Cuando vivir y trabajar en el pueblo es toda una oportunidad

Hace unas semanas llegó a Sabiñán una pareja con cuatro niños que ya se han adaptado a la vida local. La guardería, entre otros servicios, ayuda al asentamiento de vecinos.

El futuro de la guardería. Sonia Langa, con cinco de los seis alumnos de la guardería infantil. Además de otro niño, la profesora y directora del centro confía en que en verano se sumen dos pequeños más.
El futuro de la guardería. Sonia Langa, con cinco de los seis alumnos de la guardería infantil. Además de otro niño, la profesora y directora del centro confía en que en verano se sumen dos pequeños más.
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Desde hace unas semanas, María, su pareja y sus cuatro hijos se van adaptando a la vida habitual en Sabiñán, localidad en el mismo margen del río Jalón. "Es muy diferente a cómo vivíamos antes, por el clima, la gente, el pueblo en sí", explica la joven de 29 años. En su caso, han llegado hasta la localidad por motivos laborales: "Allí estábamos sin trabajo y mi marido, que es mucho de mirar por internet, vio una oferta y nos llamaron ofreciendo unas buenas condiciones, así que nos vinimos por el bien de nuestros hijos".

Los dos más mayores, una niña de 9 y un niño de 7, se han hecho al pueblo sin ningún problema. "La adaptación ha ido muy bien y sobre todo los niños, que se han integrado perfectamente en el colegio, van y vienen con sus amigos haciendo una vida completamente normal", explica la madre. Al mismo tiempo cuida de otra pequeña de 3 años y sujeta el carro en el que descansa una bebé de 5 meses. Mientras su marido trabaja como tractorista entre Sabiñán y el municipio vecino de El Frasno, ella se hace cargo del cuidado de los pequeños y las labores del hogar.

"Yo lo llevo bien, con mis faenas, ir a coger el pan, hacer recados y las cosas de la casa, que no es poco", detalla María con una sonrisa. A fin de cuentas, ella se muestra contenta con su nueva vida en Sabiñán porque "no deja de ser un cambio brusco, pero no ha sido duro". "Para nosotros no hay nada difícil, porque nuestro objetivo es poder estar aquí y prosperar. Entre nosotros nos ayudamos y lo llevamos bien", cuenta. En este proceso han encontrado una buena ayuda: los vecinos. "Tenemos mucho apoyo, la gente es muy cariñosa y acogedora, te pregunta qué tal y no hay nadie que no nos haya dado la bienvenida". Además, al ser familia numerosa cuentan con la atención de la asistenta social.

Es precisamente la existencia de servicios básicos uno de los asideros a los que se agarra la localidad para mantener población. "Contamos con farmacia, centro médico, Guardia Civil, colegio, ludoteca, educación de adultos, asistente de servicio social y eso, si hay trabajo, favorece el asentamiento", explica el alcalde, Ignacio Marcuello. Así, indica que para luchar contra la despoblación necesitan que se mejoren infraestructuras y que se ayude a las empresas que están asentadas en el territorio. En el caso de Sabiñán, varias compañías locales han decidido ampliar instalaciones.

Entre esos servicios básicos está la guardería municipal, que gestiona Sonia Langa desde hace 13 años y que ahora cuenta con seis pequeños en un aula mixta habilitada para niños de entre 1 y 3 años. "Nos adaptamos a los horarios y necesidades de los padres", sostiene Sonia, quien concreta que ahora ofrecen un horario partido, que pasa a ser de jornada continua en verano. En su caso, se desplaza a diario desde Calatayud, algo que es posible por el tren regional. "Está muy bien, porque así me evito nieblas y problemas", concluye.

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