Laínez sufrió un traumatismo craneal y varios faciales que no fueron causados por una caída

El fallecido no presentaba ninguna herida en sus manos o en los brazos que indiquen que se defendiera o luchara.

Víctor Laínez, en imagen de archivo.
Víctor Laínez, en imagen de archivo.

Víctor Laínez falleció a consecuencia de un "severo traumatismo craneoencefálico con parada cardiorespiratoria". A este golpe, que los médicos forenses sitúan en la región temporoparietal derecha, es decir, encima de la oreja, se le sumaron otros que le causaron múltiples fracturas en la cara, tanto en los huesos propios de la nariz como en el tabique nasal, así como en los maxilares y los pómulos. Las lesiones fueron de una gran intensidad traumática.

"Se descarta que dichas fracturas sean como consecuencia de una caída con impacto sobre la cara", puntualizan los médicos forenses en el informe definitivo de la autopsia que remitieron recientemente al Juzgado de Instrucción número 3, encargado del caso. En cuanto a los golpes que se observaron en el abdomen y en el tórax, los médicos afirman que serían compatibles con contusiones producidas por un objeto "duro" y "romo", más o menos circular, sobre las zonas cubiertas por la ropa.

Víctor Laínez falleció el 12 de diciembre de 2017 tras permanecer cuatro días en coma a consecuencia de las lesiones mencionadas. El hombre, de 55 años, fue agredido en el bar Tocadiscos de la calle de Heroísmo por Rodrigo Lanza, quien permanece en prisión provisional como presunto autor de la muerte del vecino de la Magdalena.

Según las declaraciones de varios testigos, Laínez fue atacado después de que Lanza se acercara a hablar con él a la barra del bar e intercambiaran varias palabras, como que el primero era un facha o un fascista y este le contestara algo en relación con su nacionalidad chilena. Rodrigo Lanza había entrado con dos chicas y un amigo al local y este último le había comentado que Laínez era conocido en el barrio por ir con unos tirantes con la bandera de España.

Puñetazos y una patada

Un testigo explicó que cuando el grupo de Lanza se marchó vio que Laínez iba detrás presumiblemente para decirles algo, y que tras perderle de vista un minuto, entró de nuevo. Cuando estaba a mitad de la barra, le advirtió de que el investigado llegaba por detrás y vio cómo le propinaba un golpe seco en la cabeza, el hombre se desplomaba tras andar unos pasos y dar un pequeño giro y, aunque ya no se movió, Lanza continuó dándole golpes en la cabeza y la cara y, por último, una fuerte patada.

Estas acciones son compatibles con los resultados de la autopsia, tal y como recordó este jueves el abogado de la familia del fallecido, Juan Carlos Macarrón. El letrado, junto con el resto de partes personadas en la causa, estará este viernes presente en la declaración del testigo y amigo del encausado, Pablo M. G., de 23 años. En un principio intentó que declarara como imputado, pero la juez instructora apreció que no había indicios de que participara de algún modo en los hechos, ni que hablara con la víctima, o que incitara al presunto agresor a que llevara a cabo su conducta, o que ni siquiera pudiera evitar el ataque.

Pablo M. G. sí que vio a la víctima en el suelo convulsionando y sangrando por nariz, oídos y boca y abandonó el local sin ofrecerle asistencia, como recordó el abogado. También que es el único que dijo que Laínez llevaba una navaja, que nadie más vio ni se encontró en el lugar de lo hechos por los agentes que llegaron instantes después de producirse la agresión.

Tampoco se encontró en el lugar ese supuesto objeto romo y duro con el que se produjeron las lesiones apreciadas por los médicos en el cuerpo de la víctima. Los forenses detectaron en las manos del detenido dos lesiones erosivas lineales paralelas entre sí y transversales al eje de la mano, localizadas en la zona de los nudillos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión