoche una semana en busca y captura. La Guardia Civil continúa trabajando para dar con su paradero y devolverlo a su celda. Los investigadores han interrogado a su entorno más cercano, tanto fuera como dentro de la cárcel, para determinar cómo el atracador de bancos, de 61 años, pudo burlar su custodia y huir a la carrera de la prisión.

Una de las hipótesis más sólidas para los agentes es que contó con la ayuda de terceras personas y tenía un coche en el exterior de Zuera esperándolo al final del aparcamiento de visitas, donde hay una curva cerrada que queda fuera del ángulo de las cámaras de videovigilancia del aparcamiento.

Para intentar averiguar quién podía estar al volante de ese vehículo, los investigadores han interrogado a los familiares de Ortiz Perea que residen en Zaragoza y Huesca. Según fuentes del caso, estas pesquisas no habrían dado resultados positivos y las entrevistas de los investigadores se han ampliado a otras personas de fuera de la familia.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad siguen buscando a Benito Ortiz Perea.

Igualmente se ha reforzado la investigación dentro de la prisión para determinar todos los movimientos del preso los días antes de la fuga. En este sentido, se buscan las llamadas que pudo recibir o hacer él desde la prisión para avisar de su salida de la prisión a Urgencias y poner en marcha el apoyo en su posterior huida.

Ortiz Perea fue intervenido en el hospital Miguel Servet el 24 de agosto de una fístula en el ano. Fue devuelto a Zuera un día después (porque la operación fue con anestesia general), pero ante las supuestas molestias que sufrió durante el domingo y el lunes, el martes por la tarde se le volvió a llevar al hospital.

Tras ser examinado en Urgencias, volvió a la prisión en ambulancia, escoltado por un coche de la Guardia Civil. Como adelantó este martes HERALDO, el indicativo entró a la cárcel delante del vehículo sanitario. Los agentes tomaron la decisión de adelantarlo un kilómetro antes de la prisión para guiar al conductor de la ambulancia, que nunca había llegado al centro penitenciario de Zuera, según fuentes de la investigación.

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