El exjefe de Tráfico niega que grabase a sus compañeras por debajo de la falda

La Policía halló en su ordenador 251 vídeos con imágenes de las mujeres que trabajaban en su oficina. La Fiscalía pide 4 años de cárcel por un delito contra la intimidad, y la acusación particular, 23.

El acusado, Javier V. R, en la sala de la Audiencia Provincial de Zaragoza donde está siendo juzgado.
El acusado, Javier V. R, en la sala de la Audiencia Provincial de Zaragoza donde está siendo juzgado.
José Miguel Marco

Javier V. R., el exjefe de negociado de la oficina de Tráfico de la Policía Local de Zaragoza acusado de grabar con bolígrafos cámara a catorce compañeras por debajo de la falda en su despacho del cuartel de La Paz, ha reconocido este lunes que lo hizo, pero lo ha justificado diciendo que era para protegerse porque pensaba que había una "trama" contra él como responsable que era de la tramitación de los expedientes sancionadores y multas de tráfico.

"Lo hice para proteger mis intereses; tenía miedo de que los ciudadanos, compañeras de trabajo o los policías locales me pidieran cosas que yo no podía hacer como instructor del procedimiento", ha declarado ante el tribunal de la Audiencia Provincial que lo juzga desde este lunes por catorce delitos contra la intimidad.

Ha asegurado que las grababa de cuerpo entero y no por debajo de sus faldas, y negó haber guardado las imágenes con los nombres de las mujeres filmadas seguidos de palabras como "culo", "piernas" o "muy bueno". Los agentes hallaron 254 vídeos y 5.266 fotografías, aunque el acusado rechazó tajantemente haber hecho estas últimas. "Solo hice vídeos, las fotos las han sacado (la Policía) de las grabaciones", ha dicho.

Aunque también ha admitido que en ningún momento comunicó a sus superiores la existencia de esta supuesta trama y que nunca fue agredido o amenazado por nadie, ha indicado que con las grabaciones pretendía captar posibles intimidaciones que pudieran producirse. "Estaba convencidísimo de que había como una trama para quitarme de en medio. Estaba totalmente obsesionado y tenía muchísimo miedo", ha asegurado en varias ocasiones. Incluso ha atribuido a la "animadversión" de dos de sus compañeras de trabajo –casualmente las que descubrieron que las estaba grabando con artilugios espía y lo denunciaron– la "tensión" que había con ellas en la oficina por "traslados" que no les habían concedido. Es más, ha dicho sentirse "vigilado" porque "entraban" en su ordenador.

Archivos con fotos de mujeres

Ambas han confirmado que era cierto que usaban el ordenador de Javier V. R., pero con su autorización, ya que él era el único que disponía del correo electrónico concreto para enviar las matrículas protegidas al Ministerio del Interior. Fue en una de esas ocasiones, en marzo de 2016, cuando accidentalmente vieron que en la papelera de reciclaje de la computadora del acusado había archivos con fotos de mujeres que había tratado de eliminar.

Pero no fue esto lo que motivó su denuncia. El hecho clave se produjo en la mañana del 21 de junio de ese año. Cuando aún era temprano y ya estaban en la oficina (su horario de entrada es de 6.40 a 8.00), vieron a Javier V. manipulando un bolígrafo, que luego metió en un bolso y acto seguido lo colocó en la repisa de la ventana de su despacho, una dependencia totalmente acristalada y transparente. Después, observaron que llamaba a una de sus compañeras y, tras hablar con ella y abandonar luego el despacho, desmontaba el bolígrafo, extraía una tarjeta y la colocaba en su ordenador. Al momento, el acusado comenzó a visionar lo que acababa de grabar sin percatarse de que la pantalla se reflejaba en la ventana que tenía tras él y se observaba claramente lo que estaba viendo: "Era un trozo de carne, como un muslo o una pierna. Por el color del vestido vimos que era de la compañera que acababa de estar en su despacho", han declarado.

Además de ese dispositivo en el bolso, Javier V. colocaba otro en una papelera y ponía de tal manera las sillas alrededor de su mesa que las mujeres necesariamente tenían que situarse encima de la papelera para hablar con él, entregarle o recoger documentos. No obstante, él ha insistido en que lo que captaba eran "imágenes casuales". "Intentaba buscar si llevaban algún dispositivo para grabarme a mí", ha subrayado.

La reacción de ambas funcionarias tras su descubrimiento fue llamar inmediatamente a la Policía Nacional. "La instrucción que nos dio la inspectora fue que siguiéramos observando lo que hacía y que tratáramos de comportarnos con normalidad hasta que investigaran", han explicado las funcionarias. Poco a poco se lo fueron diciendo al resto, que comprobó que era cierto lo que les contaban.

Todas las testigos han coincidido en señalar que en esas fechas notaron un cambio de comportamiento de Javier V. en cuanto a su forma de distribuir el trabajo. "Hasta entonces dejaba en nuestras mesas lo que teníamos que hacer y no era frecuente que entrásemos a su despacho. Pero en esa época empezó a llamarnos constantemente con cualquier excusa para que fuéramos a hablar con él", han dicho las funcionarias al tribunal. Ninguna presenció que algún ciudadano amenazara al acusado. "Al contrario, iban sumisos porque querían un favor", expresó una de ellas. Fue detenido el 8 de septiembre de 2016, después de que la Policía registrara su despacho y se incautara de todo el material grabado. 

A preguntas de la abogada de la acusación particular, Olga Oseira, el acusado ha admitido que el cuartel dispone de medidas de seguridad, como arco de metales, escáner y cámaras en edificio y que él, a pesar del miedo que decía sentir, nunca pidió que pusieran una en su despacho. A raíz de estos hechos, fue trasladado a otro puesto, su área fue reestructurada y la nueva jefa ya no recibe a ciudadanos en su despacho, como explicó el intendente principal de la Policía Local, Juan Manuel Maroto.

La fiscal solicita para él cuatro años de cárcel por un delito continuado contra la intimidad, mientas que la acusación particular, a cargo de la abogada Olga Oseira, que representa a ocho mujeres, pide 24 años de prisión por ocho delitos (tres por cada uno).

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