Siete años y medio de cárcel por dar una paliza a su novia y tirarla al vacío desde 13 metros

El acusado quiso convencer al tribunal de que la mujer se intentó suicidar arrojándose por la terraza de un piso del barrio zaragozano de La Almozara, pero los magistrados desmontan su versión y lo condenan por tentativa de homicidio..

El acusado se tapó el rostro cuando accedía a la sala de vistas de la Audiencia de Zaragoza.
El acusado se tapó el rostro cuando accedía a la sala de vistas de la Audiencia de Zaragoza.
Daniel Marzo

Sergio Pérez Gregorio (46 años) intentó convencer esta semana a tres magistrados de la Audiencia Provincial de Zaragoza de que su novia, con la que llevaba conviviendo cinco meses en un piso del barrio de La Almozara, intentó quitarse la vida la madrugada del 20 de abril de 2015 arrojándose al vacío desde una altura de 13 metros. Pero al tribunal le han bastado tres días para desmontar su coartada y condenarlo por un delito de tentativa de homicidio a una pena de siete años y medio de prisión. Porque para la Sala, ninguna otra posibilidad existe sino la de que el acusado empujara a su pareja por la ventana siendo consciente de que podía acabar con su vida.

La víctima tenía y sigue teniendo miedo a su agresor, quien pasó tres meses en prisión por estos hechos pero actualmente se encuentra en la calle con una pulsera de seguridad que le impide acercarse a su ex. El día que intentó matarla, la mujer había expresado ese temor a un amigo común de la pareja, rogándole que la acompañara a casa por si el encausado se enfadaba por su tardanza. Pero de poco le sirvió, puesto que nada más cruzar la puerta, el procesado se encaró con ella y tras tirarla al suelo comenzó a propinarle puñetazos y patadas en la cabeza.

Como recuerda la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza en su sentencia, la agresión fue tan violenta que el ruido acabó despertando a varios vecinos. "Hija puta, de dónde vienes", gritó a su novia mientras la zarandeaba y la empujaba repetidas veces contra el suelo y la pared. El amigo de la pareja intentó mediar y tranquilizar a Sergio Pérez, quien al ver que la mujer intentaba huir por las escaleras hacia la planta superior del dúplex salió tras ella.

Como pudo, sorteando golpes y empujones, la agredida logró llegar hasta la puerta que da acceso a la terraza. "Socorro, socorro, déjame, déjame", volvió a gritar. Pero sus lamentos no causaron ningún efecto sobre el procesado, que terminó agarrándola por la cintura y empujándola al vacío. El cuerpo de la víctima impactó contra el tejadillo de la finca colindante, donde más tarde la rescatarían los bomberos. Cuando la exploraron en urgencias comprobaron que presentaba una fractura cervical, traumatismo craneoencefálico, neumotórax y contusión pulmonar, entre otras lesiones.

Como secuelas, además de cicatrices y una cervicalgia dolorosa que le limita los movimientos, la víctima padece estrés postraumático. El miedo a su agresor tampoco ha desaparecido, hasta el punto de que el tribunal celebró el juicio a puerta cerrada y ella declaró tras un biombo. Por ello y aunque la condena todavía no es firme, parece probable que la Fiscalía y la acusación particular, a cargo de Javier Ferreira González, pidan el ingreso en prisión del agresor.

La mujer no recuerda nada

Posiblemente por ese estrés postraumático que le fue diagnosticado, la mujer fue incapaz de explicar al tribunal cómo acabó precipitándose por la barandilla de la terraza. Pero ello no ha impedido a los magistrados llegar a conclusión de que fue el ahora condenado quien la empujó. Primero, porque pese a sus lagunas, la denunciante asegura que ella no se tiró. Ningún motivo tenía, dice la Sala, que recuerda que para saltar tendría que haber trepado un murete en el que no se hallaron ni huellas ni vestigios. El tribunal ha dado también un gran valor al testimonio del único testigo, al que el encausado llegó a decir: "A esta hija de puta ya la he tirado". Además de la pena de prisión, la sentencia impone al condenado diez años de alejamiento y una indemnización de casi 35.000 euros.

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