Confiesa que recibió 31 kg de pasta base de cocaína ocultos en sofás y enviados desde Medellín

Un acusado de tráfico de drogas exculpa al resto de imputados en la operación Hispania, con la que la Policía de Zaragoza frustró la fabricación de 120 kilos de cocaína.

Los siete acusados, este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Los siete acusados, este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
José Miguel Marco

"El éxito de la operación de los 31 kilos pasaba por que nadie más que yo supiera de ella. No hice partícipe de este negocio a nadie", ha manifestado David Guillermo N. V. durante el juicio por tráfico de drogas celebrado este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza. Pese a compartir banquillo con otras seis personas, el acusado se ha presentado ante el tribunal como único responsable de la recepción de 31.853 gramos de pasta base de cocaína enviados a España desde Medellín. La materia prima, con la que se iban a preparar 120 kilos de esta droga, llegó a Tarragona camuflada en los armazones de madera de tres sofás y presuntamente era propiedad del conocido como clan de los Zapata, una banda colombiana que había logrado recomponerse tras recibir un golpe policial.

La droga iba a ser procesada con los 2.400 litros de productos químicos necesarios para la elaboración del clorhidrato de cocaína a partir de la pasta base, que habían sido adquiridos utilizando como tapadera el trabajo en una lavandería de la capital aragonesa de uno de los acusados. Con esta transformación, se calcula que el valor del producto en el mercado ilícito hubiera alcanzado los tres millones de euros. Sin embargo, la investigación de los agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de la Jefatura Superior de Aragón frustró el intento de los traficantes.

La llamada Operación Hispania se saldó con la detención de nueve personas, cinco de ellas en Zaragoza capital y los municipios de la Marlofa y Utebo, y cuatro en Ruidoms (Tarragona), Sant Boi de Llobregat y Montcada i Reixac (Barcelona). En un almacén de Ruidoms fue donde se localizaron los tres sofás que ocultaban la pasta base. Según la Fiscalía, el objetivo del clan era montar un laboratorio de procesamiento de cocaína en Tarragona que abasteciera a Aragón y Cataluña.

Siete de los arrestados se sentaron ayer en el banquillo de los acusados y se enfrentan a penas de entre ocho y nueve años y medio de cárcel por delitos de tráfico de drogas en cantidad de notoria importancia y pertenencia a grupo criminal. El fiscal rebaja su petición para Carlos A. G. a cinco años de prisión ya que le aplica a eximente incompleta de alteración mental por adicción a las drogas.

David Guillermo N. V. ha declarado ante el tribunal de la Sección Primera que, en realidad, fue captado por un hombre "muy educado" y de "modales exquisitos" en Salou, donde residió una temporada. Tras entablar amistad con él, le propuso un "negocio" por el que podía ganar entre 70.000 y 80.000 euros y que consistía en hacerse cargo de un envío de 31 kilos de pasta base de cocaína y hacer acopio de los materiales químicos necesarios para procesarlos. "O lo haces, o lo haces", ha asegurado el acusado que le dijo esta persona, a la que identificó solo como ‘Rami’, el nick que usaba en los mensajes telefónicos.

Ha explicado a los magistrados que fue encargando "tareas" a personas a las que conocía, normalmente a cambio de pequeñas cantidades de dinero, trabajos que eran "legales", como alquilar trasteros, comprar productos químicos en tiendas y transportarlos a Barcelona o Tarragona. A preguntas de su abogada, Carmina Mayor, Guillermo N. V. ha manifestado que no tiene antecedentes -"solo por alcoholemia una vez que me pararon con el coche", ha afirmado-, es consumidor de marihuana y cocaína y actuó así por temor a lo que pudiera sucederle.

El resto de acusados –su hermano Juan N. V.; Carlos A. G., Wilton M., Marcela Z., Gildardo de Jesús M. G. y Carlos Daniel M.– han negado su relación con el tráfico de drogas. Un séptimo imputado, Wiliam S. O., está declarado en rebeldía. 

Como cuestión previa, el letrado de Wilton M., Carlos Castillo, planteó la nulidad de las escuchas telefónicas que hizo la Policía argumentando que el juez de instrucción las autorizó sin existir indicios de delito. Los letrados José Luis Melguizo, Claudia Lacasa o María Pilar Alda solicitan la absolución de sus clientes.

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