La víctima del crimen de Épila, Javier Martínez Gracia (51 años), ni amenazó ni atacó a Cecilio Giménez Giménez (57 años) con ningún azadón. Lo único que portaba en las manos el ahora fallecido eran las llaves del coche y la cartera, que se le cayeron al suelo al recibir el disparo que acabó de forma fulminante con su vida. Así lo ha explicado este martes al jurado su hermana María Victoria, que se encontraba a medio metro de él cuando La Carmen, alias por el que se conoce al acusado en el pueblo, sacó el arma de una bandolera y "cogiéndola fuerte con las dos manos" abrió fuego "a bocajarro".

La mujer no ha podido evitar las lágrimas al recordar cómo, ante la insistencia y el tono agresivo del encausado, se vio obligada a llamar a su hermano para que acudiera. Porque La Carmen buscaba a Javier Martínez para pedirle explicaciones sobre las escrituras de una casa-cueva que le había vendido en febrero de 2011, pero no fue a buscarlo a su casa sino a la de su hermana. "Yo intenté enseñarle los papeles de la compra-venta para que viera que nadie le había engañado, pero me dijo que no sabía leer. Le propuse ir a la gestoría para que se los explicaran, pero tampoco quiso. Solo quería que acudiera mi hermano", ha declarado la testigo.

"Habría que matar a todos los payos"

El encausado fue subiendo el tono y acabó insultando y amenazando de muerte tanto a María Victoria como a las vecinas que le acompañaban: "Habría que matar a todos los payos, nos dijo, señalándonos con el dedo", ha recordado. Asustada, la mujer decidió entonces advertir a su hermano, pero ni estaba en casa ni se había llevado el móvil. Finalmente, la víctima supo por su mujer lo que estaba ocurriendo y se presentó rápidamente en el lugar de los hechos.

El acusado, que había negado siempre la autoría del crimen, reconoció por primera vez el lunes que sacó una pistola y apretó el gatillo dos veces. Pero aseguró que lo hizo en defensa propia, para quitárselo de encima, porque le estaba atacando con un azadón. "Disparé al aire, si le dio una bala fue un accidente. Nada más que eso", fueron sus palabras.

Pero tanto la hermana de la víctima como su tía y un vecino, que estaban allí y presenciaron los hechos, han desmontado este martes la versión del acusado. "Al ver llegar a mi hermano se calmó. Pero cuando ya parecía que se marchaba, sacó la pistola y disparó. Solo recuerdo el estruendo y el fogonazo. No disparó al aire, no. Apuntó directamente a Javier, que cayó al suelo y dijo: 'Me ha matado, se me duermen las piernas", ha explicado María Victoria.

El primero fue un tiro directo

La tía del fallecido ha declarado que escuchó perfectamente los dos disparos. "Tenía que llevar la pistola bien preparada porque (el acusado) se giró y la sacó en cuestión de un segundo. Disparó a menos de un metro de mi sobrino. El primero fue un tiro directo. El siguiente no sé si era para mí o para mi sobrina", ha explicado la señora. Un tercer testigo ha coincido con estas dos mujeres en que "nadie agredió o amenazó" a La Carmen y en que esta apuntó directamente al fallecido.

Durante la segunda sesión del juicio, que continuará este martes en la Audiencia Provincial, han comparecido también los guardias civiles que investigaron el crimen. Estos han recordado que nunca pudieron encontrar el arma de fuego, que por el calibre de la munición, del 38, sospechan que podría ser un revólver. También han recordado que, pese a que el acusado negó la autoría de los disparos, el laboratorio halló restos de pólvora en sus manos.