Ratas y rateros en el cuartel de Mayandía

Un equipo de desratización tuvo que acudir al cuartel de la Policía después de que los sindicatos denunciaran la presencia de roedores en las máquinas de alimentación y bebidas.

El deteriorado complejo policial sirve de garaje para los vehículos de la Jefatura de Zaragoza.
El deteriorado complejo policial sirve de garaje para los vehículos de la Jefatura de Zaragoza.
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La presencia de animales indeseados es constante en las dependencias del cuartel de la Policía Nacional de General Mayandía y los agentes tuvieron este martes la ocasión de ver claramente cómo una rata de tamaño importante salía de la máquina expendedora de comida y bebida situada en la planta baja del edificio, concretamente en la sala habilitada para el descanso y almuerzo de los policías, y escapaba del lugar al ser descubierta. Inmediatamente, los comités de prevención de riesgos laborales de los sindicatos CEP y UFP comunicaron el hecho a la secretaría general de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, que, en esta ocasión, atendió rápidamente su petición y al filo de las 14.00 envió un equipo de desratización que fumigó la zona.   

Los policías que diariamente acuden a trabajar al céntrico cuartel lidian desde hace años con los problemas que acarrea un edificio sumamente deteriorado en el que el Ministerio del Interior solo invierte cuando la insalubridad y los desperfectos acarrean riesgos importantes tanto para los cerca de 650 agentes que van allí cada día como para los ciudadanos. 

Las organizaciones sindicales recuerdan que el problema de Mayandía se arrastra desde hace muchos años y que sería necesario una reforma integral de un edificio que, además, no reúne las condiciones ni de seguridad ni de higiene ni arquitectónicas para albergar una comisaría ni un cuartel policial. De hecho, en abril de 2016 no pasó la Inspección Técnica de Edificios (ITE) municipal  y el arquitecto cifró en 1,7 millones de euros el coste de las reformas básicas para que el inmueble, inaugurado en octubre de 1945, pueda cumplir su función con seguridad.

En octubre de 2016, la propia Policía Nacional acordonó por su cuenta las aceras de la esquina de las calles de Crespo Agüero y Juana Francés y evitar riesgos a los peatones por la caída de cascotes a la calle. Las vallas permanecieron así durante meses hasta que se se sanearon los tejadillos que amenazaban con derrumbarse en un punto por el que diariamente pasan alumnos del cercano colegio de Joaquín Costa.

Los ejemplos de insalubridad son muchos, aunque es cierto que algunos se paliaron cuando en 2004 se decidió sacar del cuartel la unidad de Caballería que permanecía en sus instalaciones. Aún así en años posteriores se presentaron, por poner algunos ejemplos, denuncias por mordeduras de pulgas en los vestuarios y, como de manera constante, la presencia de ratas "como lobos", como llegó a describir un agente.  

César Lambea y Rubén Tierra, de los sindicatos Confederación Española de Policía (CEP) y Unión Federal de Policía (UFP), señalan que es preciso una actuación integral en el cuartel. El Ministerio del Interior ha sacado este año un proyecto de rehabilitación por valor de 295.000 euros, que ambas organizaciones consideran insuficiente.

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