“A este paso, cuando quieran echar mano estará todo destrozado”

Varios vecinos de la zona del antiguo Convento de Torre Ramona llevan años denunciando actos vandálicos y destrozos en el interior del edificio abandonado

Durante los últimos días han sido numerosas las informaciones protagonizadas por este antiguo convento, que también fue un reformatorio, un manicomio e, incluso, una escuela. Hoy, es considerado por muchos uno edificio emblemático del barrio que, en los últimos años, ha caído en el olvido. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, quienes conviven con este vetusto inmueble aseguran que llevan años soportando actos vandálicos y destrozos en su interior.

Recientemente saltaba la noticia de que el Ayuntamiento quiere revocar la licencia de derribo de este antiguo convento, cuya torre, Torre Ramona, da nombre al parque más cercano. Dicho edificio pertenece hoy al Gobierno de Aragón. Y mientras los distintos grupos políticos se posicionan respecto a su derribo o no,  los vecinos de la zona recuerdan que ellos llevan más de dos años expresando su malestar ante “el mal estado, la dejadez y el abandono del edificio”, explica Chavi. Vecino del inmueble desde hace más de 20 años.

“Sin ir más lejos, hace un par de semanas tuvimos que llamar a los bomberos porque se produjo un incendio en el interior. Y ahora con el calor y la cantidad de matorral de la zona la situación puede empeorar”, asegura.

“Hasta hace dos años estaba al cuidado de unas monjas y todo iba bien, pero cuando tuvieron que cerrarlo empezaron los problemas”, relata el vecino, que asegura que son continuas las incursiones de grupos de jóvenes, tanto de día como de noche, “que se dedican a romper parte del mobiliario, tirar sillas y mesas, romper cristales o tirar petardos. Somos muchos los vecinos que llamamos a la policía y a los bomberos pero siguen viniendo al día siguiente, y así hasta que ocurra una desgracia, me temo”, afirma.

A sus 51 años, Chavi reconoce que tanto él como su pareja debe de “echar cuatro gritos” más de una vez para evitar que entren intrusos. “Cada noche pasa algo, incluso a veces entra gente con mochilas y sale al día siguiente”, asevera.

En cuanto al último episodio que vivieron desde su ventana, ubicada en un piso alto de un edificio que linda con el convento, fue el acceso de un “no tan joven” pintando una serie de grafitis en las paredes del patio. “Tuvimos que gritarle para que se fuera, y no somos los únicos, otros vecinos lo hacen. A este paso, cuando quieran echar mano del edificio estará todo destrozado”, lamenta.

Peligro de incendio

Pero ¿cuál es la mayor preocupación de estos vecinos? “Nuestro mayor miedo es que un día pase una desgracia porque hagan algo que se les vaya de las manos”, asevera Chavi. Por otro lado, José Luis, vecino del edificio desde el año 1997, cuyo garaje linda con la pared del convento, asegura que presentó la primera queja en abril de 2017: “En ella alertábamos sobre el inminente riesgo y peligro de incendio en los solares que rodean este espacio en los que llevan años sin limpiar la vegetación”.

Precisamente por estos motivos, solicitaron la limpieza y el acondicionamiento, explica, del local anexo. “Desde entonces he ido llamando regularmente cada cierto tiempo, y lo último que hemos sabido a través de los medios es que se está estudiando su demolición. Obviamente, nosotros no tenemos ningún interés de que esto pase, pero sí exigimos que se mejore el estado de la instalación por la seguridad de todos”, afirma.

Además, la misma fuente asegura que esta misma semana “se personó en varios domicilios de nuestro edificio un fotógrafo del Ayuntamiento para tomar imágenes del convento, esperamos que esto sea el principio de nuestra solución”, concluye.