Compraventa de objetos en el Gancho para reclamar mejoras en el rastro de Zaragoza

La Plataforma Social Rastro ha organizado este sábado 5 de mayo un mercadillo de 10.00 a 14.30 en el CSC Luis Buñuel en el que pueden participar todos los ciudadanos.

Los vendedores sin licencia se 'camuflan' todos los domingos entre los puestos del parquin sur de la Expo que sí la tienen.
El Ayuntamiento planea un rastro con una tasa simbólica para los vendedores ilegales
José Miguel Marco

Cualquier objeto tiene cabida y todos los ciudadanos están invitados a participar en la compraventa. Este sábado 5 de mayo, el CSC Luis Buñuel abrirá sus puertas para recibir a la Plataforma Social Rastro de Zaragoza, que ha querido organizar un mercadillo social y benéfico en el Gancho dentro de su campaña iniciada hace ya año y medio para “reclamar una serie de reformas y mejoras en el rastro actual, en el parquin Sur de la Expo”, cuenta Adolfo Allué, portavoz de la plataforma.

No hace falta una inscripción previa y los puestos estarán abiertos de 10.00 a 14.30 al público. Además, está permitido el trueque, por lo que se podrá intercambiar un objeto por otro sin utilizar dinero en efectivo en la transacción. Como incentivo, durante la jornada se realizará un sorteo cultural entre los asistentes gracias a unas donaciones de libros y discos que la plataforma ha recibido.

Se ha invitado a participar en esta cita a todos aquellos vendedores que se instalan los domingos en la explanada de la Expo careciendo de licencia. “Es un grupo variable, pero todos sus integrantes comparten que presentan un riesgo de exclusión social severo. Su situación en el rastro no es la adecuada y nos gustaría que se establecieran medidas para mejorarla, algo que ya hemos planteado al Ayuntamiento de Zaragoza, a la Junta de Vendedores y a la opinión pública”, precisa Allué.

La plataforma ha realizado concentraciones, charlas, asambleas y comunicados para tratar de conseguirlo. Desde el colectivo cuentan que hay que remontarse a los años 70 para recordar que el rastro “comenzó en los porches del Mercado Central como una iniciativa ciudadana, sin la mediación de las instituciones”. Tras el traslado de los puestos a finales de los años 80 a la plaza de Toros y a La Romareda, empezaron a pagarse cuotas, pero “hubo gente que no podía hacer frente a la cuantía y siguió vendiendo sin tener licencia”, indica el portavoz.

Las conversaciones mantenidas entre la plataforma, la Junta de Vendedores y el Consistorio pasan por adoptar “alguna medida benéfica para integrar a esas personas que están en situación de emergencia social”. La solución todavía no está definida, pero los grupos municipales del PP, PSOE y Ciudadanos ya han solicitado en más de una ocasión que se dé una salida “al conflicto generado en el rastro de La Almozara por la presencia de vendedores ilegales” sin ocasionar “agravios comparativos” con el resto de vendedores.

Desde la Plataforma Social Rastro consideran que todavía “hace falta insistir en la difusión del mercado ambulante para conseguir que vaya más gente”. De este modo, proponen “hacer algún tipo de publicidad”, y valoran en positivo actuaciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento como los pasacalles, representaciones teatrales o de animación que se desarrollaron los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2017. También han propuesto instalar más papeleras “para que la zona no esté llena de plásticos”, dice Allué, todo con el fin “de mejorar la situación actual”.

La plataforma apuesta por convertir el mercado ambulante “en un atractivo turístico, igual que sucede en otras ciudades como París, Budapest o Londres”. Por este motivo, señala que “sería beneficioso buscar otra ubicación más próxima al centro de la ciudad en otro día de la semana”. El colectivo ha colgado en Youtube un video grabado en Huesca con el fin de demostrar que instalar un mercado ambulante en zonas céntricas de las ciudades “reporta beneficios a todo el mundo”.

En la grabación se puede ver a Almudena Cortina, propietaria de una zapatería, que comenta que a la hora de buscar local tuvo presente su proximidad con el mercadillo, porque “el transito es obligado para un porcentaje alto de la población y se crea aglomeración. A nivel de turistas la gente busca movimiento y alegría, por lo que nos beneficia a los comerciantes”, una opinión compartida por los que regentan bares y restaurantes de la zona.

Esther Jiménez, de la Junta de Mercados de Huesca, valora la experiencia como “maravillosa” y aboga por extenderla a otros mercados de Aragón. La concejala de Desarrollo y Comercio del Ayuntamiento de Huesca, Pilar Novales, considera por su parte que el “dinamismo de la venta ambulante los sábados en una ubicación céntrica es un polo de atracción”. Además, asegura que el tiempo ha demostrado a los que plantearon objeciones que “la zona ahora está más activa y aumenta el movimiento económico en los comercios”.

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