La Fiscalía mantiene la petición de cárcel para un ginecólogo

Una mujer y su bebé murieron durante el parto por la presunta imprudencia del profesional.

Hospital Ernest Lluch de Calatayud.
Hospital Ernest Lluch de Calatayud.
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El juicio contra el ginecólogo del hospital de Calatayud Máximo González por la muerte de una mujer de 31 años y su bebé durante el parto quedó este jueves visto para sentencia. Tanto la acusación particular como la fiscal mantuvieron la imputación de dos homicidios por imprudencia profesional grave y continuaron pidiendo hasta seis años de cárcel y cuatro más de inhabilitación para ejercer su profesión. No obstante, la representante de la Fiscalía calificó alternativamente los hechos de falta de lesiones y solicitó una pena de dos meses de multa a razón de 100 euros diarios, es decir, 6.000 euros. Por su parte, la defensa reclamó la absolución.

La fiscal argumentó que ni los médicos forenses ni los peritos de parte presentaron informes "concluyentes" sobre la actuación del profesional y que a través de ellos no se puede afirmar si actuó bien o mal. Añadió que aunque el médico actuó conforme a la lex artis, sí que aprecia que tuvo una falta de diligencia y del debido cuidado en momentos claves de la intervención.

En el juicio se puso de manifiesto que la mujer ingresó el 23 de abril de 2013 en el hospital Ernest Lluch para provocarle el parto, una vez alcanzado el periodo máximo de gestación recomendable. Sobre las 15.20, la paciente tuvo una rotura espontánea de membranas que provocaron la salida de líquido amniótico. A las 21.00 llamaron al único ginecólogo de guardia del centro y ahora acusado y, tras suministrarle oxitocina, a las 2.45 la derivó al paritorio.

Es a partir de ese momento cuando las acusaciones creen que no actuó correctamente. Por un lado, después de practicar la conocida como maniobra de Kristeller (presionar el abdomen de la madre –fondo del útero– hacia abajo), utilizó el forceps para cambiar de posición al niño. Esto, a juicio de la abogada de la familia, Carmen Cifuentes, causó ya lesiones al niño en la cabeza y a la madre en el útero. Acto seguido, como no logró extraer al niño, el médico insistió en hacerlo por esa vía y recurrió a utilizar la ventosa, algo que, según las acusaciones, fue irregular. Además, en vez de optar por enviar a la madre al quirófano para extirparle el útero, optó por suturarlo. El líquido amniótico fue absorbido por la sangre de la mujer y falleció desangrada.

La abogada del médico, Guillermina Aguirregomezcorta, lamentó las dos muertes, pero recordó que los partos tienen riesgo vital y que su cliente actuó correctamente.

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