Una iglesia simétrica del siglo XX con aires góticos y románicos en el corazón de Zaragoza

La capilla de las Hermanas de Santa Ana es un edificio de 1906 donde las influencias de distintos estilos artísticos, que se esconden tras una sencilla fachada, marcan el ritmo de cada uno de sus rincones

Una iglesia simétrica con aires góticos, románicos y modernistas
Una iglesia simétrica con aires góticos, románicos y modernistas

La zaragozana calle de Madre Rafols apenas mide unos 350 metros. En cinco minutos se puede llegar desde la glorieta de José Aznárez hasta su confluencia con la calle de Ramón y Cajal. En ese breve tiempo se viaja a distintas épocas y se observa más de un estilo artístico. Tiene pocos edificios, pero la mayoría forman parte de la historia de la ciudad. Los jardines del edificio Pignatelli (antigua Casa Hospicio), el que fuera Cuartel de Sangenis de Pontoneros o una de las fachadas del Hospital Provincial son algunos ejemplos. Así como el convento de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.

Esta fue la cuarta ubicación de la orden en Zaragoza, tras pasar por la plaza España, la del Pilar, la calle Mayor o el Coso. La Madre Pabla Bescós compró este solar al Oficio del Sindicato de Cordeleros. “La primera piedra de este complejo se puso en 1902, el convento se terminó dos años más tarde, y la capilla se pudo inaugurar en 1906, a los cuatro años de empezar el proyecto”, apunta la hermana Carmen Gloria. “El arquitecto que lo diseñó fue el zaragozano Julio Bravo Folchz”, añade la religiosa en uno de los anchos pasillos del convento.

Un complejo a simple vista sencillo, cuyo corazón es la capilla del noviciado de la congregación. Esta iglesia es de gran altura, resaltada todavía más por los torreones que rematan sus laterales. La ficha técnica del edificio, catalogado de Interés Monumental, une esta característica con referencias románicas. “Lo mismo que en las laterales del convento donde los muros se articulan mediante una interpretación de arcuaciones lombardas. A estas estructuras formales de mayor definición se suman elementos heterogéneos como son los óculos, arcos de medio punto y vanos en arco escarzano” se recoge también en dicho documento municipal. Los chapiteles piramidales o las columnas con capiteles son otros de los elementos.

Ese centro de influencias románicas está flanqueado por dos alas simétricas, perpendiculares a la calle y unidas por detrás por una nave transversal. Allí se encuentra parte de las dependencias de las religiosas. Todo ese complejo está revestido con ladrillo enlucido, una apariencia que poco tiene que ver con el interior, más abigarrado en cuanto a decoración.

La hermana Carmen Gloria destaca los detalles ornamentales, de procedencia gótica. “Así se tiene como resultado un edificio ecléctico”, indica. Decoración como las vidrieras de los talleres Quintana, que tiñen los rayos de sol que iluminan su interior, o las pinturas, realizadas por un artista del Hogar Pignatelli. Sobre la puerta de entrada, de madera con remates florales propios del modernismo, se encuentra el órgano, construido por una empresa bilbaína a finales de los años 40. En el lado opuesto está el altar, recubierto con pan de oro por los hermanos Albareda. “Desde esas celosías se comunica la capilla con el resto de pisos del convento”, señala la hermana cerca del altar y junto a las tumbas del padre Juan Bonal y la madre Rafols, ambos héroes de los Sitios y fundadores de la orden.

Sus ataúdes de madera de nogal, que fueron tallados en el Hogar Pignatelli, tienen cuatro escudos y el mismo número de cerrajas. “Una llave la tiene el Presidente de la Diputación Provincial, otra el alcalde de la ciudad, la tercera el Arzobispo de Zaragoza en representación del clero y la última la tenemos nosotras en el museo”, explica esta hermana nacida en Muniesa. Precisamente, la hermana Carmen Gloria es la encargada de dicha exposición permanente, junto a la concurrida capilla. Son muchos los devotos que acuden a esta iglesia decimonónica de aires neomedievales y que es pieza clave en una calle con mucha historia.

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